Las mil y una noches

Las mil y una noches Resumen y Análisis Las tres manzanas

Resumen

Cuando un pescador encuentra un cofre grande y pesado, se lo vende al califa Harun al-Rashid. El califa ordena abrir el cofre y, para horror de todos, aparece el cadáver de una mujer cortado en pedazos. El califa exige que su visir, Ja'far, localice al asesino y resuelva el crimen en tres días. Si Ja'far falla, será ejecutado.

Como era previsible, Ja'far falla; no hay ni una pista que lo conduzca al asesino. Sin embargo, justo antes de su ejecución, dos personas, el joven esposo y el anciano padre de la mujer, llegan y se declaran culpables del asesinato. Cada hombre insiste en que él es el asesino, pero solo el joven puede describir correctamente el cofre en el que se encontró a la mujer. Todo parece indicar que el hombre mayor, el padre de la mujer, solo estaba tratando de salvar a su yerno fingiendo culpa.

A través de una serie de relatos, el joven explica las circunstancias del asesinato. Después de enfermarse terriblemente un día, la esposa del joven pidió una manzana extremadamente rara que él no pudo encontrar en ningún mercado. Decidido a ayudarla, viajó dos semanas para llegar a Basora, donde encontró las manzanas correctas en el huerto de un califa. Recolectó tres de ellas y regresó a casa.

Sin embargo, cuando él regresó, su esposa se había enfermado y ya no podía comer. Un día, poco después, el joven vio a un esclavo (el esclavo de Ja'far, aunque el joven no lo sabía) que llevaba una de las manzanas que él le había dado a su mujer y lo enfrentó. Este reveló que la esposa del joven le había regalado la manzana. Indignado por la supuesta infidelidad de su esposa, el joven descubrió que faltaba una manzana y luego mató a su mujer, dando por supuesta la infidelidad. Acto seguido, se deshizo de la evidencia, cortando su cuerpo en pedazos, encerrándolos en un cofre y abandonándolo en el río.

No obstante, el joven, más tarde, se enteró de que había sido su hijo quien había robado la manzana y luego se la dio al esclavo del visir. En este punto, queda claro que el esclavo había mentido simplemente para causar travesuras.

Después de contar su desafortunada historia, el joven solicita que el califa lo ejecute por su crimen, pero este se muestra compasivo y decide no ejecutarlo. Por otro lado, envía a Ja'far a buscar al esclavo travieso, nuevamente amenazándolo con ejecutarlo si no lo hace.

Una vez más, el visir falla. Antes de partir para su ejecución, abraza a su hija menor y encuentra una de las manzanas en su bolsillo. Ella admite que la recibió de uno de sus esclavos, y Ja'far se da cuenta de que el culpable es uno de sus propios esclavos. De ese modo evita la muerte y le ruega al califa que también perdone a su esclavo. A cambio, promete contarle al califa una historia llamada "Historia de Núr al-Dín Alí y su hijo Badr al-Dín Hasan".

Análisis

Este relato puede ser considerado como uno de los pioneros en relación con ese subgénero literario llamado "policial", es decir, el que plantea una historia en la que hay un misterio en torno a un asesinato, tan popular hoy en día. Comienza con el descubrimiento de un cuerpo, luego presenta a un par de sospechosos y continúa a lo largo de una serie de giros inesperados hasta que se revela el verdadero culpable. Sin embargo, la diferencia entre este relato y una novela policial característica es que nuestro personaje detective (Ja'far, el visir) en realidad no logra resolver ningún crimen; simplemente encuentra la respuesta cuando descubre la manzana en el bolsillo de su hija. Dicho de otro modo, no es su inteligencia o astucia la que resuelve el misterio, sino una circunstancia accidental.

La historia despliega una generosa serie de giros de trama, un recurso que hoy en día representa una de las estrategias narrativas más utilizadas para mantener a los lectores comprometidos, interesados ​​y alertas. Cada vez que Ja'far está a punto de ser ejecutado, una gran revelación cambia el curso de la historia. Primero, los dos hombres aparecen y asumen la culpa. Entonces, Ja'far presume que su propio esclavo es el culpable y, luego, cuando descubre que su hija posee la manzana, lo confirma. Los giros de trama son componentes esenciales de cualquier historia que tenga elementos de ficción detectivesca, y de la mayoría de las historias exitosas en general. Una de las grandes virtudes de Las mil y una noches es que emplea una generosa cantidad de recursos narrativos. Eso implica que los estándares de una buena narrativa (a menudo citados en la Poética de Aristóteles) se desarrollaron antes de que cualquier crítica los estableciera.

Ahora bien, aunque la historia se centra principalmente en el joven y su descripción de los acontecimientos, el califa es un personaje interesante por su compleja psicológica. En principio, podemos decir que tiene actitudes un poco contradictorias: por un lado, está dispuesto a perdonar al joven a pesar de que mató a su esposa, pero, por el otro, amenaza dos veces a su visir con la ejecución por no completar tareas casi imposibles. En relación con esto, el relato refuerza la idea de que la figura del califa, durante la Edad de Oro islámica, tenía la última palabra en todo; nadie cuestiona sus decisiones ni una sola vez, aunque parezcan marcadamente contradictorias.

Asimismo, la figura del califa se usa en varias de las historias de Las mil y una noches, tanto por ser un personaje que condensa mucho poder como por su complejidad y los diferentes niveles de narración que permite. "Las tres manzanas" es una de las historias más complejas en este sentido. En principio, podemos establecer que este relato funciona en un primer nivel de narración, es decir, que se lo narra directamente Shehrezad a su esposo. Sin embargo, hacia el final del relato, Ja'far propone contar otra historia, "Cuento de Núr al-Dín Alí y su hijo Badr al-Dín Hasan", que abre una nueva dimensión narrativa, una narración en un segundo nivel, quedando establecido el relato "Las tres manzanas" como nueva historia-marco. Paradójicamente, Ja'far cuenta esta historia para salvar a su esclavo, al igual que Shehrezad le cuenta sus historias a su esposo para salvar su propia vida (y la de otras mujeres). Así las cosas, tenemos la historia-marco principal (la de Shehrezad contándole historias al rey para no morir) y una historia enmarcada ("Las tres manzanas") que, a su vez, se vuelve historia-marco del relato "Cuento de Núr al-Dín Alí y su hijo Badr al-Dín Hasan". Es por este tipo de recursos literarios que Las mil y una noches se ha vuelto uno de los clásicos más importantes de la literatura universal.

Por otro lado, la historia de "Las tres manzanas" contiene una serie de pequeñas historias dentro de ella, las contadas por el joven. Él narra la historia de su vida y gana con éxito un indulto por la forma en que la cuenta. De esta forma, Shehrezad construye un cierto paralelismo con su propia situación, en el que se espera que sus historias convenzan, mejoren su situación y salven vidas. Esta exploración de diferentes niveles de narración aparecerá de distintas maneras a lo largo de Las mil y una noches. Incluso, en algunas versiones, Ja'far le cuenta al califa no una, sino varias historias más. Entre esas historias de segundo nivel, la narración vuelve a la historia de primer nivel ambientada en la corte del califa, cuando decide perdonar a Ja'far y a su esclavo. En muchos sentidos, esto puede asociarse a Shehrezad pidiéndole sutilmente a su esposo que muestre misericordia. Por otro lado, es importante destacar que en Las mil y una noches no existe un solo relato que tenga como único objetivo entretener a sus oyentes o lectores; por el contrario, se puede advertir en cada historia una intención mucho más profunda y trascendente, que tiene que ver con la capacidad de extraer reflexiones significativas de esas historias, tan significativas que pueden salvar vidas.

Finalmente, esta historia hace eco de los sentimientos bastante antipáticos hacia las mujeres que también están presentes en muchos otros relatos. Si bien el asesinato de la mujer inicialmente justifica la ejecución del culpable, el califa se olvida rápidamente de su muerte simplemente porque el esposo admite su error. Además, el hecho de que incluso el padre de la mujer estuviera dispuesto a asumir la culpa por el bien de su yerno sugiere la extensión del patriarcado en este momento. Esto resulta particularmente escalofriante si consideramos la brutalidad con la que el joven mató a su esposa. De todas formas, es evidente que en aquella época se esperaba que las mujeres se ajustaran a un conjunto bastante severo de expectativas. Sin ir más lejos, la propia Shehrezad es víctima de esta lógica patriarcal, teniendo que lidiar con una amenaza de muerte diaria solo porque su esposo, el rey, tiene un temor absolutamente infundado de que ella le sea infiel.