Resumen
Rosaura entra a la escena siguiendo a Estrella y confiesa temer encontrarse con Astolfo. Segismundo queda inmediatamente enamorado de la belleza de Rosaura; su cara le suena conocida, pero no la reconoce del todo. Rosaura solo dice que es una de las damas de compañía de Estrella, y Clotaldo vuelve a entrar en la habitación.
Segismundo le cuenta a Rosaura que tiró al criado por el balcón y está dispuesto a demostrarle lo monstruoso que es en realidad, y le ordena a Clarín salir de la habitación. Rosaura se asusta y está convencida de que va a morir, pero Clotaldo acude en su ayuda. Segismundo intenta sacar su daga, pero Clotaldo le sujeta la mano. Aunque el príncipe le ordena que lo suelte, su carcelero se niega a hacerlo y comienzan a luchar. Rosaura grita pidiendo ayuda y sale corriendo de la habitación. Astolfo se precipita, acudiendo en ayuda de Clotaldo. Mientras Astolfo y Segismundo sacan sus espadas, Basilio entra en la habitación con Estrella. Segismundo amenaza con matar también a Astolfo y le dice a Basilio que se vengará de todos los maltratos recibidos durante su crianza. Luego de esta amenaza, se va.
Basilio y Clotaldo salen, pero Estrella y Astolfo se quedan. Astolfo afirma que no le sorprende que Segismundo se haya comportado de forma tan deplorable, porque los astros así lo habían predicho. En ese momento, Rosaura se cuela en la habitación sin que nadie se dé cuenta. Estrella se fija en ella, la llama Astrea y le dice que, en el poco tiempo que la conoce, llegó a confiar en ella. Por esto, le cuenta todos sus problemas con su primo Astolfo. El hombre dice que quiere casarse, pero al mismo tiempo lleva el retrato de otra mujer en un colgante en el cuello.
Estrella se marcha. Rosaura, angustiada, llora por sus desdichas. No sabe qué hacer, porque aunque Clotaldo le aconsejó que no revelara su verdadera identidad, ella no puede esconderse de Astolfo para siempre. En ese momento, Astolfo regresa con el retrato y se sorprende al encontrarla allí. A pesar de que ella dice que es Astrea, Astolfo sabe que es un engaño y afirma que la quiere como Rosaura.
La mujer le responde que no sabe de qué está hablando; Estrella le ordenó que la esperara y que Astolfo le entregara un retrato. En ese momento entra Estrella, que pregunta por los motivos de la discusión y le ordena a Astolfo que le dé el retrato, arrebatándoselo de la mano. Lo mira y reconoce que se parece a Rosaura. El hombre se pregunta cómo podrá salir de una situación tan terrible.
Mientras tanto, en la torre de Segismundo, el príncipe está dormido y vestido con pieles de animales y con las piernas encadenadas, como al principio de la obra.
Entran Clotaldo, Clarín y dos criados. Clotaldo ordena apresar y encerrar a Clarín, porque el bufón conoce los secretos de Segismundo. Entra Basilio para ver a su hijo en ese miserable estado. Segismundo, entre sueños, comienza a hablar, y Clotaldo y Basilio se acercan para escuchar. El rey se retira rápidamente para que su hijo no lo reconozca. Ya despierto, Segismundo afirma haber soñado las cosas más extrañas. Clotaldo le reprocha haber dormido todo el día, y le pregunta qué soñó. El hombre le responde que sus sueños fueron palpables y ciertos; en ellos él era el príncipe de Polonia. Durante este tiempo, intentó matar a Clotaldo dos veces, se vengó de su padre por haberlo encarcelado y conoció hermosas mujeres. Clotaldo sale pero, antes de hacerlo, le dice a Segismundo que debería haber honrado al rey, porque ni siquiera en los sueños hay que desperdiciar la oportunidad de hacer el bien.
Segismundo sabe que Clotaldo tiene razón, ya que vivir es, de alguna manera, un sueño.
Análisis
Al final de este segundo acto, se desarrolla en La vida es sueño uno de los temas fundamentales de la obra: los límites que tiene la percepción humana para definir la experiencia de lo real. Cuando Segismundo es devuelto a la prisión y despierta, se ve confundido: “porque si ha sido soñado/ lo que vi palpable y cierto,/ lo que veo será incierto” (p.76). Todo parece oscilar entre dormir y soñar, apariencia y realidad. Esto es crucial para la lectura que Segismundo hace de su existencia: el mundo puede presentarse de forma engañosa para la consciencia humana.
En este punto, evitar ser atrapado y seducido por las falsa realidad depende en parte del ingenio y la sensatez que el ser humano pueda tener. Esto representa un punto de inflexión en el personaje de Segismundo: al entender que la vida es sueño, acepta también que no importa si se encuentra uno despierto o soñando: en ambos casos, el ser humano es dueño de la libertad de sus actos, es decir, es capaz de actuar bien, sin importar si se sueña o si se vive realmente. Esta enseñanza es también transmitida por Clotaldo: “aun en sueños/ no se pierde el hacer bien” (p.77), le advierte a Segismundo. La verdadera realización de la libertad coincide con la potencia del ser humano para actuar bien. En consecuencia, el hombre verdaderamente libre no es el tirano que da rienda suelta a sus pasiones como un ser salvaje, sino aquel que es capaz de luchar contra lo que el destino quiere para él.
Al mismo tiempo, este punto de partida es en buena medida una contradicción: Segismundo está seguro de que sus percepciones pueden engañarlo. Así, la obra desarrolla una forma particular de enfrentarse a la tensión entre conocimiento y realidad: la única forma de aprender es interviniendo en la existencia real.
En este sentido, el significado de la frase “la vida es sueño” tiene dos formas de ser entendida. Por una parte, la concepción de la vida como sueño plantea que el ser humano vive sumido en una confusión en la que es imposible distinguir entre apariencia y realidad. La trayectoria de Segismundo respalda esta lectura: vive primero en una cárcel, en un mundo oscuro, sin saber nada sobre su verdadera identidad. Sin embargo, sus mismos errores lo devuelven a la cueva. De alguna manera, Segismundo regresa al mundo oscuro del desconocimiento por sus crueles excesos. En este punto, la obra subraya que la vanidad y la soberbia del ser humano lo conducen únicamente a la miseria.
La segunda lectura se vincula con el tópico literario theatrum mundi. Esta idea universal fue especialmente trascendente durante el Siglo de Oro español. Este tópico concibe la sociedad como una obra teatral ya escrita previamente, cuya realidad es entendida como un escenario teatral. Según esta mirada del mundo, el ser humano es un actor que se oculta bajo la interpretación de un papel que debe adoptar en función de la situación específica.
En el ámbito social, según este tópico, la persona tiene valor únicamente en relación con el papel que desempeña. En La vida es sueño, ya de regreso en la prisión, Segismundo dice, entredormido:
salga a la anchurosa plaza
del gran teatro del mundo
este valor sin segundo:
porque mi venganza cuadre,
vean triunfar de su padre
al príncipe Segismundo.
(pp.74-75)
En esta frase, el príncipe cautivo habla en sueños del teatro del mundo, que para él es, en verdad, el amplio mundo de su realidad. En este sentido, para volver a su posición jerárquica, debe demostrar su fiereza y castigar a quienes lo han castigado. Es fundamental que Segismundo lleve adelante el papel de príncipe para así poder ser uno. De alguna manera, si se comporta como un monarca, será finalmente concebido y respetado como su padre.
Además, el tópico de theatrum mundi cobra otro sentido si es leído en relación con las intenciones de Basilio. Para impedir la tragedia que los astros predijeron, el rey inventa una farsa para probar si su hijo, Segismundo, es finalmente su asesino. En este sentido, Basilio monta una representación teatral en el palacio, donde observará la interacción entre Segismundo y la gente que allí habita. Así, el rey espera que Segismundo aprenda de su experiencia a reprimir sus impulsos y actuar como una persona civilizada que trata a todos con respeto. Para guiarlo en sus actos, Astolfo y Clotaldo no dudan en reprenderlo cuando se comporta irrespetuosamente: para ver si Segismundo es un príncipe a la altura de las circunstancias, debe actuar tal como lo hace la nobleza.
En paralelo con las acciones que tienen a Segismundo como personaje principal, este acto desarrolla la peripecia de Rosaura. Desde el principio de la obra el lector intuye que Rosaura es una mujer que transgrede los estereotipos característicos del siglo XVII. Se sale del prototipo de doncella; se siente incómoda con su situación y no duda en transitar por diferentes oficios. En este acto tiene un nuevo nombre, Astrea, y es la dama de compañía de Estrella.
Desde el primer acto, los lectores sabemos que La vida es sueño cuenta con dos protagonistas con objetivos diferentes. Por una parte, Rosaura protagoniza una trama amorosa, con algunos elementos de comedia, en la que su principal motivación consiste en tratar de recuperar su honor perdido, mientras que la historia de Segismundo tiene un carácter político y existencial, exhibiendo las tensiones entre el libre albedrío y el destino.
Estos dos personajes tienen distintas formas de llevar adelante su vida. La mujer es decidida y resuelta, ya que no duda en interpretar diferentes papeles para lograr el objetivo de vengarse de su ofensor. Frente a las circunstancias adversas, Rosaura planea estrategias distintas. Así, deja en claro la importancia que tiene este propósito para ella; no desiste de su plan, sino que piensa nuevas formas para llevarlo a cabo. Por otra parte, Segismundo se deja gobernar por sus instintos y pasiones hasta el punto de tirar por la ventana a un posible rival. Estos actos salvajes obligan a Basilio a volver a encerrarlo en la prisión.
A pesar de estas diferencias de carácter, Rosaura y Segismundo también comparten rasgos comunes: los dos fueron abandonados por sus padres al nacer y desconocen su verdadero origen. En esta jornada, las semejanzas entre ellos sugieren el nacimiento de una relación amorosa. Si bien esto dura poco, las impresiones que la mujer genera en Segismundo perduran aun después del sueño. “Sólo a una mujer amaba…/ que fue verdad, creo yo” (p.77), afirma. En este sentido, la existencia de sentimientos hacia Rosaura constituye un indicio de realidad para Segismundo: en un mundo en el que todo es cuestionable según la percepción, el amor por Rosaura se consolida como una verdad. De alguna manera, es posible pensar que así como, en el primer acto, la mujer y Clarín le mostraron la posibilidad de una vida fuera de la cueva, en este acto Rosaura le ofrece el acceso a una forma de la verdad: el amor.
Sin embargo, los lectores sabemos que este romance no será posible, ya que Astolfo continúa enamorado de Rosaura. En esta jornada, se revela que, a pesar de haber agraviado a la mujer, el hombre mantiene viva la memoria de Rosaura al conservar su retrato guardado en el pecho. Además, se sugiere que el amor que le confiesa a Estrella es en realidad una farsa para casarse y así asegurarse el trono.
Este engaño confirma a Astolfo como un personaje capaz de actos malvados: ofendió a Rosaura y engañó a Estrella para poder detentar el poder en Polonia. Si bien estas características ponen de relieve una faceta cruel y calculadora, el personaje posee también actitudes dignas. Un ejemplo claro es cuando no duda en decirle a Segismundo que no insista en pelear con él: “Vuelva a la vaina tan lucida espada” (p. 61). Así, se muestra razonable al intentar evitar la lucha. Asimismo, al cuidar a Segismundo también cuida su vínculo con Basilio. Aun cuando enfrentarse con el príncipe podía implicar su triunfo y su posterior coronación, prioriza el vínculo de lealtad con su rey y alienta a Segismundo a desarmarse.