La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, es una de las obras de teatro fundamentales de la literatura española. Publicada por primera vez en 1636, es un texto escrito en verso que entrelaza un complejo drama familiar con una historia de honor y venganza. Está compuesta por tres actos titulados “Jornadas”. Cada una de las jornadas se corresponde con la estructura de la obra. En la primera jornada se nos presenta a los personajes y a la situación que les rodea; en la segunda, se nos cuenta el nudo: Segismundo sale de su torre, se comporta como una fiera y finalmente retorna a su celda. En la tercera y última jornada se nos representa el desenlace: cómo el pueblo libera a Segismundo y cómo el protagonista perdona a su padre.
La obra es leída como una de las manifestaciones más claras del barroco español. Este movimiento se caracteriza por priorizar la exageración y por la tensión entre los opuestos y los contrastes como formas de creación artística. En coincidencia con una época política y socialmente turbulenta para la sociedad europea, algunos de los temas más recurrentes del arte barroco se vinculan con el desengaño que ofrecen los sentidos, la fugacidad de la vida y la decadencia de la vejez. Esta búsqueda se ve en La vida es sueño, en la que los personajes protagónicos se ven enfrentados por una dualidad de sentimientos e impulsos que suelen ser contradictorios. Detrás de esta tendencia se encuentra la visión barroca del mundo como conflicto.
Especialmente, la obra pone en escena el enfrentamiento existente entre los movimientos políticos y religiosos de la época. El luteranismo, una de las doctrinas más reconocidas del siglo XVII, plantea que las acciones del ser humano se encuentran determinadas por la voluntad de Dios. Esta creencia religiosa se opone a lo sostenido por el catolicismo y la Iglesia, que reivindica la capacidad de decisión libre que tiene el ser humano. Esta disputa atraviesa la obra de manera explícita, ya que Segismundo será la prueba viviente de la tensión entre la fuerza del destino para determinar la vida humana y sus propias acciones para transformarla. En este sentido, La vida es sueño refleja el conflictivo y contradictorio mundo espiritual del ser humano de la Europa barroca.