La pérdida de identidad
La metamorfosis comienza cuando Gregorio Samsa se despierta convertido en un monstruoso insecto. En un principio, le cuesta aceptar su nueva condición de bicho, pero conforme avanza la historia, la va asimilando. Esta asimilación progresiva representa, al mismo tiempo, un desprendimiento también gradual de su identidad anterior, es decir, de su condición humana. En parte, esta pérdida de identidad radica en su nueva y traumática apariencia, pero también hay una parte que está directamente relacionada con la actitud del resto de los personajes hacia él. Su propia familia, por ejemplo, siente vergüenza y repulsión de él hasta el punto de marginarlo por completo.
Podemos decir que el relato de Kafka aborda el tema de la identidad a partir del fenómeno de su pérdida. Gregorio Samsa pierde su apariencia de hombre apenas comienza la historia, pero no es hasta que el resto de los personajes comienza a ignorarlo o a rechazarlo que acaba perdiendo por completo su identidad humana. Con respecto a esto, podemos afirmar que la pérdida de identidad conlleva la pérdida absoluta del sentido de la vida para Gregorio. El hecho de que ni su familia ni el resto de la sociedad lo reconozca hace que se deje caer en un abandono mortal.
Es importante remarcar que la identidad de Gregorio antes de convertirse en escarabajo estaba constituida, más que por su apariencia humana, por su capacidad de mantener económicamente a su familia. Trabajaba como viajante de comercio y llevaba adelante su labor con absoluta responsabilidad. Era, de alguna forma, lo que la sociedad esperaba de él. Pero al convertirse en ese bicho repugnante, ha perdido la capacidad de trabajar y esto acaba siendo el motivo determinante para que tanto sus padres como su hermana lo rechacen, no solo como miembro de la familia, sino también como persona. En ese sentido, La metamorfosis problematiza la cuestión de la identidad y la relaciona con la capacidad productiva de una persona en términos económicos. Perder la capacidad de generar dinero deshumaniza más que el hecho de convertirse en escarabajo.
El autoritarismo
El tema del autoritarismo está muy presente en la novela y lo podemos ver reflejado, sobre todo, en el personaje del principal. Debido a su nueva e inesperada forma de bicho, Gregorio no puede levantarse de la cama y cumplir con sus obligaciones laborales. Más allá de que solo lleva un par de horas de retraso y es la primera vez que le sucede desde que trabaja en el almacén, el principal va en persona a la casa de los Samsa a averiguar qué ha sucedido y, ante la demora en la respuesta de Gregorio, no tarda en reprocharle que "falta a su obligación en el almacén de una forma verdaderamente inaudita (p.25)".
La metamorfosis es, de alguna manera, una crítica al mundo moderno en el que los trabajadores, como Gregorio, son valorados solo en función de su capacidad de producir. La forma en que el principal le reprocha a Gregorio su falta de responsabilidad y lo amenaza con denunciarlo con el jefe, muestra su falta de interés hacia cualquier otra cosa que no tenga que ver con los intereses del almacén para el que ambos trabajan. Esta concepción tan utilitarista de las personas que fomenta el sistema capitalista acaba deshumanizándolas, como le sucede a Gregorio Samsa en esta obra.
También podemos ver el tema del autoritarismo en el señor Samsa. Dicho por el propio Kafka, el padre de Gregorio tiene muchas similitudes con el suyo. El autor de La metamorfosis tuvo una relación muy problemática con su padre debido, justamente, a su autoritarismo. La forma en que el señor Samsa reacciona frente a la transformación de su hijo es, por le general, violenta y empeora a medida que Gregorio se convierte en un miembro improductivo para la economía familiar. Al mismo tiempo, la manzana que le arroja su padre para obligarlo a regresar a su habitación es la que hiere a Gregorio hasta el punto de reducirle considerablemente su movilidad. El autoritarismo, que por lo general utiliza la violencia como forma de comunicación, aparece explícito en la figura del señor Samsa.
La soledad
Está claro que Gregorio debe afrontar su nueva condición de bicho en soledad. Si bien en un principio Grete se encarga de dejarle comida y arreglar un poco la habitación, todos en la familia intentan evitar un contacto directo con él. Incluso pasan tanto tiempo sin interactuar con Gregorio que dejan de reconocer cualquier tipo de humanidad en él, y concuerdan en que el bicho debe desaparecer de sus vidas. Al escuchar esto, Gregorio se sumerge en una profunda depresión que acaba matándolo.
El tema de la soledad está presente no solo en la aislamiento de Gregorio, sino también en la actitud de la familia al abandonarlo. Dicho de otra forma: lo que verdaderamente hace sentir solo a Gregorio, más que su nuevo aspecto, es la indiferencia de sus padres y de su hermana. Conforme pasan los días, su familia lo ignora, lo rechaza y, cada vez más, lo priva de su identidad humana. El sentimiento de soledad en Gregorio está desde la primera página pero, al mismo tiempo, se profundiza cada vez más con la actitud de los miembros de su familia, hasta que finalmente acaba matándolo.
La soledad aparece en esta obra como un sentimiento inevitable frente a la alienación que propone el mundo moderno. En un sistema en el que las personas son consideradas solo como fuerzas productivas, la pérdida de esa capacidad (en el caso de Gregorio, la imposibilidad de trabajar debido a su nueva fisonomía) hace que la sociedad rechace y aísle a esas personas.
El egoísmo
Hasta su metamorfosis, Gregorio se ha dedicado a trabajar para pagar las deudas de su familia. Luego, a partir del momento en que se convierte en bicho, lo que más le preocupa es que no podrá seguir haciéndolo. En ese sentido, podemos decir que Gregorio tiene una actitud solidaria y generosa hacia su familia. Paradójicamente, en el momento más difícil de Gregorio, tanto sus padres como su hermana adoptan una actitud de indiferencia, incluso, por momentos, de desprecio hacia él. Esta reacción de la familia hacia la nueva situación de Gregorio refleja una postura extremadamente egoísta.
Por un lado, más allá de que Grete, al principio, se preocupa de que Gregorio tenga lo mínimo e indispensable para subsistir, con el correr de las semanas desarrolla un fuerte resentimiento hacia él, ya que esta transformación que ha sufrido su hermano ha alterado la dinámica familiar de una manera negativa. Lo mismo les sucede al señor y la señora Samsa, que deben ponerse a trabajar para afrontar los elevados costos de la casa. Nadie piensa en cómo está Gregorio ni en cuáles son sus necesidades. Cada miembro de la familia piensa en cuánto le ha afectado personalmente el hecho de que Gregorio haya dejado de ir a trabajar y ya no pueda aportar dinero a la casa.
Por otro lado, debido a la mala situación económica de la familia, el señor Samsa debe echar mano a unos ahorros. Gregorio, por su parte, desconocía la existencia de ese dinero. Aquí también podemos percibir un claro gesto de egoísmo por parte del señor Samsa, ya que mantuvo en secreto estos ahorros, provocando que Gregorio tuviera que invertir todo su salario en la economía familiar para pagar las deudas que su propio padre había contraído.
La familia
El concepto de familia supone un espacio de afecto, de unidad y contención. En el caso de los Samsa parece ser exactamente lo opuesto, al menos para Gregorio. Su metamorfosis, lejos de despertar una actitud solidaria por parte de los padres y la hermana, genera primero indiferencia y luego, rechazo. Gregorio ha perdido la capacidad de llevar dinero a la casa y eso, a su vez, le ha hecho perder su identidad humana. No es, entonces, el amor lo que los une, sino la competencia que cada miembro de la familia tenga para contribuir con la economía familiar.
A partir de los Samsa y de la situación particular de Gregorio, Kafka realiza una crítica al sistema capitalista, que ha infectado con sus prioridades materialistas el seno de las familias. En este contexto, las relaciones familiares están determinadas por la conveniencia. Gregorio es un bicho para su familia, una criatura ajena al sistema familiar, ya que no produce nada y, encima, tiene una apariencia vergonzosa. Está claro que la imagen de familia que tienen los Samsa de sí mismos está relacionada también con la posición social que ocupan. La metamorfosis de Gregorio amenaza esa posición de varias maneras y, por eso, para conservar la idea de familia que tanto los padres como Grete tienen, deben deshacerse de "semejante cosa" (p.70), como la hermana nombra a Gregorio hacia el final del relato.
La alienación
La alienación es un tema que, en principio, vemos reflejado en la metamorfosis de Gregorio, pero que también está presente en el resto de la familia Samsa. En el caso de Gregorio, está tan preocupado por no poder cumplir con sus obligaciones en el trabajo y por el hecho de no poder ayudar económicamente a su familia, que parece minimizar -incluso, por momentos, pasar por alto- el hecho de que se ha convertido en un bicho espantoso. La naturalidad con la que asume su metamorfosis habla de un sujeto tan alienado por las exigencias sociales que no es capaz de darse cuenta de lo absurdo o sobrenatural de su transformación.
En el caso del resto de la familia Samsa, más allá de que reaccionan con espanto frente a la nueva fisonomía de Gregorio, todos alcanzan su punto máximo de alienación cuando se ven agobiados por las nuevas obligaciones que debieron asumir para suplir la ausencia del dinero que aportaba Gregorio a la economía familiar. "¡Este es el sosiego de mis últimos años!" (p.58), dice a propósito de esto el padre, antes de dejarse llevar por la señora Samsa y Grete al cuarto. Esta alienación es la que los lleva a tomar la decisión de deshacerse de Gregorio.
Al mismo tiempo, a través de sus personajes, Kafka busca reflejar la alienación que el sistema capitalista genera en los individuos. El materialismo, el consumo irreflexivo y la concepción utilitarista de las personas son factores que acaban alienando a toda la sociedad. Gregorio pierde su identidad humana cuando el resto de la familia lo abandona por haberse vuelto improductivo. Esta forma de bicho espantoso que ha adquirido puede entenderse como la metáfora que refleja esa alienación.
La culpa
Desde el momento en que se da cuenta de que en ese estado de bicho no podrá ir a trabajar, Gregorio experimenta un fuerte sentimiento de culpa. Él se había hecho cargo de mantener a la familia y ahora, que no podrá hacerlo más, se siente responsable de todas las necesidades que pasarán los suyos. Cabe destacar que este sentimiento de culpa es alimentado por la reacción de sus padres y de Grete, que hablan de lo mal que están sin preocuparse de que Gregorio los esté escuchando. Gregorio, por su parte, continúa preocupándose por ellos desde la oscuridad de la habitación en donde está recluido.
La depresión en la que cae Gregorio hacia el final del relato, y que deriva en su muerte, tiene un fuerte componente de culpa, ya que ocurre inmediatamente después de que su hermana y su padre coinciden en que deben deshacerse de él porque su presencia está impidiendo que la familia tenga una vida normal. Antes de que alguno de ellos haga algo al respecto, Gregorio simplemente se deja morir, como si la culpa de haberle hecho la vida miserable a su familia le hubiera quitado todas las ganas de vivir.