La dama del perrito

La dama del perrito Elementos Literarios

Genero

Cuento.

Configuración y Contexto

La historia transcurre a finales del siglo XIX en Rusia, entre el puerto de Yalta y la ciudad de Moscú.

Narrador y Punto de Vista

Se trata de un narrador omnisciente en tercera persona, que hace foco en los pensamientos del protagonista a partir del recurso del discurso indirecto libre.

Tono y Estado de Ánimo

El narrador describe los hechos con un tono distante y objetivo, reflejando ocasionalmente la emotividad de Gúrov a partir del recurso del discurso indirecto libre. La historia cobra paulatinamente un matiz melodramático, a medida en que se profundiza y complica la historia de amor de los personajes.

Protagonista y Antagonista

El protagonista de la historia es Gúrov. Anna también puede considerarse como tal, aunque en menor medida. Como principales antagonistas tenemos a sus cónyuges, pero también a la sociedad en su conjunto.

Conflicto Principal

Gúrov, un hombre cínico, misógino y completamente escéptico respecto a la posibilidad de experimentar un amor pleno, se encuentra ante la situación de enamorarse de Anna cuando ambos están casados con otras personas y viven en ciudades distintas. El conflicto se desarrolla tanto en su interioridad, como una lucha contra sus propias estructuras sentimentales, como contra la sociedad y su propio matrimonio.

Climax

El clímax se produce cuando Gúrov y Anna reconocen la prioridad de sus sentimientos recíprocos y asumen la tarea de llevar su amor a las últimas consecuencias.

Presagio

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Atenuación

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Alusiones

'La geisha', la comedia musical a la que asiste Gúrov en la ciudad de Anna, es un musical real, creado en 1896, con Sidney Jones como encargado de la banda sonora y Owen Hall del libreto. Chéjov asistió a su estreno en su estadía en Yalta, en 1899.

Cabe mencionar que, en la mayor parte de Occidente, suele pensarse que las geishas ejercen la prostitución en Japón. Sin embargo, ello no es del todo cierto, y se ha construido cierto hermetismo respecto a su rol social tradicional. En todo caso, la alusión es sugerente teniendo en mente dicha suposición: en este cuento, Anna siente que su imagen social de mujer se encuentra en peligro a causa de su adulterio. La imagen de la geisha o la prostituta se ajusta fácilmente a la idea que la sociedad se podría hacer de ella en caso de que su relación con Gúrov saliera a la luz. Para más información sobre este tópico, ver el tema “Las mujeres”.

Imágenes

Ver sección “Imágenes”.

Paradoja

Gúrov se lamenta de que lo más verdadero de su vida, su relación con Anna, permanezca oculto y sea su mayor mentira ante el mundo, mientras que la parte de su vida que todos conocen, su matrimonio y la vida social moscovita, sea en realidad una farsa. El hecho de que su mentira sea lo más honesto de su vida y viceversa constituye una paradoja.

Paralelismo

Uno de los motivos que llevan a Gúrov y Anna a sentirse recíprocamente comprendidos e identificados es el hecho de que existe un claro paralelismo en sus vidas, sus dificultades conyugales y la resignación que sienten respecto a la imposibilidad de tener una vida feliz y plena.

Metonimia y Sinecdoque

Cuando Gúrov se dirige al teatro con el deseo de reencontrarse con Anna, la termina interceptando en medio del tumulto de espectadores: “Perdida en esa multitud provinciana, aquella menuda mujer, que nada tenía de particular, con unos vulgares impertinentes en la mano, llenaba ahora toda su vida” (25-26). Este modo de referir a los espectadores posee una sinécdoque del todo por la parte, porque no es la multitud la ‘provinciana’, sino las personas que la componen.

Personificación

En el “Capítulo I”, el paisaje marino de Yalta se describe a través de la mirada de Gúrov mediante una personificación rica en imágenes sensoriales, que tiene como objetivo realzar el carácter trascendente del momento que atraviesa nuestro protagonista: “El ruido sordo y monótono del mar, que llegaba desde abajo, hablaba de sosiego, del sueño eterno que nos espera. Así era su rumor cuando ni Yalta ni Oreanda existían, así era ahora y así seguirá siendo, sordo y monótono, cuando nada quede de nosotros” (16).