La justicia
La justicia es uno de los temas principales de la obra, puesto que los aldeanos se alzan y matan al Comendador para hacer justicia por los abusos que él ha cometido.
La llegada del Comendador a Fuenteovejuna rompe la armonía social que imperaba en el pueblo. Los villanos se sublevan porque pretenden restablecer la armonía perdida y recuperar el honor que el tirano les ha arrebatado con el ejercicio abusivo de su poder. Además de hacer justicia por mano propia, los aldeanos apelan a otros dos tipos de justicia: la de Dios y la de los reyes. Cuando discuten en la asamblea del pueblo sobre la acción que deben llevar a cabo contra el tirano, Juan Rojo propone pedir justicia a los Reyes Católicos (vv 1680-681), pues la autoridad de ellos está por encima de la del Comendador. Esteban, por su parte, cuando debaten la posibilidad de matarlo, dice que si Dios está de su lado, no serán castigados (vv 1704-1705).
Queda abierta la discusión sobre si es justo o no el acto que cometen contra su señor, pero finalmente sabemos que no son castigados: los reyes reprueban la conducta de los aldeanos, pero al final los perdonan.
El amor
El tema del amor en esta obra se explora principalmente en dos aspectos. Por un lado, se desarrolla el tema del amor en tanto sentimiento hacia la persona amada. Por el otro, se explora la cuestión del amor social, en tanto solidaridad y armonía entre los miembros de una comunidad.
En cuanto al primer aspecto, se presenta la relación de Laurencia y Frondoso como forma de amor verdadero. Al principio de la obra Laurencia se muestra escéptica respecto a este sentimiento, cuando dice que únicamente ama su propio honor (v 435), y cuando le sugiere a Pascuala no confiar en ningún hombre, "No fïarse de ninguno" (v 273). Ella y Pascuala creen que los hombres no tienen un interés real en las mujeres, sino que solo intentan satisfacer sus deseos sexuales. La opinión de Laurencia se modifica cuando empieza a confiar en Frondoso, hacia el final del Acto 1, después de que él le propone casamiento. La forma de amor “correcto” en esta obra y en el contexto sociocultural de su producción está estrechamente vinculado con la institución social del matrimonio. La unión por medio de este lazo socialmente aceptado se opone, por otra parte, al deseo individual, egoísta y lascivo del Comendador. Él se vincula con las mujeres haciéndolas su objeto de deseo y llegando a abusar de ellas en muchas ocasiones.
En la discusión sobre el amor que tiene lugar entre algunos habitantes del pueblo, Barrildo defiende la idea de amor como armonía que rige el cielo y la tierra. Esta idea de amor asociada a la armonía puede relacionarse con el amor social, en tanto lazo que une a la comunidad. Este es el segundo aspecto del amor que se trata en la obra. Vemos que este amor social es el que mueve a los aldeanos a levantarse contra el Comendador. Así lo explica Frondoso en el momento del alzamiento armado: "señor, que amor les ha movido" (v 1866) . Este amor es el factor principal que mueve a actuar a los villanos, por encima de otros aspectos políticos o ideológicos. Ese sentimiento empuja a los aldeanos a protegerse mutuamente, primero ante la perversidad del Comendador y, tras su muerte, ante la amenaza de castigo que recae sobre ellos. El amor con el que demuestra comportarse el pueblo también contrasta con la actitud antisocial del Comendador, que destruye el orden y el bienestar colectivo en aras de su propio beneficio.
Como vemos, en uno y otro caso, el sentimiento de amor de los aldeanos se opone al sentimiento egoísta del Comendador, que actúa atendiendo exclusivamente a sus intereses y deseos personales.
El abuso de poder
El abuso de poder ejercido por el tirano se manifiesta de dos formas. Por un lado, el Comendador ha castigado severamente a uno de sus súbditos sin justificación alguna, y pretende castigar a otro de la misma manera. Por otro lado, el tirano abusa de las mujeres del pueblo. Esta es la principal causa de la sublevación popular: cuando Laurencia logra huir de su cautiverio, arenga a todos los hombres reunidos en el consejo para que se alcen junto a las mujeres en contra del Comendador y defiendan así el honor de la comunidad. En definitiva, el Comendador actúa, durante toda la obra, abusando de su poder con desmesura y violencia, y eso es finalmente lo que lo condena.
El poder colectivo
Esta obra pone en escena el poder que tiene la unión social. La unidad representa la base del triunfo: si el pueblo no se hubiera unido, no habría podido matar al Comendador y, después de hacerlo, no habría podido ser perdonado por el rey. Su alzamiento está justificado por los agravios que el Comendador comete contra los habitantes del pueblo, tal como su criado, Flores, advierte: “Cuando se alteran / los pueblos agraviados, y resuelven, / nunca sin sangre o sin venganza vuelven” (vv 1871-1873). Por eso la obra no puede interpretarse como una apología de la rebelión popular. Lo que se pone en escena es la búsqueda de justicia por mano propia de un pueblo frente a un caso específico de mal gobierno. El pueblo busca con este acto restaurar el orden social, no quebrantarlo.
Sin embargo, este acontecimiento no deja de ser gravísimo a los ojos del rey y, a pesar de su enemistad con el Comendador y de la lealtad hacia la autoridad real que los aldeanos manifiestan, envía a un pesquisidor a buscar al responsable para castigarlo. Entonces, una vez más, la fuerza del pueblo unido se hace visible. Los habitantes del pueblo deciden hacerse colectivamente responsables e, incluso bajo la tortura del pesquisidor, actúan de manera solidaria atribuyendo a “Fuenteovejuna” la responsabilidad del crimen. Así, ante la falta de un acusado, el rey se ve obligado a perdonar a todo el pueblo.
El honor
La obra pone en evidencia que la nobleza no equivale al honor. El Comendador carece de honor, puesto que actúa con arbitrariedad y prepotencia. En cambio, son los villanos del pueblo los que, con su comportamiento, demuestran tener honor. El Comendador se burla de que la gente sencilla pueda tener honor, puesto que para él únicamente los nobles lo poseen. Para los aldeanos, en cambio, el honor no se hereda ni puede adquirirse por el lugar social que se ocupa, sino que corresponde a las personas virtuosas. Es por eso que se consideran honrados.
El noble vs. el villano
Un tema frecuente en el teatro del Siglo de Oro español es la oposición del poderoso perteneciente a la nobleza frente al villano humilde y digno. La particularidad de este conflicto es que a los villanos se les atribuye honra, lo cual resulta novedoso para la época. Además, el protagonismo que tienen los humildes en el conflicto dramático también es algo novedoso, porque a la clase baja y rústica siempre se le habían asignado roles cómicos.
Así, en el teatro del Siglo de Oro español se suele exaltar de los villanos su vida campesina, la convivencia pacífica de la comunidad y el arraigo a lo natural, en contraste con el poderoso que atropella esta forma de vida digna con su perversidad, su lascivia y su crueldad. El señor incumple con su obligación de proteger a sus súbditos y sus agresiones ponen a prueba la paciencia de los aldeanos, al punto de llegar, eventualmente, hasta el derramamiento de sangre. Este es el caso de Fuenteovejuna. Lope de Vega también expone este conflicto en Peribáñez y el Comendador de Ocaña (1614) y en El mejor alcalde, el rey (1635).
La defensa de la monarquía
En esta obra se defiende el poder de la monarquía frente a la nobleza feudal. En España en el siglo XVII la monarquía luchaba por constituirse como poder absoluto. En la obra podemos ver cómo los Reyes Católicos son representados como poderosos y sabios. A ellos quieren subordinarse los habitantes de la aldea, pues los consideran justos y honrados. Cuando se rebelan contra la autoridad del Comendador, los aldeanos defienden el poder de los reyes. Nunca se cuestiona su autoridad. En cambio se sostiene, como se creía en esa época, que la misma desciende directamente de Dios: "El Rey solo es señor después del cielo y no bárbaros hombres inhumanos" (vv 1702-1703).