Fuenteovejuna

Fuenteovejuna Elementos Literarios

Genero

Comedia dramática

Configuración y Contexto

Se desarrolla principalmente en Fuenteovejuna, un pueblo de España, en los tiempos de los Reyes Católicos.

Narrador y Punto de Vista

N/A

Tono y Estado de Ánimo

El tono general es dramático, pero tiene momentos cómicos.

Protagonista y Antagonista

El pueblo de Fuenteovejuna es el protagonista y el Comendador, el antagonista

Conflicto Principal

La llegada del Comendador a Fuenteovejuna rompe con la armonía de esta comunidad sosegada. El Comendador comete varios abusos contra sus habitantes, socavando así la dignidad de ellos. Por este motivo, los aldeanos se enfrentan a él para recuperar el honor y reconstruir el orden social que ha quebrantado.

Climax

El clímax de la obra tiene lugar en el momento en que Laurencia ingresa en la sala del Consejo del pueblo, despeinada e irreconocible, después de haber sido secuestrada por el Comendador, y arenga a los aldeanos a matar al tirano. Continúa hasta el momento en que finalmente el pueblo de Fuenteovejuna lo mata en un alzamiento colectivo.

Presagio

"Laurencia:

(...) mientras la cena se aliña,
de una cuerda de mi viña
(que Dios de pedrisco guarde)" (vv 234-236)

La imagen constituye una anticipación y un presagio funesto. Laurencia habla de las costumbres culinarias campestres que a ella le agradan y que prefiere antes que las insistencias amorosos del Comendador: Pero además, la viña es símbolo del sexo de la mujer desde la antigüedad. Por lo tanto, ese "pedrisco" del que desea que Dios la resguarde alude a su posterior violación por parte del Comendador.

Atenuación

Eufemismo: "¡como ruedas de salmón/ me puso los atabales!" (vv 1651-1652). Mengo se refiere así a los azotes que recibió por parte de los soldados del Comendador. Usa la palabra "atabales" (tambores militares) por "nalgas". Más adelante, con el mismo sentido, utiliza la misma expresión: "Tocaron mis atabales" (v 2429).

Alusiones

Fama es la diosa mitológica griega Feme, cuyo equivalente en la mitología romana es Fama. Es la personificación de los rumores y de la fama. Ella se encarga de hacer conocidos los actos heroicos, pero también puede difamar a las personas. Se la representa iconográficamente como una dama alada que toca una trompeta. El Comendador alude a ella cuando le recuerda al Maestre el prestigio de su linaje:

"Mirad los condes de Urueña,
de quien venís, que mostrando
os están desde la Fama
los laureles que ganaron;
los marqueses de Villena,
y otros capitanes, tantos,
que las alas de la Fama
apenas pueden llevarlos."

Luego, se vuelve a aludir a Fama cuando, en el Acto II, los personajes conversan sobre la imprenta: "Débese esta invención a Cutemberga, / un famoso tudesco de Maguncia, / en quien la Fama su valor renuncia." (vv 914-916). Ya la fama no se divulgará solo oralmente, sino que ahora también se hará por medios impresos. Gutemberg, "Cutemberga", es el famoso alemán ("tudesco") que perfeccionó la imprenta hacia 1440.

Imágenes

Ver en esta guía la sección "Imágenes".

Paradoja

El Comendador cree tener honor por pertenecer a la clase noble, como si este fuera un atributo inherente a ella. Al mismo tiempo, cree que los aldeanos carecen del mismo por ser de una clase social inferior. Sin embargo, paradójicamente, el pueblo sostiene que tiene honor, porque sus conductas son dignas de él y matan al Comedador por considerar que él no lo tiene.

Paralelismo

Frondoso utiliza el paralelismo en una serie de versos en los muestra los eufemismos que emplean las personas de las ciudad para no llamar a las cosas por su nombre: "Al ignorante, sesudo; / al mal galán, soldadesca; / a la boca grande, fresca, / y al ojo pequeño, agudo" (vv 297-300).

Metonimia y Sinecdoque

Sinécdoque: "el filósofo" por "Aristóteles" (v 1092), por ser entre todos los filósofos el más conocido. Esta sinécdoque se llama antonomasia.

Personificación

Pascuala compara a los amantes deshonestos con gorriones. Describe a las aves empleando una personificación cuando explica que descienden de los tejados "diciéndole «tío, tío»" (v 261) al villano. Esto constituye una personificación, puesto que el verbo "decir" solo puede describir una acción humana.

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