Fernán Gómez ha sido designado como Comendador de la Orden de Calatrava y se instala en el tranquilo pueblo de Fuenteovejuna. El Maestre de esta Orden es el joven Rodrigo Téllez Girón. El Comendador le aconseja tomar militarmente Ciudad Real. Esta ciudad es un punto estratégico por ser el paso entre Andalucía y Castilla. El maestre lleva a cabo la operación militar, oponiéndose así a los Reyes Católicos, Fernando e Isabel.
En la aldea de Fuenteovejuna el Comendador abusa de su poder, comportándose como un tirano con sus súbditos, lo cual constituye una traición a los principios feudales. Allí seduce a muchas de las mujeres, y ejerce o pretende ejercer violencia sexual contra muchas de ellas, por lo que las aldeanas le temen.
El Comendador pretende abusar a Laurencia, una joven muy honrada, hija del alcalde Esteban. Ella se niega a satisfacer los apetitos sexuales del Comendador, quien cree tener derecho a ser complacido, como señor feudal, en todos sus deseos. Un día la encuentra en un bosque y comienza a hacerle insinuaciones amenazantes. Entonces, Frondoso, amante de ella, que se encontraba escondido, toma la ballesta del noble y la defiende, amenazando al tirano con dispararle. Humillado, el Comendador busca vengar este acto.
En otra oportunidad, tras la amenaza del Comendador, una labradora, Jacinta, pide ayuda y Mengo, un aldeano, intenta defenderla. El Comendador entonces ordena que lo castiguen severamente, y entrega a Jacinta a sus soldados.
Mientras tanto, Ciudad Real es reconquistada por los Reyes Católicos. Entonces, el Comendador vuelve a reunir a sus soldados para ir a defenderla, pero fracasa.
Luego, en Fuenteovejuna, cuando Laurencia y Frondoso están por caserse, y toda la comunidad de Fuenteovejuna está reunida para celebrarlo, Fernán Gómez vuelve y se lleva apresados a los novios.
Tras esta y otras conductas violentas, los hombres del pueblo se reúnen para discutir qué acción conviene ejecutar en contra del Comendador. Una de las propuestas es recurrir a los Reyes Católicos, que son las autoridades máximas. También se sugiere matar al Comendador.
La decisión no está tomada, y entonces entra en el Consejo Laurencia, luego de huir del cautiverio del Comendador, con señales de haber sido víctima de violencia física. Ella le recrimina a su padre no haberla defendido, y acusa a todos los hombres por cobardes e impasibles frente a los abusos de Fernán Gómez. Luego, dice que ella y las mujeres del pueblo tomarán las armas para defender el honor que el Comendador les ha quitado.
Los hombres se deciden entonces a actuar, y el pueblo en conjunto se alza y va a matar al Comendador. Una vez perpetrado el hecho, deciden señalar como responsable del crimen a todo el pueblo de Fuenteovejuna en su conjunto. El Maestre se entera del suceso y les pide justicia a los Reyes Católicos. Ellos envían a un juez al pueblo para hacer indagaciones y encontrar al culpable.
En los interrogatorios, incluso siendo torturados, todos los habitantes del pueblo cumplen lo pactado, y señalan como responsable a “Fuenteovejuna”, sin mencionar a ningún culpable individual del acto. Tras la falta de pruebas, el juez vuelve ante los reyes y les dice que no ha encontrado al culpable. Los habitantes del pueblo también se presentan y explican los abusos que habían recibido de parte del Comendador. Los reyes reprueban entonces la acción que han llevado a cabo, pero perdonan al pueblo de Fuenteovejuna, por no poder hallar al culpable. También los reyes perdonan al Maestre, pues él les explica que fue mal aconsejado por el Comendador, quien lo incitó en su momento a tomar Ciudad Real.