Resumen
Una vez que llega a Tarifa, su última parada antes de llegar a la ciudad donde vive la hija del comerciante, Santiago va a ver a una vieja gitana que interpreta sueños, con la esperanza de poder entender su sueño recurrente. Cuando vuelve a tenerlo, despierta justo antes de que el niño le muestre la locación del tesoro. La mujer gitana le dice a Santiago que el tesoro es real, y que debe de ir a las Pirámides a buscarlo. Por esta interpretación, ella le cobra a Santiago un diez por ciento de su futuro tesoro.
Después de irse de la casa de la gitana, Santiago se sienta en la plaza a leer un libro y allí conoce a un viejo con quien empieza una conversación. Resulta que el hombre no solo sabe leer sino que también ha leído el libro que Santiago está leyendo. El hombre revela su identidad como Melquisedec, el rey de Salem, y le cuenta a Santiago sobre lo que él llama “la mayor mentira del mundo.” La mayor mentira del mundo propone que el destino se interpone entre una persona y su Leyenda Personal. Todo el mundo tiene una Leyenda Personal, o algún sueño que ha deseado cumplir toda su vida. Las Leyendas Personales provienen del Alma del Mundo, y este Alma del Mundo conspira para ayudar a las personas a realizar sus Leyendas Personales. Desafortunadamente, el miedo y la rutina se interponen. Melquisedec le explica a Santiago que él se aparece ante aquellos que de verdad quieren cumplir sus Leyendas Personales: a veces lo hace en forma de piedra, y otras veces como un rey. Melquisedec parece poder leer la mente de Santiago y promete contarle sobre su sueño si le da un diez por ciento de sus ovejas.
Después de mucho pensarlo, Santiago decide que sus ovejas, la hija del comerciante y los campos de Andalucía solo fueron pasos que lo llevaron en camino a realizar su Leyenda Personal, y es entonces que decide vender sus ovejas y regalarle seis a Melquisedec. Este las acepta y le aconseja a Santiago que siempre siga las señales que le manda el universo, ya que estas son la forma que el universo utiliza para comunicarse con las personas. Melquisedec también le regala a Santiago dos piedras: una negra, llamada Urim (que significa “ sí ”), y una blanca llamada Tumim (que significa “no”). Santiago tendrá que consultarlas cuando no pueda interpretar las señales que le manda el universo.
El protagonista compra un boleto de Tarifa a África, y viaja con el objetivo de encontrar su tesoro y realizar su Leyenda Personal. Una vez que llega a Tánger, Santiago se da cuenta de que su viaje será más difícil de lo que se esperaba. El problema es que Santiago no habla árabe. Sentado en un bar solo, es abordado por un hombre que habla español y que le ofrece ayudarlo a llegar a las Pirámides. Lo lleva a Santiago a comprar un camello y, aprovechándose de la confusión del mercado, le roba a Santiago todo su dinero. Este llora desesperado, pero le pregunta a las piedras Urim y Tumim si aún cuenta con la bendición de Melquisedec. Estas le responden que sí y Santiago decide entonces continuar su viaje.
Caminando por las calles de Tánger, Santiago encuentra una tienda de cristales que está pasando por una mala racha económica. Después de que Santiago limpia las piezas frente a la ventana, el dueño de la tienda le ofrece trabajo. Le dice que le pagará lo suficiente para que se pueda comprar un nuevo rebaño de ovejas y regrese a Andalucía. Santiago acepta y toma el trabajo.
Análisis
En esta parte de El Alquimista, Santiago cambia el curso de su vida al decidir abandonar su profesión, que es un refugio seguro para él, y decide seguir su sueño. Este es uno de los muchos episodios de la novela en la que el deseo de tener algo seguro y a apegarse a lo ya conocido casi previene a Santiago de seguir su sueño. Irónicamente, Santiago tomó un gran riesgo al convertirse en pastor en primer lugar. Él quería la libertad de viajar por los campos y conocer nuevas regiones y diferentes pueblos. Pero después de conocer a Melquisedec, se da cuenta de que todas esas cosas que, él creía, le ofrecían libertad, han llegado a hacerlo prisionero.
En esta sección también se introduce el tema de los sueños como algo portentoso y también significativo. Ya hemos oído sobre el sueño de Santiago antes, pero ahora podemos entender su significado: solamente ahora este sueño se vuelve una llamada a la acción. La gitana clama que los sueños son el lenguaje que el Alma del Mundo utiliza para comunicarse con las personas. Estos sueños son parte del lenguaje universal que une a todos los seres.
El estilo mágico, de cuento de hadas, de Coelho toma forma gracias a esta descripción de los sueños, así como a los eventos que suceden en la narrativa. Melquisedec mismo es un personaje fantástico que sobrenaturalmente conoce demasiado sobre Santiago, tiene piedras mágicas que ofrecer y clama poder convertirse en diferentes cosas. De esta forma, El Alquimista muestra un ejemplo de realismo mágico, un género literario en el que les suceden acontecimientos fantásticos a personajes que responden de formas psicológicamente realistas. Este tono mágico es uno de los temas más dominantes y característicos de la novela.
Cuando Santiago viaja a África, el lector puede ver la actitud escéptica que tiene hacia los musulmanes que conoce. Mientras está en el bar, escucha la llamada a orar y observa a los musulmanes postrarse en el suelo. Santiago remarca que sus acciones son propias de personas infieles. También recuerda a San Matamoros (que literalmente significa “mata moros”) como alguien que es usualmente representado en un gran corcel asesinando a los infieles que están a sus pies. Al continuar la novela, esta perspectiva cambiará y la imagen de San Matamoros volverá a aparecer en una circunstancia muy diferente.