Resumen:
Este último poema en prosa del libro se titula "Verona", y está fechado en 1921, en la ciudad que lleva el mismo nombre. Nuevamente hay varios elementos relacionados con el cristianismo y el entorno eclesiástico, que entran en tensión con cierto tono irónico o cómico que aparece por momentos en el poema. Hacia el final, resurge el tema de la oposición entre lo artificial y lo natural.
Análisis:
El poema abre con una sentencia irónica, que revisita el discurso de la tradición cristiana: "¡Se celebra el adulterio de María con la Paloma Sacra!". Al introducir el término adulterio para referirse al suceso de la Inmaculada Concepción, está habilitando o dejando entender una lectura poco ortodoxa del icónico acontecimiento bíblico, lo que produce un efecto de humor y acaso de crítica hacia la tradición. Esta intención se refuerza más adelante en el poema, cuando construye la imagen de La Virgen "sentada en la fuente como sobre un bidé", presentando una imagen cotidiana, pedestre y hasta grotesca sobre un tema (y un personaje) pretendidamente elevado.
Hacia el cierre del poema, el poeta introduce una serie de elementos aislados mediante exclamaciones, una vez más, como exaltando elementos arbitrarios que emergen en la imagen urbana, y en lo que sigue se vuelve sobre el tema de la fusión entre el universo civilizado y el entorno natural: "Paraguas que sudan y son como la supervivencia de una flora ya fósil". Se compara aquí un artefacto del ámbito urbano diseñado, precisamente, para separarse de las coyunturas climáticas, naturales, con la naturaleza misma. En la misma línea, más adelante, se compara también el color del cielo con el del uniforme de los soldados, reforzando este encuentro entre elementos diversos: "El cielo simple, verdoso, un poco sucio, es del mismo color que el uniforme de los soldados".