Elena cree que se burlan de ella (Ironía dramática)
Esta ironía aparece al final del segundo acto y continúa durante todo el tercer acto, generando un efecto cómico y dramático a la vez: el público sabe que Elena no está siendo burlada ni por Demetrio ni por Lisandro (que, víctimas de la pócima, se enamoraron de ella repentinamente), ni tampoco por Hermia, quien no comprende lo que está sucediendo. Los espectadores, entonces, asisten a la confusión de Elena que, entre otras cosas, está siendo amada por quien quería ser amada desde el principio de la obra y no puede apreciarlo.
La reacción de Elena ante los insultos de Hermia (Ironía verbal)
Cuando, a mitad del tercer acto, Lisandro rechaza a Hermia argumentando que ama a Elena, Hermia enfrenta a su antigua amiga y la acusa de ser un gusano, una ladrona de amores, de haber robado el corazón de Lisandro durante la noche. Elena, entonces, comienza su defensa con una ironía verbal. Dice: "¡En verdad, esto es bonito!" (p.79). Por supuesto, lo que su amiga le está diciendo no es bonito sino todo lo contrario y, a través de esta ironía verbal, Elena está poniéndole énfasis a la indignación que siente a causa de las injustas acusaciones de Hermia.
Bottom es convertido en burro (Ironía dramática)
Los artesanos están ensayando en el bosque y, constantemente, se equivocan al decir sus líneas. Al advertir tal ridiculez, Puck decide burlarse de ellos y, en un momento en el que Bottom se aleja de los demás, lo transfigura en asno. Sin embargo, Bottom no se da cuenta. No entiende, por lo tanto, cuando los demás artesanos huyen de él, asustados. Tampoco comprende por qué, de repente, se siente antojado de comer heno.
Por supuesto, el público sí lo entiende, y he aquí la ironía dramática, una ironía que genera un efecto puramente cómico, sin la dosis de dramatismo que tiene la ironía dramática sufrida por Elena (ver en esta misma sección), ya que Bottom no solo no advierte su transfiguración, sino que no la sufre.