La invención de Morel

La invención de Morel Metáforas y Símiles

“De pronto hubo dos personas, bruscamente presentes, como si no hubieran llegado, como si hubieran aparecido nada más que en mi vista o imaginación” (p.38) (Símil)

Con esta frase, el narrador brinda uno de los primeros indicios del desenlace de la trama. Mediante la comparación intenta describir un fenómeno difícil de explicar: la aparición súbita de personas. Es relevante la elección del verbo "haber", de naturaleza impersonal, para expresar el fenómeno: las dos personas no aparecieron, no llegaron hasta allí, sino que, de pronto, hubo dos personas. El fugitivo aún ignora el fenómeno que se presenta a sus ojos y, sin embargo, la expresión es muy acertada en relación al desenlace de la trama, ya que es una máquina, precisamente, la que dispone que haya imágenes.

“No fue como si no me hubiera oído, como si no me hubiera visto; fue como si los oídos que tenía no sirvieran para oír, como si los ojos no sirvieran para ver” (p.44) (Símil)

El narrador registra con horror lo ocurrido cuando decide presentarse ante Faustine por primera vez. Realiza una comparación para describir la indiferencia absoluta de ella ante su presencia y, aunque en el presente en el que escribe la comparación busca ser hiperbólica, podemos afirmar que, en relación al desenlace de la trama, resulta más bien literal. Lo que dice el narrador sobre la aparente incapacidad de la muchacha para oírlo y verlo (al fugitivo) es acertado: Faustine es una imagen proyectada y los sentidos de las imágenes no se renuevan, como tampoco su conciencia. Faustine no podría reaccionar a ningún estímulo fuera de los que hayan tenido lugar esa tarde en la que fue grabada originalmente. Ni sus oídos ni sus ojos funcionan para captar un elemento nuevo, como la presencia del fugitivo. El narrador, paradójicamente, lee esta imperturbabilidad como fuente de poder, de valor, digna de una admiración que lo enamora y lo horroriza al mismo tiempo.

"Esto es un infierno. Los soles están abrumadores" (p.83) (Metáfora)

El narrador recurre a una metáfora para comparar a la isla (implícita en la frase) con un infierno. Refiere, más expresamente, al calor, producto del fenómeno de la duplicación de soles. Sin embargo, el contexto en que se enmarca esta frase permite pensar una significación que excece a la temperatura. En el apartado anterior, ha postulado hipótesis acerca de la identidad de los intrusos y la propia. La última, que llega a convencerlo, propone que él mismo está muerto. Debido a los dolores y terrores que sufre en la isla, la frase puede indicar que el fugitivo asocia el lugar de su muerte con el infierno.

"Se ven como circulando en otro mundo, fortuitamente abordado por el nuestro" (p.107) (Símil)

Morel, al explicar su invento, establece una comparación para describir la apariencia de los "simulacros". Dice que nadie notaría que no son personas, pero, al parecer, las vería como personas que circulan en otro mundo. Unas líneas antes decía que su invento funcionaría como "legado" para otras generaciones, lo cual refuerza la idea de mundos distintos. Es interesante esta imagen a la que recurre en el símil porque el fugitivo ha concluido, poco antes, que los habitantes de la isla y él estaban en "planos" diferentes.

“Estoy acostumbrándome a ver a Faustine, sin emoción, como a un simple objeto” (p.119) (Símil)

El fugitivo describe así la sensación que le produce ver a Faustine, a veinte días de haberse enterado su naturaleza de proyección. Apenas supo la verdad sintió repulsión por la actividad repetida eternamente a la que estaban condenadas las imágenes, pero luego se acostumbra. Incluso logra ver a Faustine, que ha sido su amada, sin ningún tipo de emoción. En la frase citada, la compara con un "objeto" (lo cual es, en cierto modo, la realidad).

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