La invención de Morel

La invención de Morel Elementos Literarios

Genero

Novela (subgénero fantástico)

Configuración y Contexto

Una isla desierta, supuestamente en Las Ellice, en algún momento de la primera mitad del siglo XX.

Narrador y Punto de Vista

Narrador en primera persona.

Tono y Estado de Ánimo

El relato adquiere las características del narrador: lógico, especulativo, por momentos paranoico y reflexivo, con alusiones culturales.

Protagonista y Antagonista

El fugitivo (narrador) y Morel

Conflicto Principal

El conflicto más relevante de la novela es la inexplicable y súbita aparición de los turistas o habitantes de la isla. Su inesperada presencia resulta una amenaza para el narrador, un fugitivo de la justicia que ha ido a esconderse a una isla supuestamente desierta.

Climax

El climax tiene lugar durante la conferencia de Morel. Allí, el narrador devela las claves de la trama e incorpora la información sobre la que basará su decisión final.

Presagio

Desde el primer apartado, el narrador dice que probablemente lo que escribe sea un "testimonio", porque sospecha que morirá pronto. Eso constituye el primer presagio que se da en la novela, ya que el protagonista efectivamente se prepara para recibir la muerte al final, aunque no por las causas que él podía suponer al principio del relato.

Atenuación

El narrador nota que la conversación entre Faustine y Morel es igual a la que mantuvieron días atrás. Inmediatamente, el fugitivo naturaliza esa situación, reflexionando sobre la costumbre humana de repetir. Sin embargo, ese dato estaría aportando un indicio significativo de la naturaleza de esos personajes.

Alusiones

El narrador alude en varios momentos a la teoría malthussiana. También se realiza una alusión a Leonardo da Vinci y otra a Cicerón, 'De Natura Deorum' (79). Las canciones que se repiten también conforman alusiones: "Té para dos" ("Tea for Two") es una canción de 1925 del musical 'No, No, Nanette', con música de Vincent Youmans y libreto de Irving Caesar. Consiste en un dueto interpretado por Nanette y Tom en el segundo acto y la letra describe el futuro que imaginan juntos. Por otro lado, "Valencia" (1925) es un pasodoble compuesto por el español José Padilla Sanchez. Es una adaptación del primer número musical de su zarzuela 'La bien amada' (1924), el coro de hilanderas y pescadores “Te quiero porque tienes en los ojos la mirada traicionera”.

Imágenes

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Paradoja

Al comienzo de la novela, la presencia súbita de personas en una isla desierta es injustificable. El narrador observa, por ejemplo: “estoy seguro de que no ha llegado ningún barco, ningún aeroplano, ningún dirigible. Sin embargo, de un momento a otro, en esta pesada noche de verano, los pajonales de la colina se han cubierto de gente que baila, que pasea y que se baña en la pileta, como veraneantes instalados desde hace tiempo en Los Teques o en Marienbad” (p.19). El relato presenta así una paradoja que, sin embargo, se explicará más adelante, recurriendo a términos pseudocientíficos: esa "gente" no está presente en carne y hueso, sino que es resultado de una proyección.

Paralelismo

La novela traza cierto paralelismo entre el personaje del fugitivo y el de Morel. Ambos tienen imaginación inventora y están enamorados de la misma mujer. Morel se lanzó a diseñar y concretar su proyecto de inmortalización de imágenes a causa de un desesperado amor por Faustine. Del mismo modo, la voluntad del narrador de construir una nueva máquina que detecte los pensamientos y sensaciones podría estar respondiendo a su anhelo de conocer la interioridad de Faustine y saber si su amor es correspondido.

Metonimia y Sinecdoque

El narrador refiere, en varias ocasiones, a los habitantes de la isla por medio de sus partes. En general, esto se ve asociado al temor, al miedo a ser descubierto. Por ejemplo: "Empecé a caminar por el corredor, a sentir que inesperadamente se abriría una puerta y yo estaría en poder de unas manos bruscas y de una voz inamovible, burlona" (p.75). En este caso, además, la sinécdoque (las manos y la voz aluden, en verdad, a la persona que posee esas manos y esa voz) responde a la oscuridad: no pudiendo ver, sentiría a su enemigo por vía del tacto (manos) y del oído (voz).

Personificación

El narrador, al descubrir a Faustine tomando sol, empieza a esconderse todas las tardes para mirarla. Al principio intenta, sin embargo, ignorar el sentimiento de amor que le inspira. Esa intención se refleja en sus palabras. Dice, por ejemplo: "Ayer, hoy de nuevo, descubrí que mis noches y días esperan esa hora" (p.33). En la frase citada recurre a una personificación: otorga a los días y a las noches la facultad humana de esperar. De esa manera, desplaza aquel sentimiento, que en realidad pertenece al mismo narrador, que se ha enamorado de la mujer y pasa todo el día y la noche esperando ese momento para verla.

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