La rosa
Resumen
Este poema enumera distintas caracterizaciones o acepciones de “la rosa”, aunque nunca predica nada acerca de ella.
Análisis
Este poema se inicia con una paradoja: declara no versar sobre la rosa -“La rosa,/ la inmarcesible rosa que no canto” (25)- mientras que. simultáneamente, remite a ella desde el primero hasta el último verso, haciéndola su tema fundamental. De este modo, el yo lírico niega y afirma en forma simultánea el objeto poético de la composición.
A lo largo de los sucesivos versos nos encontraremos con el intento reiterado y, al parecer, insuficiente de nombrar a la flor. Cada uno de ellos comienza con una anáfora, repitiendo el artículo definido ‘la’ como si ofreciera una caracterización definitiva sobre ella. Sin embargo, cada verso acaba siendo contradecido por el subsiguiente: “la del negro jardín en la alta noche,/ la de cualquier jardín y cualquier tarde”. De este modo se sucede la lista de definiciones hasta concluir en una última línea, “la rosa inalcanzable” (25), que puede interpretarse como la aceptación de que no es posible una definición universalmente válida sobre la flor.
En este sentido, este poema debe ser comprendido a la luz de los intereses filosóficos de Borges, sobre todo en relación al idealismo, una de las corrientes que más lo influenciaron. En el tema “La metafísica”, analizamos brevemente la importancia del pensamiento platónico en la obra borgiana. En este caso, el verso que alude a la “joven flor platónica” (25) exige un análisis que tome en consideración dicha influencia, principalmente aquello que se conoce como la doctrina platónica de las ideas. El pensamiento platónico sostiene que existe un mundo de las ideas del cual se deriva el mundo terrenal en el que vivimos los seres humanos. En este mundo residen las formas ideales: entes perfectos, eternos e inmutables de los cuales se desprende todo lo que existe en forma imperfecta en el mundo material. Bajo esta tradición, las distintas rosas que podemos encontrar en el mundo participarían de forma material e imperfecta de la Idea de la rosa, una Idea de carácter universal que contiene el resto de las acepciones que encontramos en el poema.
Barrio reconquistado
Resumen
La voz poética describe la caminata por las calles de un barrio luego de que una lluvia torrencial obligue a todos a protegerse en sus casas. Tras la lluvia, una belleza antes imperceptible se hace visible para los que vuelven a salir. Esta belleza consiste en el arcoíris, el olor de la tierra mojada, el brillo del sol en los cristales y las hojas de los árboles, que recuerdan al verano.
Análisis
Con “Barrio reconquistado” nos volvemos a encontrar a un yo lírico que describe poéticamente las calles barriales utilizando una gran cantidad de imágenes sensoriales. Ahora se trata de la presentación de un barrio cuya hermosura habría pasado inadvertida si no fuera porque una fuerte tormenta incitó a todos a tomar resguardo: “Nadie vio la hermosura de las calles/ hasta que pavoroso en clamor/ se derrumbó el cielo verdoso” (26).
Como vemos, la lluvia en estos versos se presenta como una fuerza vil y aparece acompañada de distintas adjetivaciones y recursos retóricos que tienen como objetivo enfatizar dicha característica: el sonido de la tormenta se expresa mediante una personificación, es un ‘clamor pavoroso’, un grito que genera miedo. La caída de la lluvia es un ‘derrumbe’, imagen que muestra el cielo como si fuera una construcción que se ha destruido produciendo un “abatimiento de agua y sombra”, expresión que alude a la oscuridad que gana las calles y produce desánimo y tristeza. En suma, el aguacero vuelve a “el mundo (...) aborrecible a las miradas” (26).
Pese a ello, es la misma lluvia la que le permite a las personas volver a sorprenderse con la belleza del barrio. Cuando el temporal finalmente se retira, un arcoiris personificado recibe a los transeúntes con un nuevo paisaje: “un arco bendijo,/ con los colores del perdón la tarde”. De este modo, frente a la sordidez de las primeras imágenes, las que se nos presentan ahora contrastan por su luminosidad y benevolencia. Además del arcoiris, en los vidrios de las casas hay “generosidades de sol”, y el verano se refleja en “las hojas lucientes” (26) de las plantas.
Sala vacía
Resumen
Este poema presenta una descripción de lo que podría ser la sala vacía de una casa familiar de Buenos Aires. Entre los muebles y los daguerrotipos de la habitación yace la historia de los antepasados familiares. Sin embargo, el presente es una fuerza que no cesa en volver esa historia cada día más y más lejana, haciendo que se olvide.
Análisis
“El tiempo” y “La nostalgia”. son los temas centrales de este poema tan comentado y leído de Borges. Esta vez, se presentan a partir de la descripción intimista de la sala de una casa tradicional, espacio en la que parece acumularse la historia de toda una familia.
Los primeros versos están dedicados a los muebles y daguerrotipos -primeras fotografías realizadas sobre plata que surgieron en la primera mitad del siglo XIX- que ocupan la sala: “Los muebles de caoba perpetúan (...)/ su tertulia de siempre” y “Los daguerrotipos/ mienten su falsa cercanía, de tiempo detenido” (27). Estos objetos están personificados; se presentan como seres animados que hablan -hacen ‘tertulias’ o ‘mienten’- y cuentan historias de un pasado que parece ‘detenido’ en la sala.
La imagen despierta en la voz poética una reflexión nostálgica respecto al paso del tiempo y a sus antepasados:
Desde hace largo tiempo
sus angustiadas voces nos buscan
y ahora apenas están
en las mañanas iniciales de nuestra infancia.
(27)
‘La mañana’, en este punto, opera como un motivo que no solo se asocia a un momento del día, sino que simboliza también la propia historia del yo poético: la mañana es su infancia, su pasado, sus recuerdos.
Sin embargo, algo atenta contra esos recuerdos, y es
La luz del día de hoy
que exalta los cristales de la ventana
desde la calle de clamor y de vértigo
y arrincona y apaga la voz lacia de los antepasados.
(27)
La ‘luz del día de hoy’ es el presente del yo poético que, tal como desarrollamos en el tema “La nostalgia”, se trata de un momento de fuertes cambios en la historia y la geografía de Buenos Aires. Este presente, junto a ‘las calles de clamor y de vértigo’ -es decir, ruidosas, violentas y apresuradas-, amenazan y vuelven inaudible ‘la voz lacia’, sin fuerzas, de los antepasados.
La crítica Beatriz Sarlo ofrece estas palabras, que nos sirven para comprender cabalmente el sentido nostálgico de este poema:
Cuando Borges regresa de España, en 1921, Buenos Aires entraba en una década de cambios vertiginosos: la ciudad de la infancia coincidía sólo en parte con la que se estaba construyendo. Borges llega a una ciudad que debe recuperar (como él lo dijo entonces), después de siete años de ausencia: recuperar, en una Buenos Aires transformada, a la ciudad de sus recuerdos y también recuperar esos recuerdos frente a un modelo que estaba cambiando. Borges debía recordar lo olvidado de Buenos Aires en un momento en que eso olvidado comenzaba a desaparecer materialmente. Esta experiencia encuentra su tono poético: la nostalgia de Fervor de Buenos Aires” (1995: 9).
Como vemos, Sarlo describe a la perfección el sentimiento de añoranza y desamparo ante el cambio que domina este poema: “Sala vacía” transmite las reflexiones de una voz poética acerca del modo en que los procesos de modernización -las innovaciones tecnológicas, las migraciones masivas y el crecimiento demográfico, entre otros- amenazan sus recuerdos de la infancia. Ante la llegada de la irremediable ‘luz del día de hoy’, solo queda mirar nostálgicamente hacia el pasado.
Rosas
Resumen
En una casa tranquila, alguien pronuncia el nombre de Juan Manuel de Rosas y su recuerdo temido de pronto lo domina todo. El yo poético reflexiona acerca de este personaje, quien fue para los gauchos un ídolo y, para otros, un ser terrible. Se pregunta si fue un “ávido puñal” (28) o, por el contrario, un hombre como cualquiera que pudo dirigir lo que otros no pudieron. Más allá de la respuesta, el tiempo consigue que todo se olvide y seguir recordándolo con odio es “menos una injuria que una piedad” (29).
Análisis
En las “Notas” anexas a la edición de Fervor de Buenos Aires de 1969, Borges afirma: “Sigo siendo, como se ve, un salvaje unitario” (52). Con ello, da cuenta de un posicionamiento político propio, aunque también heredado de su familia, que se ha mantenido constante a lo largo de toda su vida: su férreo antirrosismo. El poema “Rosas”, ya presente en la edición de 1923, da una idea de la convicción de este posicionamiento.
Juan Manuel de Rosas fue un militar y político argentino que asumió la gobernación de la provincia de Buenos Aires durante gran parte de la primera mitad del siglo XIX. Tuvo una gran influencia sobre la historia política argentina y, al día de hoy, aún genera posiciones contrapuestas entre quienes objetan y apoyan sus prácticas y posiciones políticas. Entre sus críticos están quienes señalan el ensañamiento que Rosas tuvo contra los miembros del Partido Unitario, un movimiento de inclinaciones liberales que proclamaba la necesidad de un gobierno centralizado en las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata. Durante el rosismo se realizaban persecuciones nocturnas con el objetivo de capturar a los unitarios opositores. En ellas se entonaba el lema ‘Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios’. De ahí la referencia en las “Notas” a Fervor... de Borges.
Volviendo al poema, desde los primeros versos se ve a las claras la construcción de Rosas como un tirano, cuyo mero nombre provoca pavor en quienes lo escuchan. La voz poética comienza con la descripción de una casa familiar en la que alguien “pronunció el nombre familiar y temido”, desencadenando así un temor generalizado:
La imagen del tirano
abarrotó el instante,
(...)
grande y umbría
como la sombra de una montaña remota.
(28)
La comparación con la montaña, en este punto, opera en función de engrandecer la figura de Rosas, que en el poema -y, sobre todo, para muchos de sus contemporáneos- se presenta con la ferocidad de un gigante.
Más aún, la descripción del caudillo lo pinta como un hombre “famosamente infame”, oxímoron con el que se alude al hecho, desde la perspectiva de Borges, de haberse vuelto famoso por lo vil de sus acciones. Sin embargo, el autor no insiste con la demonización de esta figura. Por el contrario, considera que su muerte hace innecesaria cualquier exigencia de justicia.
En este punto, los posicionamientos políticos confluyen con los intereses temáticos ya presentes en el resto del poemario: “El tiempo”, uno de los tópicos más recurrentes en toda la obra de Borges, es la fuerza que devuelve a Rosas su estatus de persona corriente, “porque son venales las muertes/ si las pensamos como parte del Tiempo” (28).
Como vemos, la estrategia de Borges para hacer una crítica a Rosas no se enfoca en un pedido de justicia ni asume la forma de en un canto de odio sobre su figura. En su lugar, elige presentarlo como hombre común, sometido a las mismas fuerzas que el tiempo ejerce sobre todos los hombres: “Creo que fue como tú y yo/ un hecho entre los hechos/ (...) Ya toda vida, por humilde que sea/ puede pisar su nada y su noche”. La muerte y el tiempo igualan a los hombres y los arrastran irremediablemente hacia el olvido, sin importar lo terrible o glorioso de su legado. Frente al paso irrefrenable del tiempo, recordar a Rosas con odio entorpece su olvido más que perjudicar su figura: “Ya Dios lo habrá olvidado/ y es menos una injuria que una piedad/ demorar su infinita disolución/ con limosnas de odio” (29).