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El arrabal se presenta como espacio privilegiado en el poemario. Explica el motivo.
Para comprender la importancia del arrabal en Fervor de Buenos Aires es necesario dar cuenta de las importantes transformaciones que la ciudad estaba sufriendo en el momento de su escritura. Tras muchos años en Europa, Borges regresa a Buenos Aires en un momento en que sus zonas más céntricas estaban siendo radicalmente modificadas por la industrialización y el crecimiento poblacional. Mientras otros poetas de su generación se dedicaban a plasmar literariamente esos espacios, Borges hace exactamente lo contrario. Para él, el arrabal se presenta como el único espacio en el que aún perdura la ciudad de sus recuerdos de la infancia y, por ello, decide hacer de aquel el lugar privilegiado de sus poemas.
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Haz una interpretación del poema “La rosa” a partir de la influencia platónica en la obra de Borges.
Una de las tradiciones filosóficas que más influenciaron la obra de Borges es el idealismo platónico, corriente que establece una diferencia entre aquello que es percibido mediante los sentidos y lo que puede conocerse a través del uso de la razón. Para Platón, la razón permite conocer de un modo más elevado que los sentidos y, mediante ella, es posible llegar a contemplar lo que llama las “formas platónicas”. Estas son intangibles, perfectas, eternas, y el principio absoluto de todas las cosas materiales que participan de ellas y sí pueden ser percibidas a través de los sentidos. En el poema “La rosa” se presentan distintas definiciones de la flor, hasta llegar a la siguiente: “La que siempre es la rosa de las rosas/ la joven flor platónica” (25). En este punto, la ‘flor platónica’ a la que el poema refiere es la Forma ideal de la rosa: aquella que pertenece al mundo de las ideas y de la cual participan todas las rosas materiales.
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¿Por qué es posible afirmar que Fervor de Buenos Aires transmite una visión nostálgica de Buenos Aires? Responde utilizando ejemplos.
Fervor de Buenos Aires transmite una visión nostálgica de la ciudad en la medida en que el yo poético deambula por las calles de sus barrios más periféricos, espacio que evoca en él pensamientos y sentimientos de tristeza y añoranza por un paisaje que considera amenazado por la fuerza del progreso. Son muchos los poemas en los que puede encontrarse este intento de resguardar un aspecto de la ciudad en peligro: en “Las calles”, por ejemplo, se explicita que las calles que conmueven al yo poético no son “las ávidas calles, incómodas de turba y ajetreo”, sino las “desganadas del barrio” y “las de más afuera (...) donde austeras casitas apenas se aventuran” (17). Algo similar sucede en “Caminata”, donde el yo poético pasea mientras “La noche acerca agrestes compañías/ y despeja las calles/ que acompañan mi soledad” (43). Nuevamente, es solamente la tranquilidad del arrabal donde el yo poético puede encontrar la soledad, reflexionar y sentir la presencia del campo cercano.
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“Ausencia” transmite el sentimiento de la ruptura amorosa de un modo paradójico. Explica el motivo.
“Ausencia” desarrolla el tema del amor perdido de un modo paradójico, ya que presenta a la ausencia de la persona amada como algo omnipresente, algo que acecha a la voz poética en todo momento. Esto se vuelve evidente, por ejemplo, cuando el yo poético se hace la siguiente pregunta: “¿En qué hondonada esconderé mi alma/ para que no vea tu ausencia/ que como un sol terrible, sin ocaso/ brilla definitiva y despiadada?” (41). Aquí, la expresión ‘para que no vea tu ausencia’ implica una contradicción, ya que aquello que se encuentra ausente no puede ser visto. De este modo, la mención a la ausencia que ‘brilla como un sol sin ocaso’ intenta sugerir el estado de ánimo de un sujeto cuyo sufrimiento no da tregua, es decir, siempre está presente.
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¿Cómo se relacionan la identidad y el paseo en el poemario?
En Fervor de Buenos Aires, Borges nos presenta a un yo poético que se dedica a pasear por las calles más alejadas de los centros urbanos mientras reflexiona perezosamente acerca de la filosofía, los recuerdos y el cambio. A su vez, estos paseos le permiten a esa voz poética identificarse con el territorio que recorre, reconociendo en las calles una soledad y una tranquilidad que le es propia, y sintiendo en las cosas que observa una nostalgia por su pasado vivido. Sobre ello, Sylvia Molloy señala que el poemario “se trata, temáticamente y hasta formalmente, de una poesía de errancia, de flánerie: textos organizados en torno a un sujeto deambulante que percibe la ciudad y, en esa percepción, se percibe a sí mismo” (1999: 192). Se trata, en otras palabras, de un yo poético que percibe la ciudad y, en ese mismo movimiento, adquiere conciencia de sí mismo; incorpora la ciudad como un elemento de sí y la hace parte de su identidad.