El capítulo tres presenta a Gretel, la hermana mayor de Bruno, a quien se refiere como un "Problema Desde el Primer Día" (21). Ella es tres años mayor que Bruno; éste le tiene un poco de miedo a ella y a sus amigas, que a menudo le dicen cosas desagradables. Se da cuenta de que una cosa positiva de no vivir en Berlín es que sus amigas no están allí para intimidarlo por ser el niño más pequeño de su clase. Él se consuela con la idea de que cuando regresen a su hogar en Berlín, él podría ser lo suficientemente grande como para que ya no se burlen de él.
Bruno entra corriendo a la habitación de Gretel y la descubre arreglando las muñecas en su habitación. Ella ha traído su extensa colección de muñecas desde Berlín a su nuevo hogar. Le dice que ella las trajo porque su padre había dicho que estarían en su nuevo hogar "en el futuro cercano". Bruno no entiende lo que significa esa frase y están de acuerdo en que debe significar "semanas a partir de ahora" (24). Gretel está de acuerdo con Bruno en que su nueva situación de vida es horrible. Ella le dice que el lugar se llama "Auchviz" y explica que el hombre que había hecho el trabajo de su padre anteriormente tuvo que irse muy rápido.
Bruno le dice que los otros niños no son muy amigables con él. Cuando ella le pregunta de qué otros niños está hablando, se detiene antes de decirle lo que quiere decir. Primero, se acerca a la ventana de su dormitorio con indiferencia, y se da cuenta de que su vista es hacia el camino de entrada y un bosque más allá. Le indica que debería seguirlo a su habitación, y ella lo hace. Le dice que los niños están afuera de su propia ventana, y ella duda antes de acercarse para mirar hacia afuera. Cuando lo hace, ve lo que Bruno vio al final del capítulo anterior.
El capítulo cuatro comienza con una descripción de la vista desde la ventana de Bruno. Hay niños, hombres y ancianos que viven juntos sin mujeres de ningún tipo. Gretel se pregunta dónde están las mujeres. Justo debajo de la ventana de Bruno hay un jardín con flores; más allá de eso, hay un área pavimentada con un banco; más allá de eso, hay una valla de alambre que se extiende más allá de lo que pueden ver. Del otro lado de la cerca no hay hierba ni vegetación, sólo chozas bajas y chimeneas a lo lejos.
Incapaz de darle sentido a lo que está viendo, Gretel asume: "Esto debe ser el campo" (33). Ella ha aprendido sobre el campo, sus granjeros y animales en la escuela. Ella se pregunta en voz alta si ésta es su casa para vacacionar. Bruno no está de acuerdo, señalando que si se tratara de una granja, habría animales a su alrededor, y no parece haberlos. La tierra tampoco parece ser capaz de producir ningún alimento. Bruno desea que Gretel le dé una explicación y lo consuele, pero no lo hace.
En cambio, Gretel se pregunta quiénes son las personas y qué están haciendo allí. Los niños y los hombres están de pie, algunos trabajando otros siendo intimidados por los soldado y algunos simplemente mirando al suelo "como si fuera el tipo de juego en el que no querían ser vistos" (36). Parece que hay cientos de personas, con cabañas extendiéndose en la distancia. Gretel se pregunta por qué se habrían mudado aquí, a "un lugar tan desagradable y con tantos vecinos" (37).
Bruno es testigo de cómo un grupo de niños se encogen de miedo ante un grupo de soldados. Bruno le dice a Gretel que tenía razón sobre la posibilidad de que haya niños, pero Gretel dice que están sucios y que no le gustaría jugar con ellos. Dice que regresará a su habitación, donde la vista desde la ventana es mucho más agradable, y deja solo a Bruno. Éste sigue mirando a la gente por la ventana de su habitación y advierte que todos llevan la misma ropa: "un par de pijamas de rayas grises con una gorra gris" (38).
Análisis
Boyne usa la técnica de retenerle información al lector para generar tensión. Al final del capítulo dos, Bruno miró por la ventana y vio algo, aunque al lector no se le dijo qué era eso. En el capítulo tres, le dice a Gretel que vio a otros niños por su ventana, y ella se asoma para verlos. Pero al lector todavía se le niega una descripción de cuál es exactamente la escena a través de la ventana de Bruno. En el capítulo cuatro, al lector finalmente se le proporciona una descripción del campo de concentración.
Boyne continúa utilizando las mayúsculas y la mala pronunciación de las cosas reconocibles para establecer el punto de vista de Bruno en estos capítulos. La hermana de Bruno, Gretel, se describe como "Problema Desde el Primer Día" (21). En el capítulo tres, Gretel le dice a Bruno que el lugar en el que viven ahora se llama "Auchviz", y así continúa llamándolo desde este momento en la fábula. Claramente, es un malentendido del nombre "Auschwitz", pero al negarse a nombrar el campo de concentración, Boyne evita la especificidad en cierta medida. Esto le permite a la fábula una sensación de atemporalidad, que se extiende más allá de la situación específica en Auschwitz.
El personaje de Gretel es dinámico a lo largo del libro. Cuando la conocemos por primera vez en el capítulo tres, ella es claramente una niña, aunque unos años mayor que Bruno. Ella pasa la mayor parte de su tiempo arreglando a sus muñecas y ha traído consigo toda la colección de Berlín. Notablemante ella es la que le dice a Bruno que el nombre de su nuevo hogar es "Auchviz". Este desconocimiento de la ubicación específica apunta a que Gretel es una niña en este momento, en contraste con la adolescente en la que crecerá hasta el final de la historia.
En la conversación entre Bruno y Gretel, ambos niños ingenuos en este punto de la fábula, Boyne crea una ironía dramática. Bruno y Gretel no saben dónde están, ni entienden el concepto de la guerra o de un campo de concentración. Pero el lector del siglo XXI se supone puede recoger las pistas para armar lo que realmente está sucediendo. Por ejemplo, cuando Bruno mira a la gente en el campo de concentración fuera de la ventana de su dormitorio, se da cuenta de que "unos pocos estaban parados cerca de las cabañas en grupos silenciosos, mirando al suelo como si fuera el tipo de juego en el que no querían ser descubiertos "(36). Por supuesto, no quieren ser vistos por los soldados nazis, por temor a la muerte. Pero Bruno sólo puede darle sentido a esta situación a un juego que podría jugar él mismo.
En contraste con la técnica de la ironía dramática, Boyne a veces anima al lector a ver el mundo de la historia a través de la perspectiva de Bruno. Por ejemplo, cuando Gretel mira por la ventana y ve que estaba diciendo la verdad sobre la gente que está afuera, Bruno se siente "satisfecho de sí mismo porque, fuera lo que fuese aquello que se veía y fueran quienes fuesen aquellas personas, él lo había visto primero y podría verlo siempre que quisiera, puesto que se veía desde su ventana y no desde la de Gretel. Por tanto, todo aquello le pertenecía: él era el rey de todo lo que contemplaban y ella su humilde súbdita"(32). La falta de puntuación crea una narración infantil de "flujo de conciencia", lo que lleva a la conclusión hiperbólica de que Bruno es el rey y Gretel es su sujeto.