Tiffany's (símbolo)
La famosa joyería Tiffany's representa un escape para Holly, ya que es el lugar al que ella puede ir cada vez que la angustia se apodera de ella. En este sentido, el lugar simboliza un refugio, un mundo de seguridad y estabilidad frente a una realidad exterior incierta y peligrosa. Haber vivido una infancia repleta de carencias económicas hace que Holly vea a la joyería como el símbolo del mundo ideal, ya que entiende al dinero y a los bienes suntuosos como garantía de solidez y certezas. Así, la protagonista busca a lo largo de toda la novela un lugar en donde pueda sentirse como en Tiffany's, es decir, como en casa.
La pajarera (símbolo)
La pajarera que Holly le regala al narrador simboliza aquello que la muchacha más teme: la pérdida total de la libertad individual. Así, cuando se la da como obsequio de Navidad, hace que el muchacho prometa que nunca podrá nada vivo dentro de ella; en este comentario, la muchacha ve en la jaula la representación exacta del confinamiento y la prisión. Sin embargo, el narrador no ve al objeto de esta manera, sino que lo piensa como un objeto precioso. Para él no es más que una enorme y maravillosa pajarera. En este sentido, la jaula exhibe una de las diferencias fundamentales entre Holly y el narrador. El terror que siente la muchacha ante la presencia de cualquier cosa que pudiera atentar contra su libertad le impide ver que algunas formas de lo doméstico y lo estético pueden ser realmente bellas. En este punto, la pajarera representa la compleja relación que Holly tiene con su propia idea de autonomía e independencia.
Las máscaras (símbolo)
En la novela, las máscaras representan la imposibilidad que tienen los personajes de exponerse tal cual son. A lo largo de la narración, Holly esconde permanentemente su origen en pos de ofrecer una imagen seductora para los hombres que la sostienen económicamente. La posibilidad de ser otro cautiva al narrador y, en el episodio de Halloween, el narrador y Holly roban máscaras de una tienda comercial. El sentimiento de euforia que los rodea hace que los protagonistas regresen corriendo a su casa, con las máscaras puestas durante todo el trayecto, ocultando sus verdaderas identidades entre ellos y del mundo que los rodea.
Los lentes negros (símbolo)
A lo largo de la novela, los anteojos negros de Holly forman parte de su marca registrada; es difícil verla sin ellos. Las gafas simbolizan la imposibilidad de la muchacha de exponerse sin artificios ni máscaras frente a los demás; en este sentido, es otra de las estrategias utilizadas por la protagonista para evitar que aquellos que la rodean se acerquen demasiado a ella. Así, los lentes negros son una herramienta concreta y literal de cubrirse, de prevenir cualquier tipo de exposición indeseada.
El gato (símbolo)
Como Holly se niega a admitir su conexión emocional con su mascota, el gato sin nombre simboliza su incapacidad de vincularse sentimentalmente con su vida. A lo largo de toda la novela, la protagonista subraya que ni ella ni el gato se pertenecen mutuamente, dando a entender que ambos seres son independientes uno del otro. En este sentido, la decisión de abandonar a la mascota cuando debe huir a Sudamérica suena coherente con este discurso. Sin embargo, la muchacha se arrepiente inmediatamente de haber dejado al gato y se da cuenta de que, a pesar de su voluntad, ambos tienen una conexión emocional que va más allá de la falta de nombre. En este sentido, el gato de Holly es un recordatorio permanente de que es imposible vivir sin sostener relaciones sentimentales con aquellos que nos rodean.
Los barcos (motivo)
El narrador se siente “remolcador en el astillero” (p. 104) cuando Holly le cuenta su plan de vida. Así, los barcos remiten al imaginario del viaje y del nomadismo, frente a una vida estática y estable. No es casualidad que una de las actividades favoritas de la protagonista sea mirar “pasar los barcos en dirección al mar” (p. 104) desde el puente de Brooklyn; las naves representan el deseo de partir que acompaña siempre a Holly en donde sea que esté.