La mirada de Holly
De forma recurrente, el narrador presenta descripciones minuciosas de los ojos de la protagonista. Detrás de los lentes negros de sol, se esconden “unos ojos enormes, un poco verdes, un poco azules, con puntitos pardos” (p. 27). Sin embargo, el narrador agrega que Holly utiliza las gafas para ocultar su estrabismo. En este sentido, la novela contribuye a la construcción de una imagen artificial de la protagonista, en tanto refuerza la idea de que la protagonista oculta sus rasgos defectuosos para ofrecerles un panorama apetecible a los hombres que pagan por su compañía.
La canción de Holly
En la novela, las imágenes sensoriales vinculadas con lo musical aparecen cuando el narrador espía a la protagonista y la oye cantar “oscilantes melodías de tierna rudeza” (p. 26). Esta melodía reaparece en el personaje de Doc Golightly, que silba "la quejumbrosa canción de las praderas que Holly a veces tocaba con su guitarra" (p. 82). A través de estas imágenes, los lectores nos representamos la existencia de otra Holly detrás de la impresión de muchacha sofisticada que les ofrece a los hombres que la rodean.