Desayuno en Tiffany's

Desayuno en Tiffany's Ironía

Aunque Holly se presenta como una persona libre y sin ataduras, sufre al desprenderse de su gato

A pesar de que a lo largo de toda la novela la protagonista destaca su carácter independiente y autónomo, al final de la narración la muchacha no puede abandonar a su gato en la intemperie. A pesar de que Holly dice que, con su gato, "nosotros nos aceptamos en cierta manera, un día junto al río, pero no nos pertenecemos" (p. 51), sufre cuando se lo abandona en la calle. En este sentido, es irónico que Holly se conciba como una mujer nómade y desafectada, cuando finalmente padece al desprenderse de su propia mascota. Esta ironía revela que la actitud de la muchacha era, en gran parte, una fachada para esconder su propia vulnerabilidad.

A pesar de que Holly le adiverte a Joe que no se enamore de ella, él acaba obsesionado

Cuando en la novela la protagonista le advierte a Joe Bell que nunca se enamorara de una criatura salvaje como ella, el hombre hace caso omiso a esta recomendación y le comenta al narrador que "lleva doce años con la sola esperanza de encontrarse con una persona concreta" (p. 17). Esta alusión a Holly Golightly refleja la ironía de que, a pesar de la advertencia hecha por la muchacha, él dedicó gran parte de su vida a encontrarla.

A pesar de creer que el arte no tiene precio, el narrador se alegra al vender sus cuentos

El narrador piensa que su escritura no debería tener un precio, ya que para él la tarea artística no es una mercancía sino una práctica con un valor social. Esta parece ser una de sus mayores convicciones, porque incluso tiene una fuerte discusión con Holly respecto a este tema. Es irónico entonces que finalmente sea para él un motivo de festejo el haberle vendido sus cuentos a una reconocida publicación.

A pesar de que toda su identidad es una farsa, Holly no quiere ser actriz para no abandonar su verdadera esencia

A lo largo de toda la novela, los lectores conocemos que, detrás de la sofisticada Holly Golightly, se esconde una muchacha con un humilde origen y pasado. A pesar de que todo en la muchacha es pose y apariencia, la muchacha rechaza tener una carrera artística como actriz: le dice al narrador "quiero ser yo misma" (p. 51). En este sentido, es irónico que Holly, que vive con una fachada artificial, vea la actuación como una forma de vida que le impide ser ella misma.

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