Alegoría política de la dictadura en Chile
Casa de Campo es una novela que se publicó en 1878, durante la dictadura de Pinochet en Chile. Es por esto que, desde un punto de vista sociológico, se ha considerado como una alegoría política de esta dictadura durante la década de los ‘70.
Esta idea se puede sostener argumentativamente a partir de la presencia de los elementos figurativos y simbólicos que utiliza el autor en la narración, como podremos ver en los símbolos siguientes. Los personajes representan distintos grupos sociales y sus luchas de poder internas.
Adultos como símbolos de la oligarquía
Los adultos dejan fuera del muro a los nativos, por considerarlos peligrosos, lo cual coloca en escena una representación de la lucha de clases sociales. Los adultos, además, controlan la casa a través del miedo y la amenaza, utilizando sirvientes para tener todo como ellos quieren. Esta clase alta, además, niega los derechos de los campesinos, segregándolos y tratándolos como si fueran menos que humanos.
Niños como símbolo de la clase media
Los niños simbolizan la clase media —intermedia entre la alta y la baja—, que de a poco comienza a desafiar el ordenamiento de las cosas, cuestionando en parte el aislamiento de los nativos. La presencia de Adriano, por ejemplo —que según algunas lecturas representaría a Salvador Allende—, funciona como un factor de cambio en el punto de vista que los niños venían creyendo debido a lo que le decían los adultos. Sin embargo, los niños representan a la clase media alienada, en tanto que aparecen como seres inocentes que se creen en mayor medida el ordenamiento social que dispuso la oligarquía.
Nativos como símbolo de la clase trabajadora
En este caso, los nativos funcionan como representación de una clase sometida a los militares y a la opresión que ejerce el gobierno. Los personajes que pertenecen a esta clase no pueden soñar con mejorar su calidad de vida. Los adultos/oligarquía no les permiten avanzar en la vida, ni material ni educativa o socialmente. Son tratados como salvajes y peligrosos, lo cual es solo un mito creado para mantenerlos a raya de los intereses de la oligarquía.
Represión como motivo
Uno de los motivos principales que recorre toda la novela es el de la represión. Todo aquel que piense diferente al Gobierno de facto —es decir, el que asumió sin voluntad popular— es castigado severamente. Es un motivo propio, a la vez, de todas las dictaduras cívico-militares que tuvieron lugar en distintos países de América Latina, sobre todo durante la década del setenta. En esta novela la represión aparece en manos de los sirvientes que han quedado a cargo de la casa, cuando los adultos se han retirado dejándoles órdenes estrictas de que mantengan el orden tal como ellos lo han diagramado.
