La historia se desarrolla en una finca familiar y se centra en los hijos de Ventura, a los que sus padres han dejado en la propiedad. A través de la narración, Donoso aborda el clima político en Chile a finales del siglo XX durante la lucha por el poder. Los ocupantes del recinto representan a las diferentes personas y estructuras del gobierno chileno de los años setenta. Los adultos simbolizan la oligarquía; sus hijos, la burguesía, y los criados de la finca, las fuerzas armadas. El jefe de los sirvientes es Augusto Pinochet; Adriano es Salvador Allende y los nativos son las clases bajas y los comunistas. Los acontecimientos que tienen lugar en la casa representan el régimen de Allende antes de que Pinochet derrocara al gobierno como ministro de Defensa.
En la narración, los adultos de Ventura han dejado a los niños en la finca para que disfruten de sus vacaciones fuera de ella. Mientras tanto, los niños emparentados comienzan a jugar con Adriano como uno de los líderes de las facciones. Aunque la familia está compuesta por aristócratas ricos, los juegos que los niños practican entre sí simbolizan toda la sociedad chilena. Aunque los padres son los tutores, han dejado las acciones disciplinarias en manos de los criados, que utilizan el miedo y la violencia. Afirman que los nativos que viven fuera del recinto son salvajes y caníbales sedientos de sangre. Mientras tanto, los niños siguen jugando hasta que Adriano muere a manos de los criados, lo que implica el cambio de poder.
Los sucesos ponen de relieve el golpe militar que tuvo lugar en 1973 y que provocó la muerte de Allende. Después de que el gobierno entrante interrumpiera su régimen democrático, el país sufrió la represión política, la dictadura y la violencia.
