"Madre de los metales, te quemaron,/ te mordieron, te martirizaron,/ te corroyeron, te pudrieron" ("Minerales", p. 16) (Metáfora)
En esta cita, Neruda llama a América metafóricamente "madre de los metales". Esta metáfora nace de la idea de que el continente americano es el más rico en metales y, por ende, puede considerarse como la tierra que los da a luz, es decir, como su madre. A través de esta metáfora, Neruda intenta demostrar que la colonización del continente y la explotación de la tierra llevada a cabo por los españoles ha sido terrible; tan terrible como profanar o corroer a una madre.
"El hombre/ hecho de piedras y de atmósfera/ limpio como los cántaros, sonoro" ("Los hombres", p. 18) (Metáfora)
A través de esta metáfora, Neruda describe la unión entre el hombre americano, precolombino, con la tierra. Su unión es tan grande que es como si estuviera él mismo conformado por las piedras y la atmósfera del continente. Luego, a través de la comparación con los cántaros, hace referencia a su pureza. Esto, por supuesto, contrasta con la impureza con la que el autor describe a los conquistadores.
"Hundí la mano turbulenta y dulce/ en lo más genital de lo terrestre" ("Alturas de Macchu Picchu", p. 25) (Metáfora)
A través de esta metáfora, Neruda quiere expresar que, al tocar la tierra de Macchu Picchu, tocó la parte más íntima de la tierra, la que mejor escondida estuvo de los ojos de los demás.
"Irían a morir o a revivir detrás/ de las palmeras, en el aire caliente/ que, como un horno extraño, la total bocanada/ hacia ellos dirigen las tierras quemadoras? ("Llegan al mar de México", p. 43) (Símil)
Aquí, Neruda imagina lo que estarían pensando los conquistadores al llegar a México. La comparación de las palmeras con un horno caliente obedece a la lógica de que los españoles podían comprender la naturaleza americana solamente a partir de los conocimientos de su civilización.
"Maldita sea la espinosa/ corona de la zarza agreste/ que no saltó como un erizo/ a defender la cuna invadida" ("La cabeza en el palo", p. 47) (Símil)
En este poema, Neruda lamenta que la naturaleza no haya defendido al conquistador Balboa, quien fue condenado por los españoles por desobeder a la corona y ponerse del lado de los nativos. La comparación de la zarza que, inmóvil, no defendió a Balboa, con la agresividad de un erizo es parte de ese lamento. Otra característica que tienen en común la zarza y el erizo (y que forma parte de esta comparación) es que ambos pueden pinchar. La diferencia es, como hemos dicho, que la zarza es una planta y no se mueve, a diferencia del erizo, que sí lo hace.