La identidad
Tal como el título lo expresa, “Borges y yo” es un texto sobre la identidad del escritor. En él, la voz narradora reflexiona sobre la constitución de su identidad y presenta, mediante un desdoblamiento, la tensión que existe entre Borges en tanto figura pública y Borges como sujeto íntimo (al que se reconoce con el pronombre de primera persona, "yo").
Borges es el escritor famoso, el profesor y conferencista que hace de su vida un ejercicio literario. Por otra parte, “yo” es el sujeto íntimo, el que disfruta de las pequeñas cosas cotidianas, como pasear por un barrio, observar las casas o tomar café.
Si bien las dos identidades reconocen la división —Borges es llamado “el otro” (p. 221)—, conforme avanza el texto. la voz narradora indica que el “yo” cede, poco a poco, ante la figura de Borges. El ambiguo final del texto señala que el narrador no es ese “yo” íntimo, sino que es Borges, que ya ha convertido en literatura el “yo”. Con ello, el escritor parece nuevamente indicar que su personalidad está construida a través de su relación con la literatura.
El doble
Desde el título del texto, la identidad se presenta como una dualidad: “Borges y yo” implica un desdoblamiento del escritor en dos identidades en tensión: Borges, el escritor, y “yo”, el sujeto íntimo, que se reconoce en su subjetividad. Con ello, todo el texto se desarrolla como un contrapunto entre estas dos dimensiones duales que constituyen a Borges, y la voz narradora se concentra en indicar qué elementos de su vida pertenecen a cada una de ellas.
La dualidad se presenta aquí como una variación sobre el tema del doble, muy presente en toda la obra del escritor. En este caso, el doble se presenta como un desdoblamiento interno: el “yo” que enuncia al principio del relato señala a Borges como el otro: “Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas” (p. 221). Así, la alteridad es un rasgo que marca la propia identificación del sujeto, quien se reconoce uno y otro al mismo tiempo. El desdoblamiento expresa la dislocación que siente el autor entre su vida íntima y la figura famosa en la que Borges se ha convertido. Sin embargo, el ambiguo final del texto parece señalar, en la confusión de voces que plantea, que ya todo el mundo íntimo pertenece al Borges escritor.
Vida privada vs. vida pública
Los temas de la identidad y la dualidad abren paso a la reflexión sobre la vida privada y la vida pública del escritor. La dimensión expresada como “yo” corresponde a la vida privada: a través de dicho índice referencial, el autor expresa sus gustos y sus costumbres, es decir, aquello que constituye núcleos identitarios íntimos, más allá de su relación con otros sujetos.
Borges, por su parte, responde a la vida pública y se constituye a partir de la imagen que la sociedad le devuelve al sujeto. Se trata del Borges escritor, profesor y conferencista, el Borges que vive a través de la expresión de su literatura.
La percepción que el escritor tiene sobre sí mismo y sobre su relación con el resto del mundo pone de manifiesto la tensión sobre la que el autor constituye su personalidad. Como bien se sabe, Borges siempre fue un joven tímido, con dificultades para expresarse en público. Sin embargo, al madurar como escritor, la conversación y la exposición social se convierten en una afición que deleita al escritor. Con todo ello, la tensión entre la vida privada y la vida pública señala también la tensión que existe entre la personalidad y los gustos del escritor.
La literatura y la creación poética
En “Borges y yo” se expresa la importancia que la literatura tiene en la vida del escritor y en la constitución de su identidad. En primer lugar, el “yo” íntimo afirma que se deja vivir “para que Borges pueda tramar su literatura” (p. 221), y es en la producción de dicha literatura que el sujeto halla su justificación. En otras palabras, el escritor afirma que vive para la literatura.
A su vez, ligada a la literatura, vuelve a presentarse la cuestión de la creación artística como uno de los temas más importantes en la obra de Borges. Como se indica en la sección “Otros”, Borges halla en la capacidad generadora del lenguaje un camino para expresar su identidad. Tal es la importancia de la creación artística en la definición del escritor, que Borges utiliza la escritura como el medio por excelencia para definirse y presentarse a sí mismo y al mundo.