“A lo mejor me mandan a una escuela correccional (...). Allí lo hacen a uno bueno si es malo. Son muy fuertes con uno. Lo dejan como un guante de suavecito” (90) (Símil)
En este pasaje, el joven está pensando qué le deparará el futuro tras haber sido expulsado de la escuela. Una de las opciones que se le ocurren lo aterra: que lo envíen a una escuela correccional. Así, compara la docilidad con la que finalmente quedan los jóvenes que asisten a este tipo de institutos después de sufrir todos los castigos que se le imponen allí con la suavidad de un guante.
“Apenas tiene los nueve años. ¿Por qué? Tiene que trabajar como un burro enterrado en la tierra” (110) (Símil)
Aquí el protagonista de “...y no se lo tragó la tierra” se está quejando de que su hermano menor se haya enfermado por la larga jornada de trabajo al sol; algo que primero le sucede al padre y luego, al niño. Mientras se pregunta por qué les pasan esas injusticias, utiliza un símil para evidenciar la forma y las condiciones en la que el niño trabaja: como un burro, un animal de carga que, por el peso de lo que lleva sobre su espalda, se hunde cada vez más en la tierra. Aquí, como en otros relatos, se critica y denuncia el trabajo infantil y se muestra la deshumanización a la que son sometidos los trabajadores chicanos, incluso los niños.
“Pero es que apenas cabemos parados en este gallinero y tú andas ahí correteando como si tuviéramos tanto lugar” (120) (Metáfora)
Doña Chona, personaje de “Los quemaditos”, regaña a su esposo, don Efraín, por hacer boxear a sus hijos en la casa. Además de apelar al peligro de que los niños se golpeen, en esta frase se puede ver que le molesta que hagan ese tipo de actividades físicas adentro del hogar, al que llama “gallinero”. Con este término, da cuenta de la incomodidad de que jueguen de esa manera porque el espacio es pequeño y ellos, muchos, como gallinas inquietas en un corral.
“Esta es la última vez que vengo así como una pinche bestia parado todo el camino. Nomás que lleguemos me voy (...) donde no tenga que andar como un pinche buey” (150-151) (Símiles)
Un viajero indocumentado que migra de México a Estados Unidos para trabajar maldice su situación y se compara a sí mismo con un animal. Él viaja parado y apretado entre otras personas que se trasladan en iguales circunstancias por necesidades económicas y jura que será la última vez que tenga que movilizarse como una bestia o un buey. La carencia lo deshumaniza y animaliza: está allí como los animales que son trasladados en camiones de carga.
“Sólo se sentía andar en un mar de gente. Los brazos la rozaban como si fueran olas” (138) (Metáfora y símil)
María, la protagonista de “La noche buena”, es una mujer que sufre ataques de pánico cuando está en lugares que no frecuenta; lugares que presentan muchos disparadores visuales y están colmados de gente. Un día, decide ir al centro de la ciudad poco antes de Navidad, por lo que el sitio está lleno de personas que se encuentran haciendo las compras navideñas. La situación la pone tan nerviosa que deja el local sin darse cuenta de que no ha realizado el pago de los objetos que lleva y, por lo tanto, es detenida inmediatamente por la policía. En pleno ataque, no puede explicar la situación y la sensación es abrumante. En este pasaje se utiliza la metáfora del “mar de gente” para enfatizar la gran cantidad de personas que hay en el sitio y el símil de las olas para el rozar de los brazos: es como si María estuviera inmersa en esa marea humana que la confunde y descompone.