Genero
Novela.
Configuración y Contexto
Frontera sudoeste de Estados Unidos, aproximadamente, hacia la década de 1950.
Narrador y Punto de Vista
El narrador de los dos relatos que funcionan como marco en la novela es omnisciente, está en tercera persona y se focaliza en el niño o adolescente protagonista cuyo nombre no se revela. En los relatos enmarcados, que se supone son memorias de ese niño y experiencias de sus vecinos, hay historias en tercera persona y otras en primera persona que focalizan en distintos personajes.
Tono y Estado de Ánimo
El tono en general es pesimista y refleja un estado de ánimo resignado ante la realidad de los habitantes chicanos.
Protagonista y Antagonista
El protagonista es en niño chicano innominado cuyos recuerdos y experiencias sirven de hilo conductor de la historia. El antagonista podría englobarse en todo aquello que representa la opresión para el pueblo chicano; en particular, el racismo y la xenofobia estadounidense.
Conflicto Principal
Lo que esta novela narra es la alienación y la opresión que experimentan los trabajadores agrícolas mexicanos y sus familias en la frontera sudoeste de Estados Unidos, a la que viajan para dedicarse al trabajo agrícola.
Climax
El clímax se produce en el desenlace de la novela, cuando el protagonista, por fin, encuentra un sitio que le permite pensar en tranquilidad y ordenar sus recuerdos del año transcurrido. Es en ese momento cuando se le revela a sí mismo, como en un despertar de conciencia, su identidad chicana.
Presagio
En el relato “La noche buena”, la protagonista sufre un ataque de pánico en una tienda comercial en el centro de la ciudad. Antes de partir, el marido le da una serie de advertencias, dado que ya ha pasado por una situación similar en el pasado. Estas palabras del esposo anticipan lo que le sucede en el clímax de esta narración.
Atenuación
Las madres que aparecen en los relatos intentan muchas veces atenuar las conductas rebeldes de sus hijos, así como los sus sufrimientos por las cosas que les faltan. Por ejemplo, la madre del niño protagonista de “...y no se lo tragó la tierra” le pide que no hable en contra de la voluntad de Dios y espere, con paciencia, a que esta se cumpla; María, la madre de “La noche buena”, intenta calmar a sus hijos que, año tras año, no reciben regalos en Navidad: “Ella siempre los apaciguaba con lo de siempre. Les decía que se esperaran hasta el seis de enero, el día de los reyes magos y así para cuando llegaba ese día ya hasta se les había olvidado todo a los niños” (133).
Alusiones
Hay alusiones a pasajes y a personajes bíblicos, tanto en las plegarias y maldiciones de los personajes, como en el título de la obra, que presenta semejanzas con castigos divinos.
Imágenes
Ver sección “Imágenes”.
Paradoja
El relato “Cuando lleguemos” retrata a una serie de viajeros varados en el medio del camino debido a que se ha roto la troca, el vehículo que los traslada de un sitio a otro para trabajar en las cosechas. Es paradójico que todos los viajeros piensen en qué harán al llegar y hagan planes para el futuro porque están detenidos, pero, además, porque el trabajo en cosechas implica irse de un lado hacia otro sin un destino fijo. Es decir, resulta tristemente paradójico que se pregunten cuándo llegarán, cuando, en realidad, nunca tienen un destino fijo al cual llegar.
Paralelismo
Hacia el final de la novela se produce un paralelismo entre el poeta Bartolo, de la última viñeta, que levanta las banderas de la tradición oral y de la identidad de su pueblo, y el niño protagonista del relato marco que, en la última historia, consigue reunir las experiencias del último año e identificarse con su comunidad.
Metonimia y Sinecdoque
En “Los quemaditos”, el padre tiene esperanzas de que alguno de sus hijos sea bueno en boxeo para ganar mucho dinero y sacar a la familia de la pobreza. Se utiliza aquí una metonimia, dado que en lugar de aludir al boxeo de forma directa, se lo hace a partir de un elemento clave en este deporte, como el guante: “A lo mejor uno de éstos sale bueno para el guante” (121).
Personificación
Desde el mismo título de la novela, aparece la personificación, dado que se le asigna a la tierra el poder tragar o engullir a las personas. Otro ejemplo de personificación puede verse en el relato “La noche estaba plateada”, en la que el narrador sostiene: “Y se quedó dormido viendo cómo la luna saltaba entre las nubes y los árboles contentísima de algo” (103).