Resumen
Escena I
Orgon le explica su preocupación a Cleante por la caja con documentos que se llevó Tartufo: la caja le había sido entregada por un amigo que estuvo enfrentado al príncipe. Los documentos que contiene lo ponen en gran riesgo a Orgon, ya que puede ser visto como cómplice de su amigo y, por lo tanto, enemigo del príncipe. El remordimiento de conciencia que le generaba tener la caja hizo que Orgon se la entregara a Tartufo. Cleante advierte la gravedad de la situación: Tartufo tiene todo en su poder como para derrotar a Orgon.
Enfurecido, Orgon afirma que todos los hombres que se hacen pasar por santos están llenos de engaño. Cleante, entonces, le dice que dicha afirmación es incorrecta. Le recuerda a Orgon que, así como no todos los santos son dignos de confianza, tampoco son todos engañosos. Advierte a su cuñado que se debe juzgar a los hombres por la bondad de sus actos y no por sus exhibiciones extremas de piedad.
Escenas II-IV
Damis entra furioso a escena, amenazando con matar a Tartufo. Cleante lo reprende por su insistencia en resolver los conflictos de manera ilegal. Entran Madame Pernelle, Elmira, Mariana y Dorina. Madame Pernelle se niega a creer lo que le dicen acerca de la traición de Tartufo, y afirma que su hijo ha sido víctima de los falsos rumores. Todos intentan convencerla de que no es así, pero no lo logran.
Luego discuten acerca de cómo deben proceder contra Tartufo. Cleante afirma que Tartufo podría encerrar a Orgon en un laberinto legal. En ese momento llega el Señor Leal, quien dice traer un mensaje amable para Orgon de parte de Tartufo. Cuando lo dejan entrar se revela como un funcionario de la justicia que vino a entregarles una orden judicial que indica que deben abandonar la casa.
La familia está indignada. El Señor Leal, con un lenguaje amable e irritante, explica que, al tener Tartufo la escritura de la casa, deben responder a dicha orden. Damis amenaza también al Señor Leal, pero este lo ignora. Con ironía, como si les estuviese haciendo un gran favor, le informa a los miembros de la familia que les permitirá quedarse en la casa durante esa noche para que puedan empacar sus pertenencias.
Después de que el Señor Leal se marcha, Madame Pernelle se da cuenta de la verdad sobre Tartufo. Elmira sugiere que deben encontrar una manera de demostrar el engaño del hipócrita y, de ese modo, salvar el patrimonio.
Escenas V-VIII
Valerio irrumpe súbitamente con más malas noticias: Tartufo ha denunciado a Orgon por ser traidor al príncipe y entregó la caja con documentos como prueba. Ahora hay una orden de arresto contra Orgon, que debe huir de inmediato. Valerio le ofrece su carruaje y mil luises para que escape. Orgon se despide de su esposa y se prepara para irse.
Sin embargo, antes de que pueda escapar, llega Tartufo junto con un oficial del príncipe. Tartufo se burla de la cobardía de Orgon y se vanagloria del amor que Dios tiene por él. Le dice a la familia que lo único que hizo él fue hacer lo correcto: cumplir con el deber de informar acerca de la traición de Orgon. Cleante le pregunta por qué no cumplió dicho deber antes de ser expulsado de la casa. Tartufo, entonces, le dice al oficial que está harto de escuchar las quejas de la familia y le exige que ya mismo haga su trabajo de encarcelar a Orgon.
Entonces, el oficial, sorpresivamente, se dispone a arrestar a Tartufo en lugar de a Orgon. Tartufo se horroriza. El oficial explica que Tartufo será encarcelado, sin posibilidad de pagar fianza, por intentar engañar al príncipe, quien ya conocía otros crímenes que este había cometido; simplemente estaba esperando que se confirmaran sus sospechas antes de encarcelarlo. El príncipe le devolverá la caja de documentos a Orgon y lo librará de todos los cargos, ya que sabe que él le es fiel.
La familia recupera la alegría. Cleante convence a Orgon de que no se involucre en el castigo que debe recibir Tartufo, ya que eso sería rebajarse a su nivel. Orgon está de acuerdo. Finalmente, este anuncia que la boda entre Mariana y Valerio se realizará pronto, y que ya mismo comenzarán con los preparativos.
Análisis
La obra termina con un final que, a primera vista, parece absolutamente feliz y cerrado: Tartufo ha sido desenmascarado y castigado, Damis ha sido perdonado por su padre, a Mariana se le permite casarse con su amado, y Orgon ha recuperado su sano juicio. Incluso Madame Pernelle comprendió que Tartufo era un farsante. El príncipe, además, perdonó a Orgon por haber guardado la caja con documentos que podían incriminarlo, y la casa ha sido devuelta a la familia. La obra, entonces, termina con un final feliz, en consonancia con la estructura básica y los propósitos de la comedia clásica. Sin embargo, quedan algunos misterios o preguntas sin resolver.
Por ejemplo, ¿quién es verdaderamente Tartufo? Se desconocen los orígenes y antecedentes del personaje. Simplemente aparece en la iglesia un día y conmueve a Orgon con su falsa piedad. Según el crítico Marcel Gutwirth, la obra se niega a definir del todo al personaje. En el segundo acto es descrito como un glotón; en el cuarto acto, es un lujurioso; en el último acto, es un criminal… Lo que se sabe con certeza de Tartufo es que él se adjudica una relación profunda con lo religioso, y que el sexo le hace perder la cabeza. Sin embargo, Tartufo cambia tanto durante la obra que termina tejiendo un misterio sobre sí mismo.
Incluso cabe preguntarse si él mismo no cree en el personaje que, en teoría, actúa frente a los demás para sacar beneficios. En ningún momento de la obra Molière lo muestra como un villano que planea en soledad cómo engañar al resto. Siempre se lo ve actuando como un hipócrita, pero no puede descartarse la idea de que Tartufo crea en sí mismo, que no se considere un hipócrita. En la escena en donde afirma frente a Orgon que la acusación de Damis contra él es verdadera, en definitiva, no miente. Orgon prefiere no creerle, pero él no miente. Incluso después de haberle ganado (aparentemente) a Orgon, sigue explicando su modo de actuar del mismo modo. En lugar de quitarse la máscara y reírse de sus logros, afirma que si denunció a Orgon fue porque el deber para con el príncipe así se lo exigía. Nunca se saca su máscara de piadoso.
Tartufo es el personaje principal de la trama, pero es quizás el que menos conocemos. Se puede pensar que la intención de Molière es mostrar a un farsante en acción, mostrar cómo un hipócrita puede destruir los valores de la sociedad, y no mostrar la personalidad compleja o los conflictos internos de alguien que se transforma en un hipócrita.
Otra pregunta que queda sin resolver es por qué la familia perdona tan rápidamente a Orgon, luego de haber causado tantos males al haber confiado en Tartufo. Así como Orgon recupera la razón plenamente en un instante, el perdón de sus familiares también llega de forma instantánea. Nuevamente, la respuesta a esta pregunta debe buscarse en los intereses de Molière: para el autor, no parecen importar tanto los detalles psicológicos realistas de los personajes y sus relaciones, sino mostrar el funcionamiento social y los problemas que surgen en torno a la aparición del hipócrita. Entonces, Orgon está loco, pero esta locura desaparece apenas ve la verdad. Mágicamente. La familia está indignada con Orgon, pero apenas Orgon entiende que se equivocó, la indignación desaparece como por arte de magia.
Para construir estos cambios de actitud de manera realista, sin dudas, Molière debería haber utilizado muchos más diálogos entre los personajes, y más matices en la construcción de las personalidades. Este tipo de construcción detallista no habría funcionado en una comedia alocada. Lo importante, para Molière, es que los espectadores acepten los cambios de actitud de los personajes, y no que observen el modo en que estos cambios suceden en su interior.
Por otro lado, en relación con el final, es interesante destacar que el príncipe funciona en la obra como un deus ex machina. Este recurso se relaciona mucho más con el drama griego que con la comedia clásica, y consiste en que algo o alguien aparezca con una solución mágica a situaciones complicadas y aparentemente imposibles de resolver. En este caso, la obra parece encaminada a la tragedia: Orgon va a terminar preso, Tartufo va a triunfar, la familia se queda sin casa, y la palabra del oficial del príncipe, en un segundo, resuelve todo.
La afinidad entre Molière y Luis XIV hace posible pensar en que la aparición del príncipe como el gran salvador en la obra es, indirectamente, un elogio del autor al rey. En Tartufo, el príncipe es bondadoso y astuto. Se da cuenta que Tartufo es un engañador, aunque no se dan detalles acerca de cómo lo descubre. Salva a Orgon pese a que este tenía una caja con documentos que podían mostrarlo como un traidor. En el primer acto, se dice que Orgon ayudó al príncipe en ciertos disturbios recientes. Aquí, se demuestra que el príncipe es bondadoso con aquellos que le fueron fieles. Algunos críticos han coincidido en la idea de que el final de la obra es básicamente una proclama a favor del rey que arruina toda la construcción de la comedia. Otros, sin embargo, arguyen que el final repentino en el que todo se resuelve positivamente es típico en las comedias, más allá de Tartufo. Por lo tanto, el final de esta obra no debería leerse como una proclama a favor del rey, sino como un típico final de comedia clásica.