Tartufo es puesta en escena por primera vez como una obra de tres actos en 1664, ante el rey Luis XIV. La versión definitiva es escrita por el autor cinco años después, en 1669, con cinco actos.
Sin dudas, es una de las obras más importantes del autor, y una de las comedias más importantes de la historia. Su profunda crítica a la hipocresía y la falsa piedad, además de su prosa lúcida y de su memorable protagonista, Tartufo, marcaron la historia del teatro y la literatura. De hecho, el nombre “Tartufo” entró en el léxico español como un modo de definir a los hombres hipócritas y falsos.
Pese a que ya en su estreno la obra divierte enormemente a la corte, también recibe muchas críticas de la Iglesia católica, específicamente de la Compañía del Santo Sacramento. Pese a que el rey encuentra la obra fascinante, es presionado para hablar en contra de ella por su tutor y consejero, el arzobispo de París, Paul Philippe Hardouin, quien termina (con autorización del rey) amenazando con la excomunión a cualquiera que represente o escuche la obra.
Esta amenaza recibe el apoyo de la clase alta de Francia y del catolicismo en general. Finalmente, Tartufo es censurado. Molière reescribe la obra, quitándole peso religioso, y la renombra Panulfo o el impostor. Pero la iglesia, de todos modos, no cede. Molière es despreciado por intentar atacar la religión a través del teatro. Un clérigo, incluso, lo describe como “un diablo vestido con ropas de hombre, y el libertino más grande e impiadoso que apareció en los últimos siglos”.
Molière intenta defender su trabajo a través de cartas. Afirma que la comedia es el arte de poner en escena lo irracional para entonces poder evitarlo. Para comprender la comedia, según Molière, primero se debe comprender lo racional, saber en qué consiste, para entonces notar su falta y llegar a la risa. La incongruencia entre lo racional y lo irracional es, en definitiva, para Molière, el corazón de la comedia.
Tartufo combina el humor de las comedias de su tiempo con el drama, revelando lo que la comedia podía ofrecer para comprender con profundidad la condición humana, tal como lo podía hacer la tragedia. La estructura de la obra es la típica de las farsas medievales, pero demuestra ser única, al no hacer aparecer a su protagonista hasta el comienzo del tercer acto. De este modo, Moliere prueba que el verdadero foco de la obra no está puesto en el personaje de Tartufo, sino en el caos que genera la hipocresía y la falsa devoción en la sociedad.
La primera versión en cine de esta obra es realizada en 1924, aunque la más famosa es de 1984. En esta versión, la estrella francesa Gerard Depardieu realiza el papel de Tartufo. Kirke Mechem compone una famosa ópera en 1980. Aún hoy, Tartufo está permanentemente en las carteleras de los mejores teatros de todo el mundo.