Persépolis (Tomos 3-4)

Persépolis (Tomos 3-4) Resumen y Análisis Tomo 3, Capítulos El caballo - El pañuelo

Resumen

El caballo

Julie y su madre se mudan de Viena. Marjane se va a vivir a una casa compartida. Sus compañeros de casa son ocho hombres homosexuales con los que tiene una muy buena relación. Ya ha pasado más de un año y medio desde que Marjane llegó a Viena. En este capítulo, la protagonista ya abandonó su look punk.

La madre de Marjane decide visitar a su hija tras 19 meses sin verla. Están tan cambiadas físicamente que en el aeropuerto les cuesta reconocerse. La madre de Marjane se sorprende del crecimiento de su hija, mientras que ella se sorprende al ver a su madre envejecida.

Pasan casi un mes juntas. La relación es diferente ya que ahora ambas son adultas y pueden tener conversaciones serias. Durante una comida, la madre de Marjane le da a la protagonista una carta de su padre. En esta, el padre “se alegraba de que llevara una vida tranquila en Viena” (Tomo 3, p. 51). Marjane se pone triste, ya que siente que su padre no sabe todo lo que ella está sufriendo. Del mismo modo, en las conversaciones que tienen, la madre de Marjane nunca le pregunta a ella por su situación, solo le cuenta cosas de Irán. Según Marjane esto se debe a que “Seguramente por pudor y por miedo a mis respuestas. Si se había sacrificado tanto para que yo viviera en libertad, lo mínimo que podía esperar es que me portara bien” (Tomo 3, p. 52).

Sin embargo, la madre de Marjane sigue siendo cariñosa y protectora como siempre. Es ella quien, antes de irse, le consigue un nuevo sitio donde mudarse ya que la casa compartida era solamente una solución temporal. Marjane se muda a una habitación en la casa de la Doctora Heller, quien les hace un té que, según la protagonista y su madre, parece orina de caballo. De allí, el título del capítulo.

Escondite

En la casa de la Doctora Heller, la protagonista pasa momentos muy agradables, aunque no tiene una buena relación con ella.

En ese tiempo, Marjane conoce a Enrique, a quien considera su primer novio. Una tarde, Enrique la invita a una fiesta de anarquistas que se llevará a cabo en un bosque. Marjane se entusiasma muchísimo creyendo que va a conocer verdaderos revolucionarios e, incluso, le hace pensar en su infancia en Irán. Al llegar a la fiesta, Marjane descubre que los anarquistas son unos chicos algo tontos que juegan a las escondidas como si fueran niños.

Más allá de la frustración, Marjane la pasa bien en la fiesta. Además se siente lista para tener relaciones sexuales con Enrique. Sin embargo, Enrique, pese a que duermen solos en una habitación, no intenta tener ningún tipo de acercamiento físico. Marjane se siente muy frustrada. Considera que es fea. Luego, Enrique le contará que, en realidad, él es homosexual y lo acaba de descubrir.

Love story

La protagonista comienza a consumir drogas cada vez con mayor frecuencia. Se siente cansada y tiene el rostro demacrado. Además, se siente profundamente sola.

Un día conoce a Jean Paul. El chico, que le encanta, la invita a salir. Marjane está muy entusiasmada, cree que va a encontrar alguien que la acompañe en su vida. Sin embargo, en la cita descubre que Jean Paul solo quería juntarse para que ella lo ayude a entender logaritmos matemáticos.

Cuando se siente resignada y cree que va a quedarse sola por siempre, conoce a Markus, quien se siente atraído por ella por su decadencia. Se enamora profundamente. Siente que, al fin, tiene un novio de verdad, aunque, inmediatamente, surgen problemas en la relación. La madre de Markus echa a Marjane de la casa, acusándola de ser una bruja extranjera que solo quiere usar a Markus para conseguir un pasaporte. Tampoco pueden estar en la casa de Marjane, ya que la Doctora Heller la acusa de estar prostituyéndose. Considera que una chica iraní no puede salir con un chico austríaco de manera normal.

Marjane y Markus pasan el tiempo en el auto de él. Markus nunca tiene drogas y siempre le pide a Marjena, ya que él está sin dinero porque su madre le ha reducido la plata que le da mensualmente. La protagonista, entonces, instada por Markus, comienza a ocuparse de la compra de drogas en un sótano al que él la manda. Al principio, compra para ellos dos, pero luego comienza a convertirse en una revendedora dentro del colegio. Sin embargo, no obtiene ganancia económica, lo hace solamente por amor a sus amigos.

El cruasán

Marjane afirma que, pese a haberse convertido en una revendedora de drogas: “Había tenido una educación demasiado sólida como para descarriarme del todo” (Tomo 3, p. 72). Está terminando sus estudios y debe hacer su examen de bachillerato de francés. Necesita un milagro para aprobar. Y el milagro sucede: durante la noche reaparece Dios, tal como aparecía en los primeros dos tomos cuando era su amigo imaginario, y le dice cuál va a ser el tema sobre el que le van a preguntar en el examen. Esta profecía se cumple y Marjane aprueba con una nota altísima.

Llega el verano. Como revendiendo drogas Marjane no gana dinero, ella busca otros trabajos: es niñera, reparte sobres y panfletos en la calle, hasta que consigue un trabajo como camarera. Allí le pagan bien, aunque a veces los clientes son maleducados.

Marjane está tan ocupada trabajando que se olvida de regresar a clases. Apenas lo hace recibe una advertencia sutil del director acerca de la venta de drogas dentro del colegio. Le dice que si descubren a quien está revendiendo, lo van a echar. Marjane se asusta y abandona su actividad ilegal.

Si bien deja de vender, cada vez fuma más marihuana. Markus comienza a rechazarla porque le repele su adicción. En 1988, Marjane se inscribe en la facultad de tecnología, pero no va nunca, mientras que Markus se toma con seriedad sus estudios de artes teatrales.

A través de Markus, Marjane conoce a otros estudiantes. Junto a ellos se involucra en la vida política estudiantil. Asiste a manifestaciones, discute acerca de diferentes temas políticos. Los austríacos están asustados por el supuesto “retorno del nazismo”. A Marjane le parece una exageración dado que, en los hechos, no parece haber cambiado realmente la sociedad, y ella proviene de un país en donde el régimen realmente es duro. En otra conversación, se hace referencia a que si en Viena hay un resurgimiento fascista, en la zona tirolesa debe ser extrema la derechización de la sociedad. Marjane se sorprende recordando a los padres de Lucía. Afirma que le parecieron muy simpáticos, y sus amigos le dicen que eso fue porque “Eres una chica. Si fueras un chico moreno y con el pelo rizado, no habría sido igual” (Tomo 3, p. 77). Marjane se desilusiona.

Markus, al contrario de Marjane, se muestra indiferente ante las cuestiones políticas. Esto distancia aún más a la pareja. Marjane organiza un viaje justo en la fecha de cumpleaños de Markus. Le pregunta si le molesta y él dice que no. Sin embargo, Marjane se queda dormida y pierde el tren. Decide comprar cruasán (de ahí el título del capítulo) y sorprender a Markus en su casa. Cuando llega, lo encuentra en su cama junto a otra chica.

El pañuelo

La vida de Marjane se despedaza. Tras una de las tantas discusiones con la Doctora Heller, decide irse de la casa. Se siente terriblemente sola.

Se va a la calle y se queda allí, pensando. Se da cuenta, entonces, de que Markus era “un cerdo” con ella. La hacía ocuparse de la compra de drogas pese a los peligros que esto acarreaba. No la defendió cuando su madre la discriminó en su casa. Le pedía plata constantemente con la excusa de que su madre no le pasaba dinero.

Durante un mes, Marjane vive en la calle. Se la acaban los ahorros así que comienza a comer de la basura. No tiene a dónde ir. Finalmente se enferma y, por poco, muere de una bronquitis. Tras recuperarse, recuerda que su madre le dijo que Zozo le debía un dinero y que ella podía disponer de este en cuanto lo necesitara. Entonces, va a la casa de Zozo. Allí, además de recibir el dinero, se entera de que sus padres están desesperados por encontrarla. Los llama por teléfono y les pregunta si puede volver a Irán, a vivir con ellos. Los padres, por supuesto, le dicen que sí. Ella les pide que, por favor, no le pregunten nada sobre este último tiempo suyo en Europa. Los padres aceptan.

Marjane se siente profundamente avergonzada de haber estado en Europa, gracias al sacrificio de sus padres, solo para convertirse en una “mediocre nihilista”. Se pone su pañuelo, se despide de sus “libertades individuales y sociales”, y vuelve a Irán. Así termina el Tomo 3.

Análisis

Tras ese primer año en que Marjane tiene sensaciones contrapuestas en relación a la vida y la cultura europea, y pasa constantemente de la fascinación a la desilusión, la protagonista entra en una nueva etapa de su vida y de su estadía en Europa.

A simple vista, podría considerarse que Marjane está más madura ya que no se deja atravesar por la emoción de todo “lo nuevo” que conoce, ni sufre terribles desilusiones, sino que vive de una manera menos extrema, más sosegada. Sin embargo, varias actitudes de la protagonista no se condicen con un modo de vida realmente más maduro. Sería correcto afirmar que en su segunda etapa en Europa, la protagonista se halla en una transición de la adolescencia a la madurez, y que en su accionar constantemente se mezclan actitudes que son, precisamente, tanto propias de la adolescencia como propias de la madurez.

La ruptura con su primera etapa en Europa se puede ver con claridad en el comienzo del capítulo “El caballo”: Marjane ya no tiene más su look punk y explica su cambio afirmando: “Llevaba más de un año y medio en Austria. Había abandonado mi look punk. Ya no quería ser marginal” (Tomo 3, p. 48). En esa viñeta, Marjane está vestida de un modo particularmente sobrio que remarca las palabras de la protagonista. Además, Marjane ya parece haber asimilado la cultura europea sin necesidad de esforzarse por pertenecer. El hecho de que conviva con ocho homosexuales sin ningún cuestionamiento demuestra esto con claridad. Debe tenerse en cuenta que, en Irán, la homosexualidad está totalmente prohibida y penada. Que Marjane viva con ellos sin que esto le llame la atención demuestra que ya naturalizó totalmente la cultura europea, para la que la homosexualidad no representa nada excepcional.

En “El caballo”, además, la protagonista recibe la visita de su madre y establece con ella una relación que también puede definirse como muy madura. Antes de irse de Irán, Marjane estaba en un periodo de rebeldía absoluta con sus padres. En esta nueva etapa, por el contrario, la protagonista y su madre conversan de igual a igual, sin que existan caprichos adolescentes de por medio. Incluso, en un momento, Marjane descubre que su madre le revisó las cosas y aunque primero afirma “Llevaba demasiado tiempo como para consentir que se inmiscuyeran en mi vida privada” (Tomo 3, p. 53), luego reflexiona y decide no darle importancia y evitar una discusión tonta.

Además, Marjane logra terminar de manera exitosa sus estudios e incluso comienza a tener distintos trabajos. Sin embargo, todas estas actitudes maduras y estables comienzan a estar totalmente atravesadas por el consumo de marihuana que, con el paso del tiempo, termina desestabilizando a la protagonista, torciendo el rumbo de su vida madura y demostrando que, en realidad, aún no está lista para ser una persona plenamente adulta y responsable.

El consumo de marihuana comienza siendo para Marjane algo que se siente obligada a hacer para integrarse al grupo de sus amigos europeos. Luego, sin embargo, su consumo comienza a ser realmente recreativo y no un acto forzado de integración. Con el paso del tiempo, ese consumo recreativo se vuelve peligroso: Marjane constantemente está fumando marihuana.

Incluso, la finalización de sus estudios secundarios, más que ser un logro surgido de sus estudios y su responsabilidad, es considerada por Marjane como un milagro. La protagonista durante todo el último año del instituto está bajo los efectos de la marihuana y llega a dormirse en muchas de las clases. Además tampoco puede estudiar porque no logra concentrarse. Ese “milagro”, precisamente, es una demostración de la falta de madurez de la protagonista quien necesita que aparezca Dios (su amigo imaginario de la infancia) en un sueño y la ayude a aprobar diciéndole cuál va a ser el tema que le van a tomar en el examen final. Marjane no le da verdadero carácter de milagro metafísico, sino que solamente lo llama así para evidenciar que tuvo una suerte inmensa. Es más, tras soñar con Dios, llama a su madre para contarle e irónicamente dice que ella “Llamó a Dios, que a su vez le mandó un mensaje al examinador” (Tomo 3, p. 72), como si el milagro fuera una especie de proceso burocrático. Marjane, luego, se inscribe en la facultad de tecnología, pero no va nunca. Tiene la cara demacrada por el consumo, y carece de energía.

Otro punto en el que las drogas afectan seriamente su estabilidad y madurez aparece en torno a su relación con Markus. Marjane está muy contenta porque, finalmente, tiene un novio estable, algo que tanto anheló. El consumo de drogas que, al principio, le pareció atractivo a Markus, termina por alejarlo porque ella está constantemente fumando. Es cierto que esta situación es compleja ya que, en definitiva, Markus se sentía atraído por “la decadencia” (tal como la llama Marjane) de la protagonista. Incluso consume junto a ella y le pide que se encargue de comprar drogas, pero al final se indigna porque la “decadencia” de Marjane ya es excesiva.

El amor es, justamente, uno de los temas fundamentales de estos capítulos y de la segunda etapa de la protagonista en Europa. Marjane primero conoce a Enrique, aunque rápidamente sufre el primer traspié amoroso de su vida cuando se entera de que él, en realidad, es homosexual. Aquí, además, la desilusión amorosa se une a la sexualidad. Marjane, como hemos dicho, ya asimiló la cultura europea y, por ende, no considera que las relaciones sexuales sean un tabú o un pecado (como lo es dentro de la cultura iraní), sino que está lista y deseosa de tener su primera relación con Enrique. El hecho de que él, en la noche que pasan juntos, no tenga intención de que suceda nada íntimo, frustra profundamente a Marjane que afirma: “¡Soy fea, apestosa, mal hecha, peluda!” (Tomo 3, p. 62).

Pese a que Enrique, al contarle que es homosexual, calma un poco su frustración, Marjane, tras esa primera experiencia fallida, queda sintiendo una gran necesidad de estar con alguien. Esto se evidencia cuando conoce a Jean-Paul y cree, erróneamente, que quiere estar con ella. Se muestra desesperada por que él la tome de la mano y le haga una propuesta y, en realidad, él solamente quiere hacerle unas preguntas acerca de logaritmos.

Tras esa segunda frustración, Marjane conoce a Markus. Esta es la primera relación seria que tiene la protagonista en su vida y será decisiva para el resto de su estadía en Europa. Junto a Markus, por ejemplo, Marjane se mete de lleno en el consumo de drogas. Está con Markus cuando termina sus estudios del instituto. Se hace amiga de los amigos de Markus. Y, cuando descubre a Markus en la cama con otra chica, su vida se despedaza.

El amor tiene un costo muy alto para Marjane, una chica que está totalmente sola en Europa y que deposita toda su energía y sus expectativas en tener una pareja. Tal como lo dice ella, reflexionando en retrospectiva: “Hoy en día, con la perspectiva, no lo culpo. Markus tenía una historia, una familia, amigos. Yo solo lo tenía a él. Quería que fuera mi novio, mi padre, mi madre, mi doble” (Tomo 3, p. 86).

Otro tema importante, ligado a la relación amorosa de Marjane con Markus, es el machismo. Si bien durante el tiempo en el que están juntos, Marjane no logra advertirlo por su enamoramiento y esa enorme necesidad de amor, cuando la relación se destruye, la protagonista se da cuenta de varias actitudes totalmente egoístas y machistas. Por ejemplo, Markus, como hemos dicho, envía a Marjane a comprar drogas para ambos a un sótano sin importarle los riesgos (hay constantes redadas policiales y podría haber terminado presa). Además, le pide plata a Marjane varias veces con el argumento de que él no tiene, aunque es evidente que eso es falso.

El machismo también aparece con violencia cuando Marjane, trabajando como moza en el café, es manoseada al pasar por un cliente, sin ninguna consecuencia. Solamente la “defiende” la cocinera quien escupe en el plato que pidió ese cliente (es interesante destacar que la cocinera también es una extranjera, en este caso, una yugoslava). Ahora bien, Marjane viene de un país que está gobernado por un régimen machista, y en donde gran parte de la población considera a las mujeres como seres inferiores. Sin embargo, durante esta estadía en Europa, la protagonista descubre que en la cultura occidental y progresista el machismo también existe. A veces se expresa de manera más sutil que en Irán (como en el caso de la relación con Markus), a veces se expresa de manera más evidente que en Irán (manosear a una mujer allí acarrearía un castigo tremendo para el hombre, mientras que en Viena parece simplemente un chiste).

Otro tema que resulta muy interesante, sobre todo si se pone en comparación con lo que sucede en Irán, es la cuestión política. Marjane viene de un país en donde las decisiones políticas que toman los gobiernos tienen un costo directo, que se ve en las calles día a día. La Revolución iraní, desde que asume, cambia radicalmente la vida de los habitantes de Irán. Los militantes, que antes de la revolución se enfrentaban al sha, y luego de la revolución se enfrentan al régimen islámico, corren verdadero riesgo de perder la vida a cada momento.

En Europa, Marjane percibirá una gran diferencia al respecto. Por ejemplo, cuando está yendo a la fiesta de los amigos anarquistas de Enrique, la protagonista tiene una gran ilusión de conocer militantes políticos extremos, que se juegan su vida por una causa. Sin embargo, lo que se encuentra es un grupo de chicos y chicas que juegan a las escondidas y tocan canciones en un fogón.

Luego, cuando comienza a tener reuniones con los amigos de Markus en donde se habla de política, Marjane descubre que la vara con la que ellos miden las situaciones es diferente a la suya. Sus amigos están horrorizados ya que, según ellos, Austria, desde la elección de Kurt Waldheim, ha regresado al nazismo. Marjane entonces les responde: “No hay que exagerar. Waldheim fue elegido hace un año y medio. Si hubiesen habido cambios radicales, ya nos habríamos enterado” (Tomo 3, p. 76). Lo único que vivió Marjane que puede relacionarse con pensamientos nazis o de extrema derecha fue la discriminación de un par de personas, y no por parte del gobierno. Puntualmente, la madre de Markus, quien la acusa de querer estar con su hijo para obtener un pasaporte; la Doctora Heller quien cree que si tiene relaciones con un austríaco es porque, en realidad, se prostituye, ya que ningún austríaco estaría con ella realmente; y un viejo desconocido que le gritó en la calle: “Sucia extranjera, largo” (Tomo 3, p. 69).

Kurt Waldheim asume el gobierno de Austria en 1986 y muy pronto sale a la luz una posible vinculación de él con el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, lo cierto es que durante su gobierno, tal como afirma Marjane, no se impusieron medidas de represión ni se limitó la libertad de las personas. Aquí se puede retomar el concepto de eurocentrismo: los amigos de Marjane creen que están viviendo en un gobierno terriblemente represivo sin tener ni la mínima conciencia de que hay otros países en el mundo que sí están viviendo una catástrofe diariamente, y que vivir bajo un gobierno represivo es otra cosa. Por supuesto, esos países tercermundistas, como Irán, no son contemplados dentro de la visión eurocentrista en donde lo único que existe e interesa es, precisamente, Europa.

Ahora bien, es cierto que no carece de lógica que los austríacos progresistas estuvieran alarmados por un posible retorno de la derecha extrema. Sin embargo, Marjane descubre que ese “retorno de la derecha extrema” queda más en el plano teórico que real. Cuando asumió la Revolución iraní, la represión comenzó al día siguiente, con medidas fácticas, tangibles, que afectaron inmediatamente a la población. En Europa, por el contrario, todos hablan acerca del crecimiento de la derecha y teorizan sobre el mismo, pero, como hemos dicho, este no es perceptible en la vida diaria.

De todos modos, pese a estas diferencias, Marjane se une a las protestas políticas, sale a manifestarse a las calles. Su modo de comprender la política es desde la acción. Esto la distancia de Markus, quien encarna al extremo la posición teórica en relación a los asuntos políticos. Cuando ella lo cuestiona por no formar parte de las manifestaciones y le pregunta qué hace con su consciencia, él, con aire de superioridad, le responde: “Escribo. La cultura y la educación son las armas definitivas contra cualquier integrismo. Hay que educar a la gente para que no vote más a los nazis” (Tomo 3, p. 78).

A modo de síntesis final, podemos afirmar que durante todo el tercer tomo, Marjane va perdiendo tanto las ilusiones como los diferentes afectos que la rodean en distintos momentos. Ahora bien, si hay algo que no pierde la protagonista, pese a la distancia, es el amor de su familia.

En esta segunda etapa en Europa, incluso, la protagonista recibe la visita de su madre. Y, aunque ella ya no es una niña, el afecto constante (tanto verbal como físico) es importantísimo para Marjane, tanto que cuando su madre se va, ella afirma: “Después de haber visto a mi madre, no necesitaba a nadie” (Tomo 3, p. 57). Esta sensación, como se ve después, solo le dura un tiempo breve, y luego Marjane necesita desesperadamente afecto y compañía. No es casual que comience a los pocos meses su noviazgo con Markus sin tener la capacidad de advertir su egoísmo descarado.

Algo particular en relación a sus padres es que estos no le preguntan nada a Marjane acerca de su vida en Europa (ni la madre durante el periodo en que está allí, ni el padre a través de la carta que le hace llegar con ella). Esto que, a priori, puede parecer desinterés, la protagonista afirma que era “seguramente por pudor y por miedo a mis respuestas” (Tomo 3, p. 52), e incluso termina agradeciéndolo como puede verse en la dedicatoria.

A ese amor familiar, sólido y persistente, retorna Marjane tras perder todo en Europa, vivir como una mendiga y estar a punto de morir. No le importa perder su libertad. Se pone el pañuelo para poder entrar a Irán sin violar las prohibiciones islamitas y afirma: “…Y se fueron a tomar viento mis libertades individuales y sociales…” (Tomo 3, p. 94), dando cuenta de que la libertad no alcanza de por sí para alcanzar la felicidad. Incluso, en este tercer tomo, Marjane es mucho más infeliz que en los tomos anteriores, en los que sufre el día a día del régimen islámita, pero tiene a sus afectos junto a ella.