La acción del tercer tomo de Persépolis se sitúa enteramente en Viena. Comienza a fines de 1984, cuando Marjane tiene quince años, y finaliza cuatro años después.
En este periodo, la protagonista se enfrenta con los dilemas de vivir en “el mundo libre”, y desarrollarse allí como persona independiente, emancipada de sus padres. A diferencia de lo que Marjane creía al partir de Irán, la vida en Europa está llena de complejidades. Aunque Austria no sea gobernada por un régimen opresor, la protagonista debe atravesar un sinfín de dificultades para poder sobrevivir: tiene dificultades con el idioma, se queda sin hogar reiteradas veces, es discriminada por ser extranjera, carece de dinero, está lejos de sus afectos, tiene problemas con las drogas, sufre sus primeros desengaños amorosos. Finalmente, tras estar a punto de morir luego de enfermarse por vivir en la calle, Marjane decide abandonar “el mundo libre” y regresar a su país natal. Así finaliza el tercer tomo.
El cuarto tomo comienza cuando Marjane llega a Irán en 1988. Aquí se desarrolla toda la acción de esta última parte de Persépolis, que finaliza en 1994, cuando la protagonista, ya con veinticuatro años, decide volver a partir hacia Europa.
En este último tomo de la novela, Marjane vuelve a enfrentarse con la tiranía del régimen islamita y la idiosincrasia conservadora de gran parte del pueblo iraní, pero con la diferencia de que ella ya es una adulta, que vivió una experiencia larga y compleja en Europa. Durante estos años en Irán, Marjane intenta consolidar, precisamente, su vida como mujer adulta. Sin embargo, las restricciones del régimen y sus propias contradicciones generan que esto se vuelva una tarea muy ardua.
Tras sufrir una enorme crisis existencial (que culmina con un intento de suicidio), Marjane decide vivir la vida normal que vive cualquier mujer iraní de su edad. Se acostumbra a soportar las prohibiciones del régimen sin rebelarse, amolda su cuerpo a los estándares de belleza masculinos, comienza la universidad, consigue trabajo, se casa y se muda con un hombre al que, al poco tiempo, no quiere más.
Sin embargo, Marjane no pierde su esencia de persona independiente, rupturista, y finalmente cede a la necesidad íntima de liberarse de las imposiciones de la vida en Irán. Se divorcia y decide irse a París para comenzar allí sus estudios en Bellas Artes. Así finaliza la novela.