Resumen
Valor y papel de la escritura
El diálogo pasa ahora a una discusión sobre la escritura, en la cual comienzan preguntándose "de qué modo se hace bien y de qué otro inconvenientemente" (274b). Sócrates decide empezar contando el mito de Theuth.
Mito de Theuth
Entre los antiguos dioses egipcios, había uno llamado Theuth que descubrió "el número y también el cálculo, y la geometría y la astronomía, e incluso las damas y los dados y, además, las letras" (274d). Un día, Theuth visitó a Thamus, rey de Egipto, instándole a difundir las artes por todo Egipto. Para cada arte que Theuth presentaba, Thamus ofrecía sus elogios y críticas. Cuando se trató de la escritura, Theuth dijo: "este conocimiento, rey, volverá más sabios a los egipcios y más memoriosos, pues fue inventado como fármaco" (274e). Pero Thamus replicó que, como "padre de las letras", el afecto de Theuth por la escritura le había impedido reconocer la verdad sobre la misma. De hecho, afirmaba Thamus, la escritura aumenta el olvido en lugar de la memoria. En lugar de interiorizar y comprender las cosas, los alumnos recurrirán a la escritura como fármaco para recordar. Además, los estudiantes estarán expuestos a muchas ideas sin pensarlas adecuadamente. Así, tendrán una "apariencia de sabiduría" (275a) mientras que en realidad carecerán de juicio.
En este punto, Fedro dice: "¡Qué fácilmente compones historias egipcias y de cualquier otra parte, si quieres!" (275b). Sócrates replica que "quienes están en el templo de Zeus en Dodona dijeron que las de una encina fueron las primeras palabras proféticas" (275b). Lo que quiere decir es: ¿Qué diferencia hace el origen de una historia, siempre que esta diga la verdad? A la luz de este argumento, Fedro se retracta de su crítica y acepta que Thamus habló correctamente sobre la escritura.
¿Cómo es posible, entonces, que un libro sobre el arte de la retórica pueda dar algo "claro y firme" (275c)?. ¿Cómo es posible que los retóricos crean que sus escritos "son algo más que un recordatorio de las cosas acerca de las que versa lo escrito" (275d)?. Sócrates señala varios problemas relacionados inherentes a la escritura: al igual que la pintura, no tiene comprensión de sí misma y sigue significando siempre lo mismo independientemente de frente a quien esté. Por ende, de allí se desprende una segunda crítica: la escritura no discierne entre el público apropiado y el inapropiado. Por último, las palabras "necesitan siempre del socorro de su padre, pues por sí solas no son capaces de defenderse ni de socorrerse a sí mismas" (276a).
Sócrates y Fedro están de acuerdo, sin embargo, en que tal discurso también tiene un "hermano legítimo", es decir, "el discurso de quien sabe, viviente y animado, del cual el discurso escrito bien podría decirse que es una imagen" (276a). Sócrates compara al escritor noble con un agricultor que siembra jardines de letras para su propia diversión. Más adelante, tendrá muchos "recordatorios" para sí mismo. Además, sus seguidores también podrán apreciar estos recordatorios en flor. Sócrates concluye alabando de nuevo la dialéctica.
El dialéctico, como el agricultor, elige un alma adecuada y planta y siembra en ella un discurso acompañado de conocimiento, un discurso capaz de socorrerse a sí mismo y al hombre que lo ha plantado, que no es estéril, sino que produce una semilla de la que crecen más discursos. Este discurso hace que la semilla sea siempre inmortal y hace que el hombre que la tiene sea tan feliz como cualquier ser humano puede serlo.
Con esto concluye la discusión sobre la escritura.
Análisis
La respuesta inicial de Fedro al relato de Sócrates sobre Theuth contiene una grave acusación de sofistería: ¿No se habrá inventado Sócrates un mito para reforzar sus propias ideas sobre la escritura? En lugar de eludir la acusación recurriendo al anterior argumento de la "jarra vacía", Sócrates propone una línea de razonamiento totalmente nueva. Mientras un documento o discurso contenga la verdad, afirma, la fuente no importa. Cabe señalar que, aunque Fedro acepta inmediatamente esta afirmación, no queda claro cómo obtuvo Sócrates el conocimiento contenido en el mito de Theuth y Thamus.
Ahora bien, el propio mito sugiere la ambigüedad de las consecuencias sociales que introduce la tecnología de la escritura. Por un lado, Theuth afirma que la escritura sirve como instrumento para mejorar la memoria y la sabiduría; por otro lado, Thamus cree que la gente dependerá demasiado de la escritura y, en consecuencia, perderá la memoria y la sabiduría. En la medida en que se atribuyen a la escritura cualidades tanto beneficiosas como perjudiciales, la referencia de Platón a la escritura como un fármaco, phármakon, es apropiada. Recordemos que en su definición un phármakon es un medio, un recurso, y, sobre todo, puede ser tanto un "remedio" como un "veneno". Anteriormente, Sócrates se refirió a la copia del discurso de Lisias utilizando la misma palabra: "poción" podría ser una buena acepción de phármakon en este caso. La escritura, como la retórica, y como la administración de pociones, parece ser una práctica neutra, que puede salir bien o mal dependiendo del contenido y del público que la recibe.
Sócrates procede ahora a subrayar el lado negativo del phármakon que es la escritura. Tal como él interpreta la historia, el error de Theuth consistió en pensar que lo escrito representa lo que es estable y duradero. La falencia de la escritura radica en que ella es un arte que sólo sirve para hacer más sencilla la rememoración, pero que no puede proporcionar la comprensión que constituye el verdadero conocimiento filosófico, y finalmente termina por debilitar la memoria. Sócrates también le reprocha que carezca de vida: ella no puede oír ni lo que se le dice ni lo que se le pregunta. Inmóvil, lo escrito es a la palabra hablada lo que un animal pintado es a un ser viviente, y no puede ni explicarse ni defenderse sin la ayuda de quién lo ha compuesto. Dicho en otras palabras, el problema esencial de la escritura es que es un tipo de discurso muerto. A diferencia del discurso vivo y que respira, la escritura no puede cambiar su argumento dar respuesta a críticas o preguntas. La escritura también carece de la capacidad de distinguir entre las audiencias, una habilidad importante que Sócrates resalta de los dialécticos adecuados. De esta forma, la escritura no puede dirigir las almas de los lectores de manera adecuada y, metafóricamente, requiere un "padre" que la "socorra" (275e).
El giro clave aquí, sin embargo, es que según Sócrates algunos escritos en particular pueden llegar a encarnar la dialéctica y convertirse así en un hijo "legítimo" que no requiere la presencia del padre que lo socorra. ¿Qué escritura puede encarnar el conocimiento universal para un público universal?
En un tribunal o en la arena política, la retórica mueve al público. Dirige las almas. Por esta razón, Sócrates considera que la sofística es especialmente peligrosa, por lo que los retóricos y dialécticos nobles deben conocer las almas de sus audiencias, y utilizar la manera y el contenido correctos del discurso. La escritura, por tanto, se enfrenta a una tarea imposible si se dedica a persuadir a las almas: por mucho conocimiento y verdad que contenga, ningún argumento puede estar libre de la posibilidad de dañar o engañar a un público específico para el que no estaba el discurso particularmente preparado. Además, los lectores ocasionales leerán la filosofía para aprender sobre ella, más que para pensar realmente de forma filosófica, y un poco de ese conocimiento puede ser peligroso, al igual que un poco de conocimiento de retórica. Como buenos phármakon, estos recursos mal aplicados pueden resultar venenosos.
Por ende, si la escritura filosófica es fundamentalmente de naturaleza privada -es decir, para la propia diversión del filósofo, o para sus amigos cercanos o estudiantes- entonces su potencial de daño se puede evitar en gran medida. Ese tipo de escrito no tiene por objeto conmover a los demás, aunque los demás puedan eventualmente encontrar diversión en él, sino ser lo que hoy conocemos, para empezar, como un "ayuda memoria" propio del filósofo. ¿Es posible este tipo de escritura? ¿Cómo puede el escritor asegurarse de que su escrito nunca llegue a manos equivocadas, donde pueda ser malinterpretado? En primer lugar siendo una escritura humilde, sin pretensiones de verdad.
La idea de que la escritura es más segura y eficaz cuando se comparte en privado es una idea que nos devuelve a la relación entre el joven estudiante y el maestro. En esta relación privada, las ideas pueden intercambiarse íntimamente entre las almas -sobre todo a través de las palabras y, también, a través de la escritura- en un entorno en el que ninguna de las partes pretende engañar a la otra por amor loco o por alguna otra pasión, sino que ambas se comprometen juntas en la búsqueda filosófica de la verdad, y en el que su retórica no depende de que se conozcan todos los tipos de almas, sino sólo la del otro particular.