Genero
Diálogo platónico.
Configuración y Contexto
Exterior de las murallas de Atenas, entre 375 y 365 a.C.
Narrador y Punto de Vista
No hay narrador, ya que es íntegramente un diálogo a dos voces entre Sócrates y Fedro, los dos personajes principales. Por ende, tampoco hay focalización o punto de vista ajeno al de los dialoguistas.
Tono y Estado de Ánimo
El tono es profundo, aunque, por momentos, también irradia cierta comicidad. Además, la atmósfera que se despliega en la obra es amistosa, ya que se hace énfasis una y otra vez en el mutuo aprecio que se tienen Sócrates y Fedro, inclusive en los momentos de mayor discrepancia.
Protagonista y Antagonista
Sócrates es el protagonista, y Lisias, que encarna las ideas de escritura, retórica, preocupación por la forma, es el antagonista.
Conflicto Principal
Fedro atrae a Sócrates fuera de las murallas para debatir sobre un discurso que compartió Lisias. Aparentemente, Sócrates toma una actitud pasiva y de escucha, pero luego de oír el discurso, rebate en primer lugar las ideas sobre el 'eros' que el discurso expone y luego la idea misma de la retórica, la escritura y el arte de componer discursos.
Climax
No podría decirse, debido a la estructura formal de los diálogos platónicos, que haya algo así como un momento de clímax. Podríamos, en su lugar, hablar de un momento en que Sócrates y Fedro recapitulan sobre lo conversado y enumeran sus conclusiones (277b-278d). Allí aparece cierto tono de balance, alivio y alegría por haber filosofado juntos.
Presagio
El hecho de que Fedro y Sócrates decidan yacer bajo un plátano y cerca de un agnocasto para dialogar funciona como una especie de presagio de lo que vendrá: ambos árboles tienen una gran carga simbólica en la época clásica. Por un lado, el plátano es un lugar propicio para jugar (tiempo después definirán a la buena escritura como juego) y el agnocasto es un árbol al que se le atribuyen características anti afrodisíacas, necesarias para encarar asuntos filosóficos.
Atenuación
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Alusiones
En Fedro se alude a innumerables dioses de la mitología tradicional griega, e inclusive egipcia al narrar el mito de Theuth. Sobre todo hay una presencia constante de la figura de Dioniso, a través del dios Pan (279b), las bacantes (234d) y las Ninfas (230c) que forman parte de su séquito; Afrodita, por supuesto, por ser la diosa del amor (242d) y ser el amor aquello sobre lo cual versa toda la primera parte de Fedro; Zeus (229c) dios de dioses y del cielo; Theuth, dios egipcio (274c), sobre el cual se narra un mito para hablar del origen y el efecto de la escritura; las Musas son mencionadas en más de una ocasión, y se narra el mito de las cigarras y las Musas (259a) que versa sobre la filosofía como alimento y la música de la retórica.
También se alude no sólo a dioses sino a animales mitológicos: hipocentauros, quimeras, pegasos (229d). Otros personajes célebres de la historia antigua griega son nombrados: Lisias, por supuesto, a lo largo de todo el texto, ya que es quien ha escrito el discurso que motiva la conversación entre Fedro y Socrates; pero también Homero(278c), Pericles (269e), Anaxágoras (270a), Isócrates (279a). Se enumera a varios retóricos afamados para ejemplificar recursos de la retórica y otros asuntos: Tisias, Gorgias, Eveno de Paros, Pródico (267a-267c).
Imágenes
Ver sección "Imágenes".
Paradoja
Si tomamos las críticas de Sócrates a la escritura y el elogio de la oralidad como ideas platónicas, podemos decir que es una gran paradoja el hecho de que 'Fedro' sea un texto escrito.
Paralelismo
Sócrates establece un paralelismo entre el epitafio de la tumba de Midas y el discurso de Lisias (264d).
En ambos resalta el hecho de que no importa en qué orden se lean los versos (en el caso del epitafio poético) o las ideas (en el caso del discurso), el resultado es el mismo. Su forma carece de una estructura determinada.
Metonimia y Sinecdoque
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Personificación
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