El libro de la selva

El libro de la selva Resumen y Análisis "La foca blanca", "Rikki-Tikki-Tavi"

Resumen

“La foca blanca”

El cuento empieza con la aclaración de que esta historia se la contó al narrador Limmershin, un ave (reyezuelo invernal). La acción sucede, en su mayor parte, en la isla de San Pablo en Novastoshnah, a la que acuden cientos de miles de focas todos los veranos.

Al principio, el relato se centra en Gancho de Mar, una foca grande, peluda y gris de quince años. Su cuerpo está cubierto de cicatrices a causa de las peleas con otras focas. Si bien es un gran luchador, también es civilizado: jamás caza una foca herida, porque eso va en contra de las Reglas de la Playa.

Todos los años los machos llegan a la isla de San Pablo en busca de un lugar para que sus esposas puedan parir y cuidar de sus cachorros. Para encontrar un lugar deben pelearse con otras focas. Luego, las esposas y las focas más jóvenes llegan al lugar y se instalan. La esposas ocupan el lugar que guardan los machos y las focas de tres o cuatro años (holluschickie), que todavía no tienen esposas, se adentran en la isla para pasar sus días jugando en las dunas.

Una primavera, Matkah, la esposa de Gancho de Mar, llega a la isla y toma el lugar por el que su esposo luchó ferozmente. Matkah no entiende por qué lo machos lo resuelven todo con violencia. De hecho, ella preferiría estar en un lugar apartado, pero para Gancho de Mar eso sería humillante, porque pensarían que tiene miedo de luchar.

Un día, en la isla de San Pablo, nace Kotick, el hijo de Gancho de Mar y Matkah. No es una foca corriente, porque su pelo es blanco y no hay otra foca como él. Su madre le canta una canción aún antes de que Kotick entienda del todo lo que quiere decir. La canción tiene como propósito prevenir a las focas bebé de cometer alguna imprudencia, ya que les toma algún tiempo aprender a nadar correctamente. Luego, deberán aprender a pescar, a evitar a la Ballena Asesina, a percibir cuando se avecina una tormenta, entre otras cosas. Kotick es una foca inteligente "que siempre estaba aprendiendo algo” (p.151). Tras seis meses de aprendizaje, y de no poner una sola aleta en tierra mientras viaja por distintos mares, Kotick siente nostalgia por las playas del norte y emprende su camino hacia ese lugar. Cada tanto se encuentra con otras focas que le preguntan por el color de su pelaje.

Una vez en la isla, Kotick baila la Danza del Fuego y, junto a otras focas de su edad, se adentra en la isla. Allí, Kotick ve a dos hombres: Kerick Booterin, jefe de los cazadores de focas de la isla, y Patalamon, su hijo. Cuando ellos ven a Kotick, se sorprenden por el color de su pelo. Booterin le recomienda a su hijo no acercarse a la foca, porque en toda su vida nunca vio una igual, y teme que pueda tratarse de un fantasma.

Los hombres empiezan a arrear a un grupo de focas como si fueran un rebaño de ovejas para llevarlas a un lugar llamado la Casa de Sal. Kotick los sigue y ve cómo los hombres se sientan a esperar por treinta minutos para que las focas se enfríen tras casi una hora de arrastrarse por tierra. Luego, aparecen diez hombres armados con garrotes de hierro y empiezan a descargar golpes sobre las cabezas de las focas. Seguidamente, despellejan a las focas para hacer sacos con las pieles.

Kotick, horrorizado por lo que presenció, regresa a la playa de Garganta de León Marino tan rápido como puede. Allí se tira al mar sin poder moverse del miedo. Un león marino se acerca a preguntarle qué le sucede, a lo que Kotick le cuenta lo que vio. El león marino le dice que eso ha estado sucediendo hace más de treinta años. Lo único que pueden hacer las focas para evitarlo es ir en busca de un lugar a donde los seres humanos no vayan. A Kotick le interesa saber si conoce un lugar así. El león marino le recomienda ir a la Isleta de las Morsas para hablar con Bruja de Mar, quien tal vez tenga más información.

Luego de una siesta, Kotick se dirige a la isleta, al nordeste de Novastoshnah, a la que solo acuden las morsas. Allí encuentra a la Bruja de Mar dormida. Es una morsa fea, hinchada y de colmillos largos. La despierta y, atropelladamente, le cuenta todo lo que vio y lo que busca. La Bruja de Mar le dice que se vaya y que deje de molestar. Kotick la insulta, llamándola “comealmejas” (p.157). Las aves que se encuentran allí empiezan a corear el mismo insulto. La Bruja de Mar, para sacárselo de encima, le dice a Kotick que vaya a hacerle las mismas preguntas a la Vaca Marina.

Kotick decide volver a la playa de las focas y allí descubre que a nadie le interesa su proyecto de buscar una isla segura; los hombres siempre se han llevado algunas focas y es una cosa normal. Incluso su padre le recomienda que deje de lado esa idea imposible y que, más bien, se dedique a crecer para convertirse en una foca grande que ya no interese a los cazadores.

Al final del verano, Kotick deja la isla temprano para ir en busca de la Vaca Marina. Recorre muchísimas millas en busca de ella o de una isla a la que los humanos no tengan acceso. En medio de la búsqueda, vive una serie de aventuras en las que su vida corre peligro. Por ejemplo, se cruza con un tiburón gigante.

Un día, un albatros le habla de la isla Kerguelen, un lugar pacífico y tranquilo. Cuando intenta ir al lugar, casi pierde la vida debido a una tormenta. Además, se da cuenta de que no es el lugar indicado, porque las focas ya han ido allí. Durante cinco temporadas explora todos los lugares posibles.

Kotick se ha dado por vencido, pero, en su camino al norte para una nueva temporada de verano, pasa por una isla donde encuentra a una foca vieja, agonizante. Ella le sugiere a Kotick que intente una última vez encontrar un lugar seguro y le explica por qué: ella, que es la última de la Tribu Perdida de las Masafuera, ha escuchado una leyenda sobre una foca blanca que vendría a conducir al Pueblo de las Focas a un lugar seguro, en el que los hombres no podrían cazarlas. Esa conversación reaviva los ánimos de Kotick.

De regreso junto a sus padres, Matkah le suplica que se case, pero Kotick le pide que espere una temporada más. Nuevamente, Kotick emprende un viaje para explorar. Una noche, la marea lo despierta y, cuando abre los ojos, ve unos animales que no se parecen a nada que haya visto antes. Finalmente, descubre que son vacas marinas, las únicas más feas que la Bruja de Mar. Intenta comunicarse con ellas, pero descubre que no pueden hablar. Decide seguirlas, porque seguramente tienen un lugar seguro; sino estarían muertas, dado que son tan poco inteligentes. En el camino, las vacas marinas paran muy seguido para hacer reverencias o descansar; se mueven lento y no se separan de la costa.

Al llegar a un acantilado, las vacas marinas se sumergen considerablemente para cruzar un túnel que las conduce a una playa de gran extensión. Es el lugar perfecto para Kotick, ya que evidentemente ningún ser humano ha llegado hasta allí. Kotick revisa que todas las demás condiciones sean las ideales para las focas: las olas, las rocas, la extensión, la pesca.
Convencido de que es el lugar adecuado, Kotick viaja durante seis días para volver a la isla de San Pablo. Cuando les cuenta a las demás focas sobre el lugar que descubrió, todos, incluso su padre, se burlan de él. Una de las focas le dice a Kotick que él no tiene ningún derecho a darles órdenes de que se muden de lugar cuando todavía no ha luchado ni una sola vez con los otros machos. Kotick insiste que no le interesa luchar, sino llevar a todas las focas a un lugar más seguro. La foca insiste en pelear. Kotick acepta, pero con la condición de que, si gana, la foca irá con él a conocer la isla.

En la pelea, Kotick demuestra que es un rival digno. Le gana a la foca que lo retó, pero también lucha con otras mientras les reprocha su estupidez por preferir luchar en lugar de escuchar lo que tiene para decir. Al ver el esfuerzo que hace su hijo y lo bien que pelea, Gancho de Mar se une a la lucha y ambos vencen. Así es como Kotick consigue conducir a algunos miembros de su pueblo al nuevo lugar.

Una semana más tarde, Kotick y miles de focas salen rumbo a la playa de las vacas marinas, mientras otras permanecen en la playa y consideran a Kotick y sus seguidores unos idiotas. En las siguientes temporadas se van sumando más y más focas a la nueva playa.

Rikki-Tikki-Tavi

Este cuento narra las hazañas de una mangosta llamada Rikki-Tikki-Tavi. Una crecida del río la arrancó de su madriguera, y parecía muerta cuando un chico, Teddy, la encontró. El padre de Teddy, un inglés, logró rescatarla y la mangosta se quedó a vivir con la familia.

Al principio, la madre de Teddy tiene miedo de que Rikki-Tikki les haga daño, pero el padre le dice que, mientras la traten bien, la mangosta es un animal manso. La madre entra en confianza y Rikki-Tikki termina durmiendo en la cama de Teddy, debajo de la barbilla del niño.

Como las mangostas son curiosas por naturaleza, durante la noche y gran parte del día, Rikki-Tikki se pasea explorando la casa y el jardín. En una ocasión, escucha los lamentos de dos pájaros sastre. Cuando les pregunta por qué están tan tristes, Darzee, el padre, le cuenta que uno de sus hijos cayó desde el nido y Nag se lo comió. Rikki-Tikki pregunta quién es Nag y, antes de escuchar una respuesta, una cobra negra se levanta imponente de entre el pasto y dice que es ella. Rikki-Tikki le reprocha que se haya comido a un pajarito que cayó de su nido. Nag le contesta que no debería tener nada de malo comer pajaritos, si las mangostas comen huevos.

Al mismo tiempo que Nag distrae a la mangosta con esta discusión, Darzee alerta a Rikki-Tikki sobre un peligro a sus espaldas. Es Nagaina, la esposa de Nag, que se lanza hacia Rikki-Tikki, pero este logra esquivarla. Rikki-Tikki se enoja tanto que sus ojos se tornan rojos. Nag y Nagaina desaparecen en el jardín.

Más tarde, Rikki-Tikki piensa en que la función de las mangostas es matar serpientes. Mientras piensa en ello, ve que cerca de Teddy algo marrón se mueve en el piso y escucha una voz que dice: “¡Cuidado! ¡Soy la muerte!” (p.176) . Rikki-Tikki identifica de dónde vienen la voz y ataca y mata a Karait, una serpiente venenosa de color marrón. Decide no comerse la serpiente que ha cazado para no sentirse pesada y lenta, por si tiene que enfrentar a Nag y Nagaina. Los padres de Teddy salen, ven a la serpiente venenosa muerta y le agradecen a Rikki-Tikki por salvar a su hijo. La mangosta no entiende por qué recibe tantas atenciones si ella solo actúa como debe actuar una mangosta: es natural para ella matar serpientes y, además, se divierte.

A la noche, Rikki-Tikki todavía piensa en Naga y Nagaina; se ha quedado preocupado. Cuando sale a pasear a la noche, se encuentra con Chuchundra, una rata almizclera muy cobarde. Ella le ruega a Rikki-Tikki que no la mate, lo que le parece ridículo a la mangosta, porque ella solo se dedica a matar serpientes. La rata revela que hay algo que Nag y Nagaina están tramando, pero tiene mucho miedo como para decírselo. Entonces Rikki-Tikki aguza sus oídos y alcanza a escuchar el sonido de las escamas de una serpiente contra el piso. Va al lugar del que proviene el sonido y allí escucha una conversación entre Nag y Nagaina. Para sacarse de encima el problema que supone la presencia de Rikki-Tikki, las cobras han decidido deshacerse de la familia de humanos y así hacer que la mangosta abandone la casa y el jardín. Ahora que están por ser padres, necesitan el espacio para las nuevas cobras que están a punto de nacer. El plan de matar a las personas de la casa es idea de Nagaina, pero Nag acepta.

Nag se esconde en el baño para esperar a la mañana y atacar al hombre de la casa. Rikki-Tikki permanece absolutamente inmóvil y en silencio durante una hora para asegurarse de que Nagaina no esté cerca. Tras ese tiempo, Rikki-Tikki se acerca a la cobra con absoluto sigilo y analiza el mejor modo de atacar a Nag para no correr ningún riesgo. Debe ir directo a la cabeza de la cobra.

Rikki-Tikki se lanza a la cabeza, pero la cobra reacciona moviéndose de un lado a otro y pegándose contra el piso. De pronto aparece el hombre de la casa con una escopeta y dispara contra Nag. Rikki-Tikki no sabe si está viva o no; se encuentra mareada porque el tiro de escopeta la desorientó. Nuevamente, la mangosta ha salvado a la familia.

A la mañana siguiente, Rikki-Tikki se siente adolorido, pero quiere acabar con Nagaina de una vez por todas. Encuentra a Darzee en el jardín, pero se enoja con él porque el pájaro no para de cantar una canción para celebrar la hazaña de Rikki-Tikki de dar muerte a Nag.

Rikki-Tikki descubre que Nagaina está cerca de la basura, en el establo, porque allí han tirado lo que quedó de Nag. Rikki-Tikki necesita que uno de los pájaros pretenda estar herido para distraer a Nagaina y así poder acercarse al lecho de hojas de los melones, donde se encuentran los veinticinco huevos de cobra por nacer. A Darzee le parece mal entregar los huevos de cobra porque los pájaros también nacen de huevos, pero a la mujer de Darzee le parece que vale la pena destruirlos, ya que pronto saldrán de allí y serán una amenaza. Por eso, ella es la que pretende estar herida para distraer a Nagaina.

Rikki-Tikki llega al lugar de los huevos y destruye todos menos uno, porque, cuando está por acabar con él, escucha ruidos que provienen del interior de la casa. Entra al comedor y ve a los tres miembros de la familia absolutamente inmóviles. Nagaina está en una de las sillas, lo suficientemente cerca de Teddy como para alcanzar a atacarlo. El padre de Teddy le pide a su hijo que se no se mueva. Rikki-Tikki intenta llamar la atención de la cobra, pero esta dice que primero va a ocuparse de eliminar a la familia y luego de la mangosta. Rikki-Tikki menciona los huevos y le dice que no queda ninguno salvo el que tiene ahí frente a él. Eso consigue la atención de Nagaina, que mira hacia donde se encuentra Rikki-Tikki. En ese preciso momento, el padre de Teddy toma al hijo y lo aleja de la cobra por encima de la mesa.

Nagaina se acerca a la mangosta e intenta atacarla, pero ella logra evadirla. En un momento de descuido, Nagaina consigue tomar el huevo con su boca y llevárselo hacia el jardín.
Rikki-Tikki la persigue hasta la entrada de su guarida. Nagaina lleva ventaja, pero la esposa de Darzee sale de su nido, bate las alas cerca de ella y la retrasa lo suficiente para que Rikki-Tikki la tome de la cola. Nagaina arrastra a Rikki-Tikki dentro de su guarida. Darzee empieza a cantar una canción, lamentándose por la muerte de la mangosta. No obstante, luego de unos instantes, Rikki-Tikki sale de la guarida y anuncia que Nagaina está muerta.

El calderero, el pájaro encargado de comunicar a todos las noticias más importantes, anuncia la muerte de las cobras. Rikki-Tikki duerme para recuperarse de un día tan agotador. Luego, regresa a la casa, donde Teddy y sus padres se alegran, le dan de comer de todo y se sienten sumamente agradecidos con la mangosta. Rikki-Tikki se dedica el resto de su vida a cuidar de la familia vigilando el jardín.

Análisis

Estos dos cuentos no están relacionados con Mowgli, y tampoco suceden en la selva de Seoni. El primero de los cuentos sucede en el mar; los personajes de la historia recorren incontables millas desde el estrecho de Magallanes hasta el mar de Bering. El otro cuento sucede en la casa y el jardín de una familia inglesa en la India.

Los dos cuentos comparten la temática, ya que ambos se centran en la heroicidad de sus protagonistas, aunque trataremos cada uno por separado. Si bien ambos protagonistas llevan adelante actos heroicos, Kotick es quien mejor encarna el arquetipo del héroe que hemos descrito en la sección Temas.

“La foca blanca” es la historia de Kotick, una foca que nace con una característica física que la distingue de todos los demás, y que luego probará destacarse del grupo en otros sentidos también. Desde un inicio, el cuento explora el tema de la heroicidad al mostrar que las grandes hazañas de los héroes perviven a través del relato. A diferencia de los tres primeros cuentos, este empieza con un narrador en primera persona que será quien transmita la historia de la foca blanca que, a su vez, le fue contada a él por un reyezuelo invernal. A partir de ese marco, el narrador va a transmitir a los lectores la historia de Kotick en tercera persona. En efecto, veremos que las acciones heroicas de Kotick, así como las de Rikki-Tikki-Tavi, van a ser material de epopeya, y sus hazañas serán objeto de relatos.

En “La foca blanca”, Kipling no abandona del todo el tema de la ley y el orden. De hecho, en lugar de hablar de la Ley de la Jungla, la primera parte del cuento hace referencia a las Reglas de la Playa. Al igual que los animales de la selva, las focas son un pueblo regido por usos y costumbres que se perpetúan de generación en generación. La novedad que introduce Kipling en este cuento, en comparación de los tres primeros, es el cuestionamiento, precisamente, de esos usos y costumbres cuando ya no conducen al bienestar de la comunidad.

Una de las características de los héroes es el balance que deben sostener entre la tradición y la ruptura. En un sentido, Kotick es un transgresor, y su hazaña heroica, que consiste en salvar a su pueblo de los cazadores de focas, implica romper con una tradición que lo precede por muchas generaciones: pasar el verano en las playas de San Pablo en Novastoshnah. Efectivamente, para conseguir romper con esa costumbre que está tan instalada en su pueblo, Kotick vivirá un período de ostracismo y, más adelante, incluso de oposición al resto de los miembros de su tribu. Incluso sus padres le insisten en que desista y le piden que siga la tradición como le ha venido dada. Kotick necesariamente debe transgredir para mejorar las condiciones de su pueblo.

La transgresión en función de una mejora nos lleva a otra característica del héroe: su proyecto civilizador. Los héroes deben eliminar la amenaza de los monstruos y combatir la barbarie. El proyecto que emprende Kotick es precisamente eliminar la amenaza de los hombres y su práctica salvaje de matar a garrotes a cientos de focas.

Ahora bien, el héroe debe sostener un balance entre la ruptura que introduce en su pueblo y el respeto y la prolongación de la tradición. Kotick solo desea romper con la costumbre de las focas de asistir al mismo lugar todos los años y aceptar sin más la matanza de una porción de su población. En un momento, frustrado con la actitud de las otras focas, Kotick cuestiona también la lucha irreflexiva. Una de las focas cuestiona el liderazgo de Kotick de la siguiente manera: “Todo está muy bien, Kotick. Pero no puedes venir aquí de no sabemos dónde y, sin más, ordenarnos que nos vayamos. Recuerda que hemos luchado por conquistar nuestros lugares” (p.165). Kotick contesta: “Lo único que quiero es mostrarles a todas un lugar en el que estarán a salvo. ¿De qué sirve luchar?” (p.165). Esa respuesta no satisface a las demás focas, por lo que Kotick tendrá que luchar para mostrar su valor entre ellos. Es decir, deberá seguir los códigos de esa sociedad si es que desea que confíen en él. Asimismo, cuando Kotick consigue su cometido y lleva a las focas a la playa segura que ha pasado años buscando, se acopla perfectamente a lo que se esperaba de él, porque la transgresión ya no es necesaria.

Otra característica del héroe que encaja en la historia de Kotick es la del destino. Ya hemos mencionado que el héroe de este cuento nace con una característica física que lo distingue de las demás focas. Su pelaje blanco no es solo un detalle, sino que dentro del arquetipo de héroe constituye una marca: es una señal de su destino. En sus viajes por los océanos, cuando Kotick ya se ha dado por vencido porque no encuentra a nadie que lo pueda ayudar a encontrar una playa segura, se encuentra con una foca agonizante que es la última de la Tribu Perdida de las Masafuera. Luego de que Kotick le cuenta que va a abandonar su proyecto, la foca le dice lo siguiente: “en los lejanos tiempos en que los hombres nos mataban a cientos de miles corría por las playas una historia según la cual algún día una foca blanca vendría del norte y conduciría el Pueblo de las Focas a un lugar tranquilo” (p.161). Ese momento de reconocimiento de su propio destino es lo que lo impulsa a no abandonar su proyecto, y el pelaje es clave para esa toma de conciencia.

Asimismo, su pelaje blanco como marca del destino lo acerca a la semidivinidad de los héroes. Las personas, propensas a las supersticiones, llegan a pensar que Kotick es un fantasma y que su pelaje es algo sobrenatural. Además, Kotick viene de un linaje digno: su padre, Gancho de Mar, es una de las focas más temidas y nunca tuvo que dejar su roca para otro. La primera vez que Kotick lucha, es capaz de vencer a todos los demás, porque los años de viajes para buscar la isla segura lo han dejado “en plena forma” (p.166). Por último, Kotick reúne una serie de virtudes, pero la más aparente es su esfuerzo y perseverancia. En una conversación con su madre, Kotick le dice lo siguiente: “Recuerda, madre, que es siempre la séptima ola la que llega más lejos playa adentro” (p.161). Pronuncia estas palabras como si fueran un refrán para mostrarle a su madre que su proyecto no ha terminado, sino que todos los aparentes fracasos hasta el momento solo lo acercan más a su meta. La metáfora de la séptima ola como el último intento que ha de ser el que alcanza la meta muestra su perseverancia. En definitiva, Kotick reúne todas las características de un héroe arquetípico.

En el cuento “Rikki-Tikki-Tavi” también tenemos muestras de heroísmo, aunque la mangosta no es un héroe arquetípico al modo que lo es la foca blanca. Otra línea interesante para analizar en esta historia en particular es el espacio y los personajes que intervienen, diferentes de los cuentos anteriores.

No hay duda de que las acciones que lleva adelante Rikki-Tikki son heroicas. En más de una ocasión salva a la familia que lo acogió de la amenaza de las serpientes, y sus proezas son tan dignas de admiración que Darzee compone canciones para relatar los hechos. Si bien este cuento es narrado en tercera persona y no hay un marco para la historia, como en “La foca blanca”, el personaje de Darzee apunta al material legendario que hay en las acciones de Rikki-Tikki. La primera canción que Darzee compone es para celebrar que Rikki-Tikki ha vencido a la cobra Nag. La segunda canción es una elegía prematura que Darzee empieza a componer cuando cree que Rikki-Tikki no tiene ninguna posibilidad de salir viva de la guarida de Nagaina. Finalmente, el capítulo cierra con una canción en honor de Rikki-Tikki, compuesta por Darzee.

Vencer sobre Nag y Nagain requiere una serie de virtudes por parte de Rikki-Tikki que coinciden con las de un héroe. Primero, la mangosta muestra destreza, fuerza y coraje en sus enfrentamientos con las cobras. No obstante, Rikki-Tikki también muestra virtudes de otro tipo de héroes: la prudencia y el ingenio, como cuando le pide a la esposa de Darzee que distraiga a Nagaina, o utiliza el último huevo de cobra para distraerla y salvar a Teddy.

Ahora, hay otro aspecto de esta historia en el que vale la pena detenerse, y es que, a diferencia de los cuentos anteriores, este se centra en el ámbito privado y familiar. Esto le permite a Kipling explorar nuevos aspectos de los temas que ha venido desarrollando. En primer lugar, los seres humanos que aparecen en el cuento son retratados en una luz favorecedora. En los cuentos de Mowgli o en el de Kotick, la gran mayoría de los seres humanos son supersticiosos, ingenuos, ambiciosos, ignorantes y crueles. Por contraste, la familia que adopta a Rikki-Tikki es más bien buena, grata y educada. El narrador del cuento aclara que se trata de una familia inglesa que se mudó allí hace poco. Esta familia no se parece en nada a los pobladores de la aldea a la que vuelve Mowgli, ni tampoco a los rusos que cazan a las focas en “La foca blanca”. La idealización del pueblo inglés y las representaciones más bien negativas de otros pueblos es una de las críticas más recurrentes hacia Kipling, al igual que la representación de algunos animales con características raciales o culturales, como en el caso del pueblo de los monos.

En lo que respecta al ámbito del cuento, en este caso Kipling explora las relaciones intrafamiliares en más de una ocasión. Vemos que en la familia de humanos la madre es quizá más temerosa y prudente, mientras que el padre aparece confiado y conocedor del espacio ajeno al que se ha mudado. El niño, por su parte, es sensible y cariñoso. Sin embargo, este no es el único matrimonio representado en la historia. Nag, Nagaina y sus veinticuatro huevos también son una familia, al igual que Darzee, su esposa y sus polluelos. En ambos matrimonios, las mujeres parecen llevar la voz cantante y son quienes toman las decisiones y actúan de manera certera. Nagaina es quien le convence a Nag de que matar a la familia de humanos es la mejor alternativa, y que debe hacerlo por sus hijos. La esposa de Darzee le da una mano a Rikki-Tikki cuando su marido está demasiado ocupado pensando en dilemas éticos, como si es o no aceptable entregar los huevos de Nagaina, si sus propios hijos también nacen de huevos. Al parecer, en estas dinámicas familiares son las mujeres las que llevan adelante las decisiones más importantes de sus casas.

A pesar de que, en parte, Kipling retrata las relaciones conyugales, el cuento no deja de ser un cuento para niños. No obstante, “Rikki-Tikki-Tavi” no cae en un relato simplista. Si bien la mangosta es el héroe y las cobras son los antagonistas indisputables, el cuento complejiza ambos roles cuando Nag le hace una pregunta válida a Rikki-Tikki cuando este le reprocha haberse comido a uno de los polluelos de Darzee: “Hablemos del asunto —dijo—. Si tu comes huevos, ¿por qué no puedo yo comer pájaros?” (p.175). Asimismo, la misma heroicidad de Rikki-Tikki es cuestionada cuando la madre de Teddy le agradece efusivamente haber salvado a su hijo, y la mangosta no entiende bien por qué reaccionan de ese modo: “Rikki-Tikki encontró divertida tanta alharaca que, por supuesto, no acertaba a comprender. Para ella habría sido lo mismo que la madre de Teddy hubiese acariciado a su hijo por encontrarlo jugando en el polvo. Rikki se estaba divirtiendo de lo lindo” (p.177). En otra ocasión, también hay una reflexión sobre lo que verdaderamente mueve a Rikki-Tikki a actuar: “sabía que el único fin que una mangosta crecida tenía en su vida consistía en cazar serpientes para comérselas” (p.174). En definitiva, héroe y antagonistas actúan movidos por su propia naturaleza.