—Oh, pero es que tú eres un cachorro de hombre —dijo la Pantera Negra con mucha ternura— y, del mismo modo que yo regresé a mi jungla, tú deberás volver con los hombres, con los hombres que son tus hermanos, si antes no te matan en el Consejo.
Existe un paralelismo entre la vida de Bagheera y la Mowgli. Ambos se crían lejos del lugar al que verdaderamente pertenecen. Bagheera se cría en cautiverio con los humanos y no conoce la jungla hasta que un día toma conciencia de quién es verdaderamente. Cuando lo descubre, rompe el candado y vuelve a su hábitat, donde todos la respetan porque aprendió las costumbres de las personas. Mowgli también se cría lejos de los seres humanos, pero Bagheera entiende que tarde o temprano Mowgli va a tener que volver a vivir con ellos, porque esa es su identidad. Al igual que Bagheera, Mowgli va a volver al pueblo con el conocimiento que ha adquirido en la jungla. Estas palabras de Bagheera anticipan lo que le va a suceder a Mowgli.
Bagheera también anticipa lo que le va a suceder a Mowgli con la Manada cuando le advierte que lo pueden llegar a matar en el Consejo. El inevitable regreso de Mowgli a vivir entre las personas y su expulsión de la Manada apuntan a uno de los temas más importantes de la obra: la identidad en relación a la otredad. Mowgli, a diferencia de Bagheera, permanecerá en los límites entre el mundo de los humanos y el de los animales de la selva, sin pertenecer enteramente a ninguno de los dos.
—¿Qué es? ¿Qué es? —dijo—. No deseo abandonar la jungla y no sé qué es lo que me pasa. ¿Es que estoy muriendo, Bagheera?
—No, Hermanito. Eso no son más que lágrimas como las que derraman los hombres —dijo Bagheera—. Ahora sé que eres un hombre, que ya has dejado de ser un cachorro de hombre. En verdad que a partir de ahora la jungla te está vedada. Déjalas caer, Mowgli. Son lágrimas solamente.
Esta conversación entre Baghera y Mowgli tiene lugar luego de que la manada decide expulsar a Mowgli. La traición por parte de los lobos es el primer gran dolor que experimenta Mowgli, quien en ese momento se desengaña con respecto al sentido de pertenencia en la manada.
Los cuentos que tienen a Mowgli como protagonista muestran el camino de aprendizaje que experimenta. La separación de Mowgli de su manada es parte de su maduración, y es también el inicio de su camino del héroe, al separarse del lugar que consideraba seguro y estable. En el arquetipo planteado por Joseph Campbell, el llamado a la aventura de un héroe implica una ruptura con el universo conocido que lo arroja a un mundo extraordinario. Ese proceso de ruptura no suele ser una transición sencilla; de hecho, el héroe inicialmente se resiste al cambio. Esto sucede con Mowgli, a quien sus maestros, en especial Bagheera, le insisten en que tarde o temprano tendrá que dejar la manada. Bagheera, como maestro, es quien lo ayuda a hacer esa transición, ya que reconoce que esto marca un hito en su vida y que es parte del pasaje que cierra la etapa de la niñez.
—¡Chist! ¡No mires atrás! —dijo Kerick—. ¡Seguro que es el fantasma de Zaharrof! Tengo que hablar de esto con el sacerdote.
El color del pelaje de Kotick le salva la vida porque los cazadores de foca nunca antes habían visto una como él. Como tantos otros personajes humanos de la colección, los cazadores de focas son supersticiosos, y por eso se alejan de la foca blanca. Si bien es evidente que Kotick no es un fantasma, el color de su pelaje no solo llama la atención de los hombres, sino también de las otras focas. Una de ellas le cuenta sobre una profecía en la que una foca blanca salvaría al pueblo de las focas de la violencia de los hombres. Tanto los comentarios de los hombres como la profecía, además de sus características extraordinarias, indican que hay algo especial, casi divino, en Kotick. Además, el color de su piel es la marca de su destino. Tanto la semidivinidad como estar destinado a cumplir una misión para su comunidad son atributos de los héroes arquetípicos (Ver sección 'Temas'; "La heroicidad y el coraje").
Algunos críticos consideran que el color de la piel de Kotick y sus características permiten asociar a la foca blanca con la raza blanca. Su coraje, perseverancia y el deseo de conquistar una nueva playa para su pueblo parecen reforzar esa idea, teniendo en cuenta que Kipling defendía el imperialismo.
—Yo no tengo que luchar por ningún vivero —dijo Kotick—. Lo único que quiero es mostrarles a todas un lugar en el que estarán a salvo. ¿De qué sirve luchar?
Después de años de buscar una playa segura para su pueblo, Kotick finalmente encuentra el lugar preciso. Intenta convencer al resto de las focas que lo acompañen hasta ese lugar, pero ellas no escuchan y consideran que Kotick no tiene derecho a darles órdenes. Cuando una de las focas le reta a una pelea, al principio Kotick insiste en apelar a su razón. Más adelante, no le quedará otra opción que mostrar su valor según los códigos de su comunidad, es decir, peleando ferozmente.
Esta cita refleja parte de lo que hace a la heroicidad de Kotick si seguimos el camino del héroe que realiza el personaje. La foca blanca se aleja del mundo conocido para ir a explorar un mundo desconocido. En ese nuevo mundo descubre algo que lo lleva a intentar introducir una ruptura con respecto a la tradición para mejorar la sociedad que, por costumbre, acepta sin más la matanza de una parte de su población, todos los años, en manos de los cazadores de focas. Su proyecto, como el de los héroes arquetípicos, es civilizador, es decir, quiere transgredir una costumbre para mejorar la vida de su comunidad. No obstante, el héroe no es un transgresor siempre, sino solo en aquello que conduce al proyecto civilizador. Por ese motivo, Kotick termina por seguir la tradición y hacer honor a su linaje al luchar contra las focas y vencerlas a todas. A través de su dominio por la fuerza, consigue la confianza de las focas, que lo siguen a la nueva playa.
—Claro —dijo el caballo—. No todo el mundo está hecho de la misma manera.
Estas palabras condensan el tema principal del cuento “Los sirvientes de su majestad”. El caballo hace esta reflexión después de la descripción que hace cada animal sobre el servicio que brinda desde su lugar. Todos los animales sirven de modos distintos y son valiosos y necesarios. Sin embargo, detrás de esta idea hay una ideología problemática, porque, según esta visión, hay pueblos que están destinados a gobernar, otros a ser gobernados, y los hay también ingobernables. Detrás del concepto de que no todo el mundo está hecho de la misma manera está la legitimación del colonialismo: si hay un pueblo que posee características consideradas superiores y es el más apto para gobernar, es correcto e inclusive deseable que domine otros pueblos que están hechos para ser guiados.
Al cabo de un mes, el lugar donde antes se alzara el poblado era un montículo cubierto de verde y suave vegetación que, al finalizar la estación de las lluvias, dio paso a la jungla exuberante que invadió los campos que apenas seis meses antes se hallaban sometidos al arado.
La selva de Kipling es un lugar civilizado: los animales siguen la Ley de la Jungla, realizan pactos y treguas, colaboran. El mundo de los humanos, en cambio, muchas veces es el lugar en el que vemos todos los vicios: la ambición, la superstición, la mentira.
En la "La selva invasora", Mowgli coordina el esfuerzo de muchos animales para conseguir que los pobladores de la aldea que apresaron y lastimaron a Messua abandonen el lugar. Si bien a Mowgli le mueve la venganza, la meta en última instancia es hacer que la jungla invada el poblado. El cuento cierra con este fragmento, en el que vemos la velocidad con la que la naturaleza puede borrar el rastro de la civilización humana. Es interesante que el narrador hable de campos sometidos al arado, reforzando la idea de que la hazaña de Mowgli y los animales tiene el afán de liberar a la naturaleza de las personas.
—¿Qué más puedo desear? ¡Tengo la jungla y la Amistad de la Jungla!
Mowgli le contesta esto a Kaa cuando ella le pregunta si obtiene todo lo que desea de la jungla. Mowgli se siente satisfecho, en buena medida, con su vida en la selva. Esta pregunta anticipa lo que pasará luego en el ciclo de Mowgli. Los animales más cercanos al niño, como Bagheera y Akela, saben que tarde o temprano Mowgli va a dejar la jungla, y no será ella la que lo expulse, sino que él elegirá irse de allí. En este punto de la historia, justo antes de la aventura con la Cobra Blanca, Mowgli todavía se siente conforme con su comunidad de la selva. Al ser Mowgli liminar, es decir, que su identidad se ubica en la frontera entre las personas y los animales, tiene la suerte de no poseer los vicios de los humanos, como la ambición, que este cuento explora.
—Pero ¿por qué clavan en la cabeza de los elefantes?
—Para enseñarles la Ley del Hombre. Como no tienen garras ni colmillos, los hombres hacen cosas como esta… y peores.
Por Bagheera Mowgli descubre el uso que tiene el ankus del rey que saca del tesoro de la Ciudad Perdida. Descubre que ese instrumento es utilizado para hacer daño a los elefantes, y Mowgli decide deshacerse de él porque la sangre de los elefantes le recuerda la sangre de Messua cuando los otros pobladores le atan las manos y la amordazan. En este caso, el instrumento es utilizado para enseñar la Ley. Si bien a Mowgli le impresiona pensar que los hombres utilizan la violencia para enseñar la Ley, los animales hacen lo mismo. Muchas veces Baloo, su maestro, así como Bagheera, golpean a Mowgli durante alguna lección. El comentario que parece estar detrás de esto es que cualquier proyecto civilizador, cualquier acuerdo para vivir bajo una ley y un orden implican cierto grado de violencia.
—Mowgli la Rana he sido —decía para sí—. Mowgli el Lobo he dicho que soy. Ahora debo ser Mowgli el Mono antes de convertirme en Mowgli el Gamo. Al final seré Mowgli el Hombre. ¡Ja!
Acá Mowgli alude a cómo va a ser su estrategia para la cacería de los perros jaros. En primer lugar, se niega a que los lobos le digan que no participe porque es un hombre y no va a poder enfrentar a la manada de perros. Luego, va a utilizar la estrategia de los Bandar-log para provocar a los perros desde un árbol y conseguir que sigan su rastro en lugar del de Won-tolla. Después, será un gamo, porque los perros lo van a seguir como si fuera su presa. Finalmente, será un hombre cuando luche con su cuchillo y mate a varios perros en el agua.
Aparte de ser una descripción de su proyecto, esta cita nos ayuda a entender lo que hace tan especial a Mowgli: su capacidad de comprender distintos pueblos, e incluso aprender de ellos e imitarlos para su beneficio, nos muestra cómo Mowgli usa su condición de sujeto liminar a su favor. Esta cita también revela que Mowgli elige ser parte de la Manada cuando dice: "Mowgli el Lobo he dicho que soy".
Allí de pie bajo el rojo resplandor de la lámpara de aceite, fuerte, alto y bello, con sus largos cabellos cayéndole sobre la espalda, el cuchillo colgado al cuello, meciéndose, y la cabeza adornada con una guirnalda de jazmín, fácilmente se le habría podido confundir con un legendario Dios de la Jungla.
Este es el aspecto que tiene Mowgli a sus diecisiete años. En este capítulo, Mowgli se siente muy inconforme en la selva; hay algo que le pesa en el alma y lo inquieta. No es casual que esto suceda en primavera, la temporada de apareamiento. En parte, lo que le sucede a Mowgli es un despertar sexual por su edad, y porque su ciclo en la selva ha culminado: ya está listo para cumplir una función entre los humanos. El aspecto físico de Mowgli es la de un hombre que llama la atención de Messua, que le repite varias veces que es muy bello. Cuando Mowgli se va de la casa de Messua ve a una muchacha vestida de blanco que le llama la atención, y es ahí cuando decide definitivamente dejar la selva. Por eso esta descripción es importante, en tanto apunta a su despertar sexual.
Por otra parte, la comparación de Mowgli como un Dios de la Jungla anticipa que, así como Mowgli ha ocupado un lugar prominente en la selva, es probable que lo mismo suceda entre las personas. Su porte es excepcional y probablemente apunta a que otros aspectos de él también van a destacarse del resto, precisamente porque su historia lo ha hecho vivir en la frontera entre lo humano y lo animal.