El amor en los tiempos del cólera

El amor en los tiempos del cólera Resumen y Análisis Capítulo 1

Resumen

La novela comienza con la entrada de Juvenal Urbino a la casa de Jeremiah de Saint-Amour el domingo de Pentecostés. Juvenal y Saint-Amour se habían conocido a través del ajedrez, y ese juego permaneció como lo más significativo en su relación. Urbino actuaba como el protector de Saint-Amour y lo ayudó a abrir su estudio de fotografía. Su amigo se suicidó con cianuro y también mató a su perro. Como Juvenal quiere protegerlo, le dice al comisario que informe que el fallecimiento ha sido una muerte natural.

Juvenal oye poco, es anciano, y es el “médico más antiguo y esclarecido de la ciudad” (1985:15). Mientras observa una partida de ajedrez inconclusa en la casa de Jeremiah, encuentra un sobre cerrado y dirigido para él. La carta suicida de Jeremiah da las últimas instrucciones sobre su casa y sus posesiones y a la vez cambia la perspectiva que tiene Juvenal sobre su amigo: devela que no era un veterano de guerra sino un fugitivo de la ley.

Juvenal es un médico muy prestigioso en la comunidad y lleva una rutina muy organizada y estricta. Es un anciano que se niega a retirarse de la profesión. El domingo del suicidio de su amigo, se dirige a una dirección que encuentra anotada en la carta de Jeremiah, en el barrio de los esclavos. Se describen las diferencias entre la ciudad virreinal donde habita Juvenal -con casas de mampostería- y este barrio humilde -con casas hechas de maderas descoloridas-. Allí visita a la amante de Saint-Amour, de cuya existencia se entera en la carta. Es una mujer madura y está vestida de negro. Le cuenta a Juvenal que la noche anterior fueron al cine y luego a la casa de Saint-Amour, donde ella lo notó deprimido. Él le pidió que se fuera para escribirle una carta a Juvenal. La mujer le explica a Juvenal que Saint-Amour había decidido no llegar a la vejez, sino suicidarse al llegar a los sesenta años. La muerte de Jeremiah despierta en Juvenal los terrores por la muerte: “tomó conciencia de que la muerte no era sólo una probabilidad permanente, como lo había sentido siempre, sino una realidad inmediata” (1985:60).

Juvenal vuelve a su casa para una siesta antes del almuerzo de gala del doctor Lácides Olivella, pero encuentra un desorden en su hogar porque su loro ha escapado. Este animal vive con la familia hace veinte años y es el único de varios animales domésticos que tiene permitido el ingreso a la casa. Fermina lo había buscado porque Juvenal había dicho que no iba a permitir la entrada a la casa de animales que no hablaran.

Como no han podido atrapar al loro por tres horas, Juvenal pide que llamen a los bomberos. Encuentra a Fermina en la habitación, vestida para la fiesta de aniversario. El narrador aclara que son absolutamente dependientes el uno del otro; no saben vivir separados. No se animan a preguntarse si eso es por amor o por comodidad. Por el envejecimiento de Juvenal, Fermina lo viste todas las mañanas. Detecta que su memoria se degrada y sus humores son muy cambiantes por la vejez.

La fiesta de ese día es el evento social más importante del año. Sin embargo, por primera vez en la historia, una tormenta se desata el día de Pentecostés, volando mesas y toldos en el almuerzo del doctor Lácides Olivella. Todos los invitados deben entrar a la casa por la lluvia. La mujer del doctor Olivella, Aminta Deschamps, salva la fiesta.

Juvenal disfruta la música de la fiesta. Aunque tiene poca concentración y memoria, logra conectarse con ella. Luego se angustia por la muerte de su amigo, siente más compasión que amargura. Marco Aurelio Urbino Daza, hijo de Juvenal y Fermina, llega a la fiesta con los postres para el festejo. Juvenal y Fermina se retiran para dormir una siesta antes del funeral de Jeremiah.

De nuevo en su casa, descubren que los bomberos han causado estragos en la propiedad para atrapar al loro, y encima han fallado. Juvenal se despierta angustiado de la siesta, pensando que “estaba viviendo sus últimos atardeceres” (1985:67). Sentado en su silla escucha al loro hablar y lo encuentra arriba del árbol, al lado de la ventana. Sale a buscarlo y se sube a la escalera. Agarra al loro pero su pie se resbala. Cae al piso y muere. Con su último aliento le dice a Fermina: “solo Dios sabe cuánto te quise” (68).

Juvenal Urbino es una personalidad célebre en la ciudad. Por eso, su muerte genera una conmoción social: la gente sale a la calle durante días para despedirlo. Juvenal ha fundado la Sociedad Médica, llevó a buen puerto la construcción del primer acueducto y evitó, con métodos novedosos, la última epidemia del cólera. Fermina se opone a que sea velado en la Catedral y organiza el velorio en su casa.

En el funeral, Fermina ve a Florentino Ariza y se acerca a agradecerle la visita. Florentino le confiesa que ha esperado esa ocasión por medio siglo y le repite su juramento de fidelidad y amor eterno. Ella le pide que se vaya de su casa. Llora en su casa por primera vez desde la muerte de Juvenal. Cuando se despierta, se da cuenta de que ha llorado durante el sueño y que está pensando más en Florentino que en Juvenal.

Análisis

La novela comienza con un narrador omnisciente focalizado en el personaje de Juvenal Urbino. El punto de vista se alterna, con el correr de los capítulos, entre Juvenal Urbino, Fermina Daza y Florentino Ariza. También se incluyen monólogos interiores de los tres protagonistas.

En algunas oportunidades, el narrador se incluye en un "nosotros" que parece referir a los habitantes de la ciudad. Por ejemplo, en este capítulo, anuncia: "Gracias a él, Jeremiah de Saint-Amour pudo ser lo que fue entre nosotros" (1985:18). Es extraño cómo el narrador omnisciente se incluye en el mundo narrado como miembro de esa sociedad. Luego, en el capítulo siguiente, dice, respecto de la pandemia del cólera: "nunca se conoció el número de sus estragos, no porque fuera imposible establecerlo, sino porque una de nuestras virtudes más usuales era el pudor de las desgracias propias" (87). En estos ejemplos el narrador aparece como un habitante de la sociedad de la historia.

Las referencias espacio-temporales no son específicas en la novela. Este capítulo es narrado en presente y se puede interpretar que se desarrolla aproximadamente en 1930. La ciudad en la que transcurre la acción no es nombrada, pero sí se menciona varias veces el Caribe y el río Magdalena que recorre Colombia. Además, en el capítulo cinco se menciona la Ciudad de Cartagena. El narrador, en este primer capítulo, se refiere a la "ciudad colonial" (1985:20) y diferencia dos zonas en función de la clase social de los habitantes. Juvenal y Fermina viven en La Manga, en una casa amplia con patio y terraza y olor a jazmines. En contraposición, se describe "el antiguo barrio de los esclavos" (22), donde vive la amante de Jeremiah y a donde Juvenal se dirige luego del suicidio de su amigo por primera vez en la vida. El narrador menciona "la pesadumbre de las ciénagas, su silencio fatídico" (24) y que, "a diferencia de la ciudad virreinal, cuyas casas estaban hechas de mampostería, allí estaban hechas de maderas descoloridas y techos de cinc; y la mayoría se asentaban sobre pilotes para que no se metieran las crecientes de los albañales abiertos heredados de los españoles" (24). Es un espacio con feo olor, gallinazos y lodazales. Juvenal encuentra ese paisaje "miserable y desamparado" (24).

El primer capítulo del libro se centra en Juvenal Urbino y en su relación con el tema del paso del tiempo, el envejecimiento y su matrimonio con Fermina. El suicidio de su amigo, Jeremiah Saint-Amour, lo interpela con el miedo a la muerte, la degradación de sus facultades cognitivas y los límites de las posibilidades de disfrute durante la vejez. El narrador aclara que “lo que más le inquietaba era la desconfianza que tenía en su propia razón” (1985:23). El envejecimiento es un problema para Juvenal porque pone en cuestión su profesión como médico. Se niega a retirarse pero se da cuenta de que le asignan los casos médicos menos urgentes.

Respecto de su relación con Fermina, en este capítulo se encuentran ancianos, casados hace cincuenta años. Se menciona que los inconvenientes que sufre la pareja se desprenden de que provienen de diferentes clases sociales: mientras Juvenal es un doctor de una familia patricia, Fermina es hija de un vendedor de mulas. Las descripciones sobre su matrimonio son ambiguas respecto de si están enamorados o no. En ciertos momentos, el narrador sugiere que se aman y, en otros, describe discusiones en las que “ambos se asustaron con la comprobación desoladora de que en tantos años de lidia conyugal no habían hecho mucho más que pastorear rencores” (1985:45). La confusión sobre su relación se refuerza porque son una pareja muy social, que se presenta para la comunidad como una unidad estable, armónica y consolidada, mientras mantiene los problemas domésticos en secreto.

El tema del envejecimiento se manifiesta no solo en las descripciones de Juvenal, sino también en las de Fermina e incluso de Florentino. Se aclara que hace cinco años que Fermina viste a su marido porque él no puede hacerlo solo, dando cuenta de cierta dependencia total que desarrollan el uno con el otro. Los detalles en la descripción de Fermina resaltan los costados positivos de su edad, por ejemplo, lo bien que se siente por dejar de usar un corset: “los cuerpos liberados, respirando a gusto, se mostraban como eran” (1985:35). Varias veces durante la novela se menciona el carácter de Fermina como un peso que juega a favor para compensar por sus diferencias de clase o, en este caso, de edad: “Lo que le faltaba por la edad le alcanzaba por el carácter y la sobraba por la diligencia” (35).

Por otro lado, es interesante cómo los saltos cronológicos en la historia desconciertan al lector y engañan sobre quiénes serán los protagonistas de la historia. La novela comienza con el foco puesto en dos personajes que mueren en el primer capítulo (Jeremiah y Juvenal). Jeremiah no vuelve a aparecer y es poco nombrado posteriormente a su funeral. De esta manera, frustra las expectativas de los lectores que asumen que los primeros personajes en aparecer serán fundamentales en el resto de la novela. Por otro lado, la historia de amor entre Fermina y Florentino, que se presenta en el final del primer capítulo, siembra la intriga que sí hará avanzar la trama de la novela. El lector avanza en la lectura preguntándose por qué la relación de Florentino y Fermina no funcionó o por qué ella acaba casándose con Juvenal. En este sentido, los tópicos del amor y de la muerte están profundamente ligados en esta novela, y en la relación de Fermina y Florentino particularmente: la muerte de Juvenal es necesaria para que ellos se reencuentren.

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