“Se le desordenaba el corazón con el aire de los suspiros” (1985:135) (Metáfora)
En el segundo capítulo, Florentino se obsesiona con Fermina y la espía, maravillado. Se pregunta cómo el resto de los transeúntes no se maravilla con ella ni se les desordena el corazón. Esta metáfora del corazón desordenado alude al enamoramiento que, según Florentino, Fermina debería generar en toda la gente. La metáfora sugiere que sus sentimientos románticos por Fermina son muy fuertes.
“El oro de su risa” (1985:135) (Metáfora)
Esta es nuevamente una metáfora que usa Florentino para referirse a la belleza de Fermina en uno de sus primeros encuentros en persona. La metáfora alude al brillo que desprenden sus dientes: asocia sus dientes con el oro, un metal precioso y brillante. Además de la comparación cromática, de alguna manera valoriza la sonrisa de su amada comparándola con un metal caro y codiciado.
“La carta póstuma de su padre, más que el telegrama con la mala noticia, lo mandó de bruces contra la certidumbre de la muerte” (1985:155) (Metáfora)
La expresión “de bruces” alude a una caída contra el suelo. En este caso, se utiliza metafóricamente para describir la sensación repentina y de derrumbe o hundimiento con la que Juvenal se da cuenta de su propia mortalidad. Luego de la muerte de su padre, cae en la cuenta de su propio envejecimiento y de las consecuencias que él mismo sufre por el paso del tiempo. Este tema es importante en un personaje con mucho temor a su propia muerte.
“Hacía llorar hasta las lápidas de los cementerios” (1985:220) (Metáfora)
Esta metáfora es utilizada por Lotario Thugut para caracterizar a Florentino Ariza. Le recomienda al tío de Florentino, León XII, que le dé un empleo a su sobrino que tenga que ver con la escritura por su amor por la literatura y por su capacidad narrativa. La metáfora alude a la expresividad y el sentimentalismo que tienen las palabras de Florentino. Se juega con la idea de que la gente llora en los cementerios. En este sentido, el lirismo de la escritura de Florentino sería tan inmenso que haría emocionar no solo a la gente sino también a las lápidas, que son de piedra o mármol, materiales inmutables por excelencia.
“No bien abandonaba la oficina, hacia las cinco de la tarde, y ya andaba en sus volaterías de gavilán pollero” (1985:220) (Metáfora)
Las volaterías son cazas de aves y un gavilán es una especie de ave. Esta metáfora es utilizada por el narrador para caracterizar el acecho de mujeres en el que Florentino se embarca todos los días cuando sale de la oficina. La metáfora compara a Florentino con un ave en la búsqueda de presas. Así se describe su actitud impetuosa y casi animal.
“Cuerpo inerte de ballena encallada” (1985:238) (Símil)
El narrador compara el cuerpo dormido por una fuerte borrachera de aguardiente del Capitán Rosendo de la Rosa -esposo de Ausencia Santander, amante de Florentino- con una ballena encallada. Se compara la inmovilidad o el atasco del cuerpo alcoholizado del capitán con la ballena, dando a entender que el cuerpo del capitán es enorme y difícil de mover. Su mujer, de hecho, debe pedirle ayuda a Florentino para llevarlo hasta la cama.