"En su alma se había anidado el mal de la curiosidad..." ("La extraña muerte de Fray Pedro", p. 42). (Metáfora)
Esta metáfora es utilizada por el narrador para explicar qué llevó a Fray Pedro por el camino del pecado y la perdición. De esta forma, son la curiosidad y el deseo de saber los que empujan al religioso a cometer un sacrilegio. Así, el autor expone el caracter invasivo y arrasador del pecado, que solo crece hasta terminar con la muerte de Fray Pedro.
"Gloriosos «samurayes» se vestían como grandes y metálicos insectos" ("Bajo las luces del sol naciente", p. 57). (Símil)
En esta cita, el cronista compara la estética de las armaduras de los samuráis con la forma de los insectos. Este símil resulta muy visual y efectivo, ya que las armaduras, por cubrir el cuerpo entero, ocultando la totalidad de la piel del guerrero, y por sus diferentes texturas, colores y ornamentas excéntricos, remiten de alguna forma a todo tipo de insectos y, especialmente, a los escarabajos.
"En las casas de papel, en la ignorancia feliz del pudor, se bañaban las niñas. Cortesanas ingenuas servían el té en tacitas de Liliput" ("Bajo las luces del sol naciente", p.57). (Metáfora)
En la crónica "Bajo las luces del sol naciente", el narrador se sirve de diferentes metáforas para describir la sociedad japonesa. En este ejemplo, se vislumbra una clara intencionalidad del autor por enfatizar el aspecto inocente e idealizado de los japoneses: las niñas se bañan desnudas sin pudor y las cortesanas se presentan como ingenuas. Pareciera que en esa sociedad no existe rastro de maldad. Por otra parte, la casa de papel denota delicadeza y fragilidad, y Liliput, la famosa nación de hombres diminutos que Jonathan Swift imaginó en Los viajes de Gulliver, subraya el carácter frágil, delicado y exquisito de las costumbres del Japón antiguo.
"La campana grande es la lengua de la ciudad; ella despierta reminisciencias de sucesos memorables, orgullos populares y sucesos patrióticos" ("Mi Domingo de Ramos", p. 74). (Metáfora)
En esta cita, el narrador personifica la ciudad y le otorga a la campana el lugar de la lengua, ya que la campana cumple en la ciudad la función de comunicar los sucesos de importancia.
"Pero existen Montoya y otros que no quieren que la Musa sea atropellada por el automóvil" ("París nocturno", p. 157). (Metáfora)
Esta es una metáfora que el autor utiliza en su crónica "París nocturno" para expresar un fenómeno propio de la modernidad: la musa representa el arte, y el automóvil, los progresos y las nuevas formas de vida de la cultura occidental a principios del siglo XX. En este pasaje, Rubén Darío indica que todavía quedan artistas (el mencionado Montoya y el propio autor de la crónica son parte de ellos) que no quieren subordinar el arte a las reglas de intercambio de una sociedad cada vez más mercantilizada. Con esta metáfora, Darío expresa una vez más la autonomía del arte por sobre cualquier otro interés, ya sea económico o social.