Franny y Zooey

Franny y Zooey Ironía

Zooey se manifiesta muy de acuerdo con Bessie cuando, en realidad, opina lo contrario (Ironías verbales)

En la tensa e hilarante conversación que tienen Bessie y Zooey al principio de la segunda parte de la novela, el joven despliega un arsenal de recursos que dan sobrada cuenta de su aguda inteligencia y, también, de cierta amargura y una gran dificultad para vincularse con otros. Una de las armas más eficaces de Zooey es la ironía verbal, generalmente asociada a la hipérbole: el muchacho celebra exageradamente ciertas afirmaciones de su madre, destacando su inteligencia y manifestándose muy de acuerdo con ella, cuando, en realidad, opina que se trata de sinsentidos o asuntos sin importancia. Por ejemplo, cuando ella se niega a salir del baño y le ofrece un trapo limpio, él replica: "¡Oh, Dios mío! Sí, sí, sí. Más que nada en el mundo" (65), cuando ese paño no podría importarle menos. Instantes después, cuando Bessie se queja de que Franny no está comiendo, Zooey le dice: "Tienes toda la razón. Toda la razón. Es asombroso ver de qué modo vas directamente al fondo de la cuestión. Se me ha puesto la piel de gallina... Tú me inspiras" (70). La réplica, en extremo hiperbólica, sigue hasta que la madre le pide que se calle. Este recurso es utilizado por Zooey con mucha insistencia, no solo con su madre, sino también con su hermana.

La obra constituye, en buena medida, una crítica al teatro y las artes audiovisuales, al tiempo que replica ese formato (Ironía situacional)

Puede resultar irónico que Franny y Zooey, que funciona, en gran medida, como una diatriba contra la frivolidad del cine, el teatro y la televisión, se componga en buena parte de diálogos interrumpidos por sintéticas acotaciones del narrador, acercándose así a los formatos que critica a través de sus personajes. De hecho, la segunda parte de la novela es presentada por su narrador, Buddy, como "una especie de película doméstica en prosa" (42).

Aunque la obra puede leerse como una diatriba contra el ego, toda la segunda parte es narrada por un alter ego de Salinger (Ironía situacional)

También puede encontrarse cierta ironía en que la insistencia en colocar el ego como uno de los grandes obstáculos en el desarrollo espiritual -y también artístico- conviva en esta obra con que el narrador de la segunda sección, "Zooey", utilice la primera persona para identificarse como Buddy, reconocido alter ego de Salinger en la saga de los Glass: ambos son escritores y profesores universitarios que viven aislados y rehúsan todo lo posible del contacto social.