JULIA- Aquí no se discute el temperamento artístico de Susana. Lo que encuentro repugnante es el procedimiento de enredar a un extraño en una farsa malintencionada.
Con estas palabras, Julia da a entender que no está de acuerdo con la farsa que quieren montar su hermana y sus amigos.
Este personaje representa el buen accionar, la ética y la consciencia, ya que no quiere engañar a otra persona por una razón tan superficial como divertirse a costa suya.
SAVERIO- Si me lo contaran no lo creyera. (Mirándola de hito en hito). Juro que no lo creyera. (Ingenuamente a PEDRO). Dígame, doctor, ¿y ese señor que hace el papel de pastor desconocido... el Conde... también está loco?
PEDRO- No, es un primo de Susana. Se presta a seguirla en la farsa, porque estamos estudiando el procedimiento adecuado para curarla.
En este diálogo asistimos a la ingenuidad del personaje de Saverio y al engaño por parte de Pedro.
Saverio realmente cree en este momento que Susana ha caído en la locura y que deben ayudarla a salir de ese estado.
SAVERIO- Si ustedes me permiten y aunque no sea discreto opinar en presencia de un facultativo, creo que nada reconstituye mejor a los organismos debilitados que una alimentación racional a base de manteca.
PEDRO- La señorita Susana no está debilitada... está loca.
En este fragmento notamos la diferencia de análisis por parte de un humilde vendedor de manteca, que cree en su oficio, y un egresado de la facultad, que se apoya en la razón académica.
De algún modo, la insistencia de Saverio en las propiedades de la manteca aporta humor a la obra, aunque también deja al lector el amargo sabor de saber que se están burlando del mantequero, aprovechándose de su inocencia.
SAVERIO- Pero... y aquí aparece un pero... (Declamatorio). Te faltan esas condiciones básicas que convierten a una criada en un accidente histórico de significación universal.
SIMONA (para sí)- ¿Qué dice este hombre?
SAVERIO- Convéncete, Simona, tu fuerte no es la sensibilidad política (grave), ese siniestro sentido de la oportunidad que convierte a un desconocido, de la mañana a la noche, en el hombre de Estado indispensable.
Convencido de actuar de coronel en la farsa que montan para "curar" a Susana, Saverio le habla a Simona. Pareciera que se ha enfocado tanto en la posibilidad de ser un actor que alberga ahora aspiraciones de ascenso social. Asimismo, se ha creído como cierto el papel que representa y cobra cierta gravedad el hecho de que luego se comparará con Hitler o con Mussolini.
SAVERIO (cierra la puerta, luego se acerca al armatoste). -Señoritas, doctor, no podrán ustedes menos de felicitarme y reconocer que soy un hombre prudente. Vean. (Destapa el catafalco, y los espectadores que se acercan retroceden al reconocer en el aparato pintado de negro una guillotina).
En este punto podemos observar el nivel de compenetración en el papel al que ha llegado Saverio. Ha encargado la construcción de una guillotina para utilizar en la obra.
Luisa, Ernestina y Pedro se asustan y se retiran de su casa, convencidos de que el hombre está medio loco.
Es evidente que Saverio se ha tomado demasiado en serio la actuación en la obra, al punto tal, incluso, de descuidar su propio trabajo como mantequero.
SAVERIO (se pone de pie)- Le voy a dar la clave de mi silencio. El otro día vino a verme su hermana Julia. Me informó de la burla que usted había organizado con sus amigas. Comprenderá entonces que no puedo tomar en serio las estupideces que está usted diciendo. (Al escuchar estas palabras, todos retroceden como si recibieran bofetadas. Silencio mortal. SAVERIO se sienta, impasible).
En esta intervención de Saverio nos enteramos que Julia -quien desde un comienzo no estuvo de acuerdo con la farsa- fue a su casa a informarle de lo que su hermana estaba tramando.
De este modo, nuestra percepción sobre la ingenuidad de Saverio cambia de manera significativa. Se presentó allí como si no supiera nada, buscando engañarlos a ellos por su parte.
SAVERIO (saltando del trono) -¿Qué oculta en esa mano?
SUSANA (súbitamente rígida, de pie en el estrado) -Miserable...
SAVERIO - ¡Susana! (Súbitamente comprende y grita espantado) Esta mujer está loca de verdad... Julia... (SUSANA extiende el brazo armado de un revólver) ¡No! ¡Susana!
Hacia el final de la obra, Saverio descubre que Susana sí se encuentra loca, finalmente. Ha montado todo de tal modo que le fuera posible tener a Saverio bajo su arma, creyendo que se ha hecho pasar por mantequero siendo realmente un coronel.