La institutriz buena y la institutriz mala
Es irónico que la persona encargada de salvar a los niños tenga la responsabilidad de realizar el mismo trabajo que el fantasma que intenta condenarlos. La actual institutriz, heroína de la historia, intenta proteger a la pequeña Flora del espectro de la señorita Jessel, que fue su institutriz antes de morir.
La evidencia de la cordura
En el momento en que la institutriz se descuida mientras oye a Miles practicar con el piano, Flora aprovecha y se escapa hacia el lago. Cuando la institutriz lo descubre, se asusta ante la posibilidad de que la niña esté a solas con el fantasma de la señorita Jessel y se apresura a alcanzar a la niña. Resulta irónico que en el momento en que finalmente se encuentra con ella, la aparición de la señorita Jessel no le cause espanto sino alegría. Ello se debe a que su aparición significa una prueba de que la institutriz no está loca. Asimismo, es irónico que ni la señora Grose ni Flora vean, al menos supuestamente, al espectro, lo cual, en algún punto, invierte el sentido de la evidencia.
El descuido de los niños
En el capítulo 10, la institutriz descubre que Flora se ha levantado durante la noche y conversa con alguien desde su ventana. Segura de que la pequeña se está comunicando con alguno de los espectros, la institutriz se apresura a ir al comedor para sorprenderlos desde la ventana. Sin embargo, al ver hacia el jardín, no es un fantasma con quien se encuentra sino con el propio Miles. Es una ironía que la institutriz haya salido a enfrentar a los fantasmas con el fin de cuidar a los niños y que, por el contrario, se encuentre allí con el objeto de su propio descuido, es decir, al niño que, no estando bajo su supervisión, salió de la casa.
El rechazo a la heroína
Es una ironía que, luego de todos los intentos que realiza la institutriz por salvarlos, tanto Flora como Miles manifiesten hartazgo y rechazo frente a su persona. Esta situación se revela en dos oportunidades: la primera es cuando Miles le pide a la institutriz que lo envíe nuevamente al colegio, durante su caminata hacia la iglesia. La otra, cuando Flora solicita, luego de la escena en el lago, que saquen sus cosas de la habitación de la institutriz.