"... y empezaba a sentirse harto de vivir con las esperanzas como un hielo, paralizándole hasta la placidez de los días que la ciudad les regalaba" (Narrador, p. 11) (Símil)
Tras varios años de matrimonio, Josefa y Diego intentan tener un bebé, pero tienen dificultades para lograrlo. Entonces, el hombre y su esposa usan diversos remedios naturales para estimular el embarazo, pero al principio estos no dan resultado. Es por ello que, en determinado momento, Diego se siente frustrado, cansado y harto, lo cual es expresado por la voz narradora a través de este símil: sus esperanzas son como un hielo, es decir, están congeladas, paralizadas.
"—¿Por qué lloras si te dejaron como muñeca de porcelana?" (Diego, p. 32) (Símil)
Este símil destaca el modo en el que Josefa prepara a su hija para una tertulia en la casa del doctor Cuenca. Josefa cree que la ropa de los domingos debe ser elegante, por lo que le pone a su hija un vestido lleno de volados. Al verla, el padre la compara con una muñeca de porcelana, justamente porque lleva ese atuendo. La niña, por su parte, llora porque se siente incómoda con esas ropas.
"... una piedra negra, brillante y tersa como la seda, a la que él llamaba su amuleto y que llevaba consigo a todas partes" (Narrador, p. 36) (Símil)
Este símil sirve para describir la piedra que Daniel guarda como amuleto y que luego, al separarse de ella por primera vez, le regala a Emilia como símbolo de la complicidad, la amistad y el amor que los une desde pequeños. Se trata de una roca particular que, por su aspecto, es comparada con la seda, un tejido terso y brillante. Es decir, a pesar de ser un objeto duro y sólido, tiene características delicadas, y es bella y radiante.
"—Los perfumes nunca se han envasado en garrafas y los diamantes no alcanzan jamás el tamaño de un ladrillo" (Milagros, p. 55) (Metáfora)
Milagros admira la gracia de su sobrina y ahijada, que le parece una "criatura excepcional" (p. 54), y lo expresa a través de la metáfora citada: Emilia tiene la hermosura y la elegancia de los perfumes y los diamantes, elementos valiosos asociados con el lujo y la belleza. La protagonista tiene la nariz perfecta, al igual que su madre, los ojos oscuros de su padre y la estructura ósea de la propia Milagros, con pómulos salidos, una frente amplia y las cejas bien marcadas.
"Lo tenía grabado en las yemas de los dedos" (Narrador, p. 147) (Metáfora)
Esta metáfora sirve para dar cuenta de que Emilia guarda una memoria perfecta de Daniel, incluso cuando están distanciados durante mucho tiempo. La protagonista recuerda a su amante con tal intensidad que no solo guarda su memoria en los pensamientos, sino también en el cuerpo: lo tiene grabado en los dedos. Esta frase resalta la dimensión pasional de su vínculo y la importancia del contacto físico entre ambos.
