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Compara y contrasta a Constance Bonacieux y Milady de Winter.
Constance y Milady enamoran al joven d'Artagnan en distintos momentos de la novela. Las dos mujeres son bellas y atractivas, pero en cuanto a sus virtudes y el modo en que se manejan en la corte, son muy distintas.
Constance está casada y es una mujer joven y bella. Al principio, su personaje es admirable no solo por su belleza, sino por las virtudes de su carácter: es valiente, inteligente y, sobre todo, leal. Como servidora leal de la reina Ana, está dispuesta a poner su propia vida en riesgo para salvar la reputación de su señora. De todas maneras, si bien a Cosntance le sobra voluntad, no tiene demasiados recursos para llevar a cabo los planes personalmente. Confía en su belleza y atractivo para conseguir que los hombres hagan cosas por ella. Cuando le promete a la reina que hará llegar una carta al duque en Inglaterra, Constance confía en que su marido estará dispuesto a hacer cualquier cosa por ella. Su plan fracasa y muestra que Constance no es siempre capaz de medir las intenciones de los otros con precisión. De hecho, su bondad la hace ingenua y confiada. Su final trágico se debe precisamente a la facilidad con la que entra en confianza con Milady. Poco queda de la intrépida Constance al final de la novela cuando se paraliza ante el peligro y espera pasivamente a que d'Artagnan vaya al convento a rescatarla.
Milady, por su parte, es una viuda, bella y sofisticada. A diferencia de Constance, Milady no depende de los hombres para llevar a cabo sus planes, sino que los realiza personalmente, algunas veces valiéndose del servicio de Rochefort u otro colaborador. Su belleza no es un atributo del que ella se vale de manera pasiva, sino que usa su atractivo a su favor. Mientras Constance sirve a la reina, Milady sirve al cardenal, pero no lo hace por lealtad, sino en la medida en que eso le procura a ella los recursos para alcanzar sus propias ambiciones. Cuando está en peligro o presa, Milady no espera que un hombre la libere, sino que ella diseña una estrategia para lograr escapar. Ni siquiera cuando el final está cerca, Milady se entrega a su suerte; muere luchando por su vida e intentando manipular a los hombres que la amaron.
Las dos mujeres mueren al final de la obra. La muerte de Constance es cruel y absurda; ni siquiera a Milady esa muerte le es funcional. Lo que queda claro con la muerte de Constance es que a ella le falta cierta malicia y astucia para navegar el complejo mundo de las intrigas palaciegas. La ejecución de Milady, en cambio, parece justificada y reafirma un orden en el que triunfa la justicia.
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Cada mosquetero tiene un criado. ¿De qué manera se adapta cada criado a la personalidad de su amo? ¿Qué función cumplen los criados en la novela?
En uno de los capítulos de la novela que retarda el avance de la trama, el narrador describe los aposentos de los mosqueteros y presenta a los criados de Athos, Porthos. Aramís y d'Artagnan. Los criados subrayan el aspecto más destacado de la personalidad de cada personaje. Asimismo, algunas situaciones en torno a los criados agregan comicidad a la obra. Mosquetón, el criado de Porthos, acepta trabajar con la condición de siempre ir bien vestido y mantener un aspecto respetable. Ese detalle remarca la fanfarronería de Porthos. En el caso de Bazin, el criado de Aramís, este parece más interesado que el propio amo en que se ordene sacerdote. En la obra se pone en duda la auténtica vocación de Aramís y hay una burla implícita a su inconstancia, de este modo, la rigidez y dogmatismo de Bazin sirve de contrapunto. El caso más cómico es el de Grimaud a quien Athos ha entrenado para comunicarse son tener que hablar, algo que refleja cuán lacónico es su amo. En un momento de la novela, el narrador se pregunta si Grimaud no habrá desaprendido el arte de hablar gracias a su amo.
Planchet es el más serio de los cuatro criados y también el más virtuoso. En más de una ocasión demuestra su valentía, su ingenio y su iniciativa. Los cuatro criados reafirman uno de los temas centrales en la novela: la amistad y la lealtad. Siempre están dispuestos a servir a sus amos, mantener sus secretos, ponerse en peligro a la par de los mosqueteros.
Por otra parte, los criados también ayudan a construir una visión aristocrática del mundo. A pesar de todo su servicio y lealtad, Athos igual sugiere que no se puede creer del todo en la palabra de un criado, siempre tiene que haber una promesa de dinero en el medio. Esto sugiere que la auténtica lealtad es una virtud propia de la nobleza.
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¿Por qué se ensaña tanto el cardenal con la reina Ana y el duque de Buckingham?
Acá confluyen aspectos históricos y otros que Dumas crea para construir la intriga palaciega. Históricamente, la reina Ana despertaba desconfianza en la corte francesa porque pertenecía a los Habsburgo, familia que gobernaba España y Austria. Los intereses de los Habsburgo raramente coincidían con los intereses de Francia. En el caso del duque de Buckingham, es histórica su colaboración con los hugonotes de La Rochelle. Esas son razones suficientes para que el cardenal Richelieu conspire contra ellos.
No obstante, Dumas especula acerca de las motivaciones personales que perfectamente podían haber existido a la par de las motivaciones políticas. En primer lugar, Dumas sostiene que el origen del odio y la sed de venganza de Richelieu para con la reina tiene como origen un desengaño amoroso. Al parecer, Richelieu quiso que la reina fuera su amante y ella lo rechazó. Independientemente de cuán atractiva el cardenal considera a Ana, el hecho de conquistarla es otro medio por el cual él puede desautorizar al rey y acaparar más poder para sí. Consecuentemente, el duque de Buckingham es su enemigo por partida doble: por ser inglés y aliado de los hugonotes, y por haberse ganado el afecto de la reina.
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¿En qué medida es justa la ejecución de Milady?
En el clímax de la novela, los cuatro mosqueteros junto con Lord Winter y el verdugo de Lille acusan y juzgan a Milady por todos sus crímenes. D'Artagnan, Lord Winter, Athos y el verdugo son víctimas y testigos de los crímenes cometidos por esta mujer. Athos y Porthos actúan como jueces y deciden su sentencia. El verdugo hace efectiva la sentencia y ejecuta a Milady decapitándola.
La escena está cuidadosamente construida como una instancia solemne y oficial. En un momento d'Artagnan desenfunda su pistola para matar a Milady, pero Athos interviene para asegurarse de que primero haya un juicio. La violencia es parte de la vida de los gentilhombres, pero solo es legítima esa violencia si se apega a estrictos códigos de honor y justicia. Es importante para los mosqueteros distinguirse de Milady en el modo en que utilizan la violencia. En este sentido, el envenenamiento de Constance Bonacieux es la gota que rebalsa el vaso y justifica esta última persecución a Milady. Ese crimen no está justificado bajo ningún código, es errático y puramente malvado.
Por otra parte, la situación de Milady es compleja porque, si bien ahora los hombres quieren someterla a los códigos que gobiernan la violencia, por su condición de mujer ella no puede acceder, por ejemplo, a un duelo, algo que no le estaría vedado a un hombre. Más allá de la solemnidad con la que estos hombres juzgan a Milady, en el fondo actúan movidos por el odio y sed de venganza.
Más allá de si la ejecución de Milady es o no moral, lo que podemos asegurar sin duda es que no es legal. Esto es algo que el cardenal mismo destaca en su conversación con d'Artagnan, tras su arresto. Athos robó la carta blanca de Milady, pero, en realidad, por lo menos en lo que concierne al duque y a Felton, ella actuó con el permiso del cardenal. Además, ninguno de los hombres tenía el derecho de llevar adelante ese juicio.
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¿Cómo cambia el tono de la novela de principio a fin?
El tono que domina la primera parte de la novela es ligero, entretenido y, en el primer capítulo, incluso cómico. Sin embargo, el final de la novela es más bien lúgubre y melancólico. A partir de la muerte de Buckingham, el tono de la novela empieza a tornase más y más siniestro. La muerte de madame Bonacieux es cruel y deja a los mosqueteros y a los lectores con la angustia del sinsentido. La escena de la ejecución de Milady tiene ya clarísimos tintes siniestros desde la naturaleza que sirve de escenario.
Luego de toda esa tensión, el triunfo final de d'Artagnan, a quien en tan poco tiempo se le han hecho realidad esos sueños por los que emprende su viaje desde Gascuña a París, ya no genera tanta felicidad como se esperaría. En primer lugar, el premio a su valentía, esfuerzo y lealtad se lo concede su antiguo enemigo el cardenal. Por otra parte, el nombramiento le genera incomodidad a d'Artagnan que siente que sus amigos, más experimentados y mayores, se merecen ese cargo. Por último, cuando d'Artagnan les ofrece a sus amigos el cargo se encuentra con que cada uno tiene planes individuales que no van en sintonía con la máxima de "Todos para uno, uno para todos". D'Artagnan recibe el nombramiento de teniente de mosqueteros con tristeza porque se siente solo. En definitiva, el camino de maduración no es fácil ni feliz.