La dama boba

La dama boba Resumen y Análisis Acto tercero (Primera parte)

Resumen

Finea abre el último acto con un soliloquio en el que le agradece al Amor por haberle dado ingenio. Cuenta que hace tan solo dos meses vivía como las bestias, y que ahora el Amor le enseñó a alcanzar “la divina razón” (v. 2066). Por eso le pide al Amor que honre esta transformación otorgándole a Laurencio. Clara confirma lo que dice su ama, afirmando que parece “otra alma en cuerpo ajeno” (v. 2080), y que ella tuvo de maestro a Pedro, el criado de Laurencio.

Entran Miseno y Otavio, hablando sobre Finea y Nise. Se contentan por el entendimiento que ha adquirido la primera, y charlan sobre la posibilidad de que Duardo se case con la segunda. Otavio cuestiona que Duardo pretenda cortejar a Nise con sonetos y que aquella lea más poesía, comedia e historias de amor que escritos devocionarios. Miseno considera que Duardo es un buen partido y que, cuando estén casados, Nise no tendrá tiempo para leer, porque va a estar ocupada en parir y criar.

Aparecen en escena Liseo y Nise. Él le reprocha a Nise que lo trate con desdén, y le pide que corresponda a su amor, porque, si no, volverá a pretender a Finea. Nise le responde que ella no lo ama, y que no puede amar a la fuerza. Liseo cuestiona su amor por Laurencio, y Nise le pide que reverencie su nombre, pero Liseo se niega. La charla se interrumpe con la llegada de Otavio. Celia avisa que el maestro de danzar espera a las dos hermanas para darles la lección. Liseo afirma que se siente engañado por el Amor, y que volverá a fijar su interés en Finea, para vengarse así del agravio de Nise.

Entran los músicos. Otavio, Miseno y Liseo se sientan a presenciar la danza de las hermanas, que bailan al son de una canción sobre el Amor y las riquezas. Cuando termina el baile, Otavio y Miseno empiezan a planificar el casamiento de Duardo y Nise, mientras Liseo le cuenta a Turín que volverá a pretender a Finea. Turín le dice que no es buena idea casarse por desdén, pero señala que Finea se ha quitado lo boba, por lo que es bueno que Liseo la pretenda de nuevo, ahora que la dama es inteligente. Liseo sale de escena con el fin de solicitar la mano de Finea.

Turín se encuentra con Laurencio y Pedro. Les cuenta que Liseo fue a pedirle a Otavio la mano de Finea. Laurencio se siente agraviado por Liseo, porque está faltando a su palabra de no pretender a la muchacha. Turín replica que Liseo no ha quebrado su palabra, porque Finea es ahora otra mujer. Luego, sale de escena. Laurencio se lamenta de que Finea ya no sea boba, porque va en contra de sus planes de casarse con ella.

Entra Finea y se encuentra con Laurencio. Ella le manifiesta su amor, afirmando que ve su rostro reflejado en todas partes, pero Laurencio se lamenta de que haya adquirido entendimiento, porque ahora Liseo va tras ella. Laurencio no quería a Finea para pedirle consejos ni para leer libros; una mujer casada no necesita hablar, sino conocer el gobierno de su familia. Finea responde que Laurencio tiene la culpa, porque él fue la ciencia que ella aprendió y le dio sabiduría. No obstante, Finea tiene un plan: fingirá que sigue siendo boba para alejar a Liseo.

Laurencio se esconde antes de que lleguen Liseo y Turín. Liseo le cuenta a Finea que ya ha concertado con Otavio el casamiento. Finea actúa como si no entendiera quién es, confundiéndolo con un personaje de ficción. También habla de las lunas nuevas en el cielo, preguntando dónde van las viejas, y finge no saber qué es el alma. Todo esto hace que Liseo pierda el interés por ella, resuelva deshacer el acuerdo con Otavio y se marche. Laurencio entra y se muestra maravillado por el remedio que halló Finea. Esta le pide que le hable para desquitarse de ser boba.

Análisis

El acto tercero comienza como el segundo, con la exposición del tema del amor y del entendimiento. No obstante, esta vez, el discurso es pronunciado por Finea, que ya ha completado el proceso de enseñanza que le dio Amor (en mayúscula, porque está personificado), y que la convirtió en una mujer discreta y sabia. Señala que han pasado dos meses desde el incio del aprendizaje –lo cual indica el tiempo transcurrido entre el primer acto y el último–, y reconoce que antes, como boba, se hallaba más cerca del mundo natural: “con el animal sentía / y creacía con la planta” (v. 2047-2048). Ahora Finea no es la misma que antes, es un “nuevo ser” (v. 2058), lo que provocará en la comedia otra serie de situaciones de enredo.

El diálogo de Otavio y Miseno sobre los libros de Nise pone en escena el problema de los efectos nocivos de la lectura. Otavio se lamenta de que Duardo quiera conquistar a Nise con sonetos, porque comprende que no es bueno que una mujer casada se interese por la poesía y la literatura. Cuenta que halló entre sus cosas obras de Cervantes, de Camões, de Guillén de Castro y hasta del mismo Lope de Vega, diciendo que se los quiso quemar. Para Otavio, las mujeres casadas no deben entretenerse con estas lecturas, que podrían llevarlas a distraerse de sus quehaceres domésticos. Por eso, el peligro con Nise es que se convierta en una “Don Quijote mujer / que dé que reír al mundo” (vv. 2147-2148).

Liseo es el personaje que más cambia de interés amoroso en el drama. Como siente celos de que Nise ame a Laurencio, decide volver a pretender a Finea por despecho, pero también le interesa que ahora tenga el intelecto que buscaba en la hermana. Luego, cuando es engañado por Finea, quien finge ser boba de nuevo, vuelve a interesarse por Nise, lo que le hace expresar, con ironía cómica: “¡Todo es mudanzas, Amor!” (v. 2220). A Nise le desagrada la idea de poder cambiar un amor por otro con tanta facilidad, pero más adelante no le quedará otra opción que renunciar a Laurencio y contentarse con Liseo. Finea, por su parte, muestra lo ingeniosa que es ahora al pretender ser la que era antes. Esto lo hace a través del lenguaje, actuando como si entendiera todo de forma literal. Por ejemplo, cuando Liseo le habla del “gusto”, Finea finge creer que se trata de un objeto que posee: "Liseo: quitado me habéis el gusto / Finea: No he tocado a vos por cierto; / mirad, que se habrá caído" (vv. 2561-2563).

El baile de las dos hermanas trae una vez más el motivo de la lección del maestro que estuvo en los otros actos, y que servía para demostrar la incapacidad de Finea de aprender. Ahora la dama boba comprende y toma las lecciones, y las hermanas danzan a la par, así como son iguales en ingenio. La canción que bailan trata sobre el dinero y su relación con el Amor, por lo que se convierte en otra forma de jugar, en la comedia, con el hecho de que el interés por la riqueza se impone por sobre el interés por el amor. En la canción, el Amor, cansado de que las damas no le den su favor por estar “desnudo y pobre” (v. 2223), se va a las Indias para volver “con oro y plata; / que el Amor bien vestido / rinde las damas” (vv. 2234-2236). Lo irónico de este planteo es que, en el drama, es un caballero, y no las damas, el que busca casarse por dinero en vez de por amor.

Después de fingir ser boba, Finea teme volver a aquel estado anterior de ignorancia. Por eso acude a Laurencio para que le explique cómo vive un bobo. De esta manera, al escuchar sus palabras, ella siente que recobra de nuevo su entendimiento. Es así cómo el drama pone en escena la relación maestro-discípulo de los enamorados, en la que Finea aprende a entender al mismo tiempo que aprende a amar.