La dama boba

La dama boba Resumen y Análisis Acto segundo (Segunda parte)

Resumen

Llega Turín y le avisa a Otavio que Liseo y Laurencio se van a batir a duelo en los Recoletos Agustinos. Otavio se lamenta de la desobediencia de los hijos y sale de escena; le sigue Turín. Clara le dice a Finea que ya no puede proseguir con la voluntad de Laurencio, pero Finea le dice que no puede dejar de pensar en él. Clara se admira de la transformación de su ama. Finea afirma que obedecerá la voluntad de su padre, aunque no sabe si podrá olvidarse de su amado.

Salen de escena y entran Laurencio y Liseo, que están por enfrentarse. Liseo cree que Laurencio pretende a Nise y que finge cortejar a Finea, porque no cree que desee casarse con una mujer tan ignorante. Laurencio le dice que él necesita sustentarse con la dote de Finea, y que ya no quiere a Nise. Entonces Liseo, que es rico y no pretende oro, confiesa que ya no quiere a Finea, y que muere por Nise. Así resuelven los dos caballeros abandonar el pleito y ayudarse en sus intenciones amorosas. Llegan Turín y Otavio, que se sorprende de ver a los hombres tratándose como amigos.

Nise se encuentra con Finea. Reconoce que su hermana está distinta, más altiva y soberbia, pero Finea asegura ser la misma de siempre. Nise dice que Laurencio es prenda suya, empeñada por Amor, a lo que Finea responde que ella lo desempeñó, y que ahora Laurencio es suyo, de quien aprendió lo que ahora sabe. Nise le recrimina que ella tiene a Liseo como futuro marido, y que debe quitarse a Laurencio del pensamiento, a lo que Finea contesta que hará lo que su hermana quiere, y pide que cese la riña.

Sale Nise y entra Laurencio. Finea le dice que no deben verse más, y que si él puso sus ojos en ella, ahora debe quitarlos con un lienzo y ponerlos en Nise. También le cuenta que su padre se enojó por el abrazo que se dieron, y que ahora debe “desabrazarla”. Laurencio se divierte con los desvaríos de Finea y finge quitar los ojos de ella, por lo que la dama empieza a sentirse triste. Después le dice que la va a desabrazar usando el brazo izquierdo, porque antes la abrazó usando el derecho, y así lo hace. Entra Nise, que ve lo que ocurre, y le pide a Laurencio que hablen a solas. Los dos se retiran y Finea se da cuenta de que no se halla sin Laurencio.

Entra Otavio, y Finea le cuenta cómo ha desabrazado a Laurencio, mostrando así su ignorancia. Luego le pregunta a su padre cómo se llama “aquello que se siente / cuando se va con otro lo que se ama” (vv. 1806-1807), y este le responde que son celos, y que el mejor remedio para quitarse ese mal es desenamorarse. Luego, Otavio sale en busca de Laurencio y de Nise. Laurencio regresa y Finea le cuenta de los celos que siente, y que sabe que debe desenamorarse para dejar de sentirse así. Entran Duardo, Feniso y Pedro, lo que Laurencio aprovecha, y le dice a Finea que dejará de sentir celos si le da la palabra de ser su esposa y mujer frente a los tres caballeros, a lo que Finea accede.

Los cuatro hombres salen de escena y entran Otavio y Nise. Finea cuenta que se ha desenamorado de Laurencio prometiendo ser su mujer. Otavio se enfada con Laurencio, pero Nise le cuenta que él y Liseo se propusieron engañar a Finea para labrar su rudeza. Salen Otavio y Finea y entra Liseo, que le declara su amor a Nise. Ella afirma que su amor es una locura y una traición a su padre y a su hermana. Entra Laurencio, que teme que Nise descubra su engaño con la declaración de Liseo, porque él le había dicho a Nise que los dos estaban fingiendo cortejar a Finea. Nise ve a Laurencio y, fingiendo que se dirige a Liseo, dice que el amor le hará decir locuras; luego, ella sale de escena. Al ver a Laurencio, Liseo comprende que Nise no hablaba con él, pero Laurencio le asegura que podrá cambiar el pensamiento de Nise si logran la difícil tarea de burlar a una discreta.

Análisis

La resolución anticlimática del duelo entre Laurencio y Liseo funciona dentro de la lógica de la comedia, cuyo desenlace no es trágico sino feliz. Los caballeros se dan cuenta de que les conviene ser aliados más que enemigos, y resuelven ayudarse en sus objetivos de convencer a las damas y a su padre de intercambiar esposas. Laurencio es el primero en utilizar el engaño para obtener lo que quiere. Le miente a Nise respecto de haber dejado de amarla porque necesita que no le revele a Otavio sus intenciones de casarse con Finea, quien todavía es la prometida de Liseo. También engaña a Finea haciendo que la dama jure que será su esposa frente a testigos. Si bien podríamos decir que se aprovecha de su necedad, más adelante será Finea la que recurra a las apariencias para cumplir con su deseo de casarse con Laurencio.

La dama boba ha aprendido con Laurencio a amar y empieza a sentir las desdichas del amor. Tiene sentido del honor, por lo que no quiere desobedecer a su padre, que le ha ordenado que se olvide de Laurencio, y quiere respetar los deseos de su hermana. Pero también se da cuenta de que ha sufrido una transformación, porque ahora siente que ella misma es su amado –“Clara: parece que te transformas / en otra. Finea: En otro dirás” (vv. 1565-1566)– , y que no sabe si podrá olvidarlo. Clara, a su vez, como personaje que se espeja en su ama, dice que si Finea abandona su interés amoroso, ella hará lo mismo: “¿No ves que amé porque amabas / y olvidaré porque olvidas?” (vv. 1575-1576).

No obstante, Finea no ha completado su conversión de dama boba en dama ingeniosa, porque todavía cree que un abrazo se puede deshacer, lo que la hace presa del engaño de Laurencio –que la “desabraza” usando un brazo distinto al que usó la primera vez para volver a abrazarla– y porque se imagina que diciendo unas pocas palabras conseguirá, de un momento a otro, desenamorarse. La manera en la que entiende todo al pie de la letra hace que el espectador se ría de su personaje, pero pronto empezará a reírse con ella de sus ingenios. Finea también aprende lo que son los celos, palabra que le enseña su padre y que la ayuda a comprender sus sentimientos. Aprender el lenguaje del amor le otorga la capacidad de adquirir entendimiento; así lo percibe Otavio, que dice aparte sobre su hija: “Luz va teniendo ya. Pienso, y bien pienso, / que si amor la enseñase, aprendería” (vv. 1813-1814).

En la última parte del acto segundo hay entradas y salidas de escena vertiginosas. Nise y Finea riñen por la “prenda” de su amor, Laurencio corteja y engaña a las dos hermanas, Otavio interactúa con sus hijas y reprende a Laurencio, los caballeros atestiguan el juramento de Finea, y Liseo le declara su amor a Nise; todo esto ocurre en acciones rápidas que le dan ritmo a la comedia de enredos. Cuando Nise se entera de la pretención amorosa de Liseo, reacciona de la misma forma que lo había hecho con Laurencio al descubrir su mudanza de pensamiento: “¡Qué necedad, qué inconstancia, / qué locura, error, traición / a mi padre y a mi hermana!” (vv. 1984-1986). Como mujer sabia y discreta, Nise no se deja seducir tan fácilmente, por lo que el acto se cierra con el objetivo que se proponen Laurencio y Liseo de “burlar un discreto” (v. 2031).