Más a detalle:
El título de la tercera parte, “Fuego brillante”, refiere a las alusiones al fuego y a las llamas en el texto. Primero, Montag quema su casa y sus pertenencias. Irónicamente, no llora la pérdida de su casa o de sus cosas sino que se siente aliviado por liberarse de la invasiva televisión de paredes que era una plaga en su vida. Asimismo, el lanzallamas de Montag tiene poderes de destrucción y de limpia. Antes de que le ordene a Montag quemar su propia casa, Beatty lo provoca, comparándolo a Ícaro y de esta manera aludiendo a que al guardar libros, voló demasiado cerca del sol y debe caer ahora hacia su muerte. Con esta analogía, Beatty argumenta que los que desafían la ley encuentran su muerte. Irónicamente, Beatty es el que de hecho muere mientras Montag escapa y empieza una nueva vida. Cuando Montag mata a Beatty con el lanzallamas, Bradbury lo compara a una chamuscada muñeca de cera, una descripción que recuerda una referencia anterior, la de Millie comparada con una muñeca de cera derritiéndose bajo su propio calor. Más adelante, Montag encuentra una fogata alrededor de la cual están Granger y los demás intelectuales. Este fuego es acogedor a diferencia del fuego que Montag siempre ha conocido y le demuestra que puede ser también una fuente de calor y vida en vez de una fuente de muerte y destrucción. Finalmente, Montag presencia el fuego y la destrucción que la bomba atómica lleva a la ciudad. A lo largo de esta parte, muchas cosas queman con “fuego brillante”, incluyendo el idealismo de Montag y su apego a promover la verdad y el conocimiento.
Poco después de haber matado a Beatty, Montag se da cuenta de que éste quería morir: no hizo ningún esfuerzo para evitar las llamas. Aquí, Bradbury sabe que incluso las personas implicadas en la opresión pueden saber que sus acciones están equivocadas pero son demasiado débiles para luchar contra ellas. Por lo tanto, la muerte de Beatty es un acto de verdadera autodestrucción. Su propia inacción lo lleva a este punto de la vida, sabiendo que es infeliz e insatisfecho, y dejando que Montag lo mate.
Mientras Montag huye, al haber sido atacado por el Sabueso Mecánico, su pierna está lesionada como “un quemado madero de pino que arrastraba como una penitencia por algún oscuro pecado” (p.139). Desde la perspectiva de la sociedad, el pecado de Montag son los libros. Pero desde la perspectiva de Montag, ha pecado muchas veces, quemando casas y libros de gente inocente. Montag sufre por toda la verdad que destruyó pero sobrevive porque sus acciones actuales ayudan a mantener una sociedad intelectual.
Mientras huye, Montag escucha la noticia de que la guerra fue declarada. A la vez, Montag empieza su propia guerra. Está comprometido con su causa, mató al enemigo y busca sobrevivir. Tal como la sociedad lucha contra él, él lucha contra ella.
A lo largo del libro, los murmullos de una guerra crecen a la par que la fuerte confusión y desilusión interna de Montag. Parece adecuado que los dos conflictos aparezcan en su mente al mismo tiempo. El clímax dramático del libro aparece en esta parte, cuando la casa de Montag es destruida, su matrimonio se acaba, mata a su jefe, huye para salvar su vida, encuentra refugio, y ve cómo destruyen la ciudad.
En la tercera parte, la antigua vida de Montag queda destruida y renace cuando emerge del río para comenzar una nueva vida. Montag flota por el río en paz y con alivio, el cuerpo del agua lo deja con cuidado en la orilla. El río que representa el renacimiento, le ofrece una nueva oportunidad lejos de la ciudad con nuevos amigos que comparten sus creencias. Camina por la orilla vestido como un intelectual, llevando puesta la ropa de Faber y libre del olor a querosén que nunca lo dejaba. La transformación de Montag es completa cuando toma el elixir que le ofrece Granger. Habiendo alterado la composición química de su cuerpo, ya no es Montag el bombero o el fugitivo, ahora es Montag el intelectual, guardián de la verdad.
Los hombres con los que Montag se encuentra junto a las vías de tren, liderados por Granger, son la antítesis de los que dejó atrás de él en la ciudad. Son hombres letrados que aman y veneran los libros en vez de quemarlos. Para Montag, el campamento ambulante sirve de faro a seguir, representa calor y seguridad en vez de la destrucción a la que está acostumbrado.
Cuando los hombres se sientan a ver cómo matan a Montag, su muerte es simbólica, no sólo representa la falta de honestidad que perpetra la sociedad sino la muerte de Montag el bombero. Completada su metamorfosis, Montag es una nueva persona. Entonces, cuando Granger le dice “bienvenido de entre los muertos”, está realmente dándole la bienvenida al nuevo Montag en su nueva vida, la de pensamiento y entendimiento, opuesta a su anterior vida de felicidad superficial.
Granger se refiere a las lecciones de la Historia de forma indirecta de dos maneras. Habla con mucho cariño de su abuelo del cual aprendió que hay que esforzarse para contribuir en el mundo y dejar algo detrás de sí. Habla también del mítico Fénix y de cómo se quema constantemente para renacer, para volver a cometer el mismo error una y otra vez por falta de memoria. La sociedad se parece al Fénix. Después de que la ciudad quede destruida, los hombres del campamento dejan las vías de tren y emprenden el camino para ir a reconstruirla. Esto da esperanza ya que esos hombres aprendieron las lecciones de la Historia.
El libro concluye con Granger, Montag y sus nuevos amigos caminando hacia la ciudad destruida. La esperanza de construir una nueva sociedad y la esperanza en el futuro del Hombre alumbra los corazones de estos hombres.