"El príncipe feliz" y otros cuentos es una colección de cuentos maravillosos publicada en 1888 por Oscar Wilde. Contiene cinco relatos: “El príncipe feliz”, “El ruiseñor y la rosa”, “El gigante egoísta”, “El amigo fiel” y “El admirable cohete”. Aunque Wilde es conocido por sostener el ideal del “arte por el arte”, en estos relatos elige una forma de alegoría que resulta en una narrativa didáctica, con cierta moraleja. En los cuentos Wilde explora temas como la generosidad, el egoísmo, el sacrificio amoroso y la amistad, y no deja de incorporar alusiones críticas a la realidad social de su época, como, por ejemplo, a las jerarquías que condenan injustamente a gran parte de la población a la marginalidad y la miseria.
Por otro lado, en estos cuentos se percibe la influencia de los relatos de Hans Christian Andersen. Por ejemplo, “El príncipe feliz” rinde un tributo explícito a “La niña de los cerillos”. Los cuentos de Andersen son, de por sí, más violentos, en tanto sus personajes sufren terriblemente en pos de alcanzar para sí cierta virtud. En comparación, podemos observar que los personajes de Wilde, en estas historias, también sufren, pero generalmente no obtienen ningún reconocimiento a cambio: el sacrificio del Ruiseñor resulta en vano, el Cohete explota sin ninguna audiencia, la estatua del Príncipe Feliz es demolida. La belleza narrativa de Wilde se compone, sin dudas, de una profunda melancolía.
En la época de su publicación, los cuentos fueron muy bien recibidos por los lectores y por una porción de la crítica. Yeats dijo haberlos encontrado “encantadores” y Auden manifestó luego que los relatos se leían “con gran placer”. Sin embargo, varios críticos del momento reaccionaron con hostilidad al libro. Uno de ellos dijo que “a los niños no les interesa la sátira, y el espíritu dominante de estos cuentos es la sátira”. Frente a este tipo de argumento, Wilde respondió que tenía “tanto interés en complacer a los niños británicos como en complacer al público británico”, y luego declaró que sus cuentos no estaban “escritos para niños, sino para gente infantil desde los dieciocho hasta los ochenta años”. Excluir a los niños de su potencial audiencia lectora puede haber sido una manera del autor de defenderse de esas críticas, en tanto ninguno de los cinco cuentos del libro termina con el tradicional “final feliz”, supuestamente apropiado para la literatura infantil.
La mayoría de estos relatos fue inspiración de numerosas canciones, ballets, óperas y musicales, entre otros.