Narrador sueña lo contrario a lo que quiere (ironía situacional)
“¡Oh, incompetencia! Nunca mis sueños saben engendrar la apetecida fiera. Aparece el tigre, eso sí, pero disecado o endeble, o con impuras variaciones de forma, o de un tamaño inadmisible, o harto fugaz, o tirando a perro o a pájaro”.
En el texto “Dreamtigers” el narrador manifiesta su deseo de soñar un tigre de manera deliberada, lo cual siempre le es imposible, ya que lo sueña de forma muy diferente a como realmente es. Podríamos suponer que esta ironía situacional coloca en escena el poco poder que tiene el ser humano para dirigir o incluso comprender el mundo onírico.
Gran gusto por la lectura y ceguera progresiva (ironía dramática)
“Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche”.
En el “Poema de los dones” encontramos esta ironía dramática en la que el yo poético se encuentra con que Dios le ha dado dos “dones” que son incompatibles: la lectura y la ceguera -a la que aquí presenta de modo metafórico, pues le llama “noche”-. Este yo poético no sabía que iba a quedarse ciego cuando se dedicó tanto tiempo a la lectura, y no sabía, por tanto, que iba a quedarse sin eso que tanto le gustaba y que conformaba su día a día.
Personaje ignora por qué lo matan realmente (ironía dramática)
“[…] un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas): “¡Pero, che!”. Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena”.
El texto “La trama” coloca en escena el gusto del destino por repetir escenas dramáticas sin que sus protagonistas conozcan esa verdadera causa. En esta personificación que el narrador hace del destino encontramos la ironía dramática que vivencian los personajes, en tanto que son asesinados sin saber realmente la causa de su muerte. Mueren sorprendidos, a manos de quienes conocen, sin haberse podido anticipar a ese momento.
