Lisístrata

Lisístrata Resumen y Análisis Parte V

Resumen

Laconio, embajador espartano, entra a escena junto a otros embajadores. Llegan tapando sus erecciones con unas jaulas. Luego, entra Prítanis preguntando por Lisístrata. Él también tiene una erección. Ambos se ponen inmediatamente de acuerdo en que deben firmar la paz. Para ello, deben encontrar a Lisístrata. Ella entonces entra junto con Cleonice y Mírrina. El corifeo la elogia: “La mujer más valiente de todas. Ahora te toca a ti aparecer inflexible y suave, buena y mala, orgullosa y humilde, llena de mañas, que los principales de los griegos, cautivados por tu hechizo, se han rendido ante ti” (p. 161).

Lisístrata les presenta a todos a Conciliación, que aparece personificada en una chica desnuda. Lisístrata le pide a Conciliación que traiga a los espartanos. Puntualiza en que los traiga con amor y dulzura, no como los hombres suelen tratar a las mujeres. Luego le pide que traiga a los atenienses.

Cuando están todos ya reunidos, Lisístrata da un discurso: “Mujer soy, pero tengo inteligencia (…). Teniéndoos cogidos quiero reñiros a la vez y con razón a vosotros, que con una misma agua sagrada rociáis los altares, como gentes de la misma familia (…). Y, sin embargo, cuando está presente el enemigo con su ejército bárbaro, dais muerte a los griegos y destruís sus ciudades” (pp. 161-162). Prítanis la interrumpe y se queja de que le duele el pene. Lisístrata sigue hablando: les recuerda a los espartanos las veces que fueron a pedirle ayuda a los atenienses tras sufrir un gran terremoto, y luego les recrimina que hayan sido capaces de atacarlos.

Laconio acepta que eso estuvo mal, pero está distraído, mirando y elogiando las nalgas de Conciliación. Lisístrata luego interpela a los atenienses. Les recuerda que los espartanos los ayudaron a terminar con la tiranía de Hipias.

Mientras Prítanis y Laconio siguen halagando las partes privadas de Conciliación, Lisístrata dice: “Y habiendo por medio tantas y buenas acciones, ¿por qué seguís luchando y no acabáis ya con esa hostilidad?” (p. 163).

Después, Prítanis y Laconio, utilizando muchos dobles sentidos que aluden al cuerpo desnudo de Conciliación, se reclaman mutuamente la devolución de diferentes territorios (montañas, plazas, bosques). Lisístrata los convence de que ambos deben ceder en los pedidos del prójimo. Una vez que están de acuerdo, Lisístrata los invita a entrar a la Acrópolis para hacer un festejo todos juntos, y luego cada uno se podrá ir con su mujer a su hogar.

Ambos coros cantan, unidos, una canción sobre la reconciliación. Dentro de la Acrópolis, los hombres de ambos bandos se ponen de acuerdo en que ni los unos ni los otros son malos y, en realidad, son gente divertida. Comen y beben. Finalmente, todos bailan y cantan.

Análisis

En el desenlace, el espectador asiste al triunfo definitivo de Lisístrata y las mujeres que, además, es el triunfo de la paz por sobre la guerra. El método poco ortodoxo de la protagonista, a priori ridículo e inverosímil, ha dado sus frutos.

Lisístrata, además, se erige como la figura más importante y poderosa de Atenas. Laconio y Prítanis, para acordar la paz, necesitan que Lisístrata esté presente. De hecho, como la paz va a ser firmada en pos de recuperar la actividad sexual, es fundamental que ella avale el acuerdo y autorice el regreso de las relaciones sexuales. En esta última escena, el corifeo, que hasta entonces había sido el hombre que demostraba mayor odio por las mujeres y por Lisístrata en particular, elogia a la protagonista tal como si elogiara a un rey digno de admiración por su inteligencia y nobleza. Esta mutación representa, en pequeña escala, la mutación general que han vivido los hombres durante la obra.

Algo muy particular de esta última escena es la aparición de Conciliación. Esta chica, que está desnuda y en ningún momento habla, funciona dentro de la obra como un símbolo, tal como su nombre lo indica, de la conciliación entre ambas partes. De hecho, Aristófanes, a partir de su aparición, siembra cierta inquietud en relación con la verdadera conciencia que tienen los hombres acerca de la importancia de la paz. Mientras Lisístrata da argumentos sólidos en contra de la guerra, Prítanis y Laconio parecen más concentrados en la desnudez de Conciliación que en dichos argumentos. Todo el tiempo le responden a Lisístrata utilizando dobles sentidos que aluden a las partes privadas de Conciliación. Por ejemplo, la protagonista les pregunta por qué no se reconcilian, y Laconio responde: “Nozotroh zi queremoh, zi arquien quiere devorvenoh ehta redonde” (p. 163). La frase significa: “Nosotros sí queremos, si alguien quiere devolvernos esta redondez”. Dicha redondez hace alusión a las nalgas de Conciliación.

Aquí es importante hacer un paréntesis y detenerse por un instante en el modo en que habla Laconio, así como todos los espartanos que aparecen en la obra (el heraldo y Lampito). Cada una de sus frases aparece transcrita con una sucesión sistemática de faltas de ortografía. En la edición que tomamos para trabajar esta guía, la traductora, Elsa García Novo, decidió traducir así el dialecto espartano, que en el texto original de Aristófanes también se diferencia del ateniense. Indudablemente, hay una burla por parte del autor (que era ateniense) a los espartanos y su modo de hablar.

Volviendo a la escena, da la sensación de que Lisístrata necesita poner a Conciliación desnuda frente a los hombres para que estos realmente terminen de acordar la paz, urgidos por el deseo sexual. Por supuesto, queda flotando la siguiente pregunta: ¿entendieron, realmente, los hombres que la guerra es mala para todos, o solamente quieren volver a tener relaciones sexuales? Si bien Aristófanes cierra la obra con un final feliz, no deja de sembrar un matiz un tanto pesimista, que le puede hacer pensar al espectador que todo este plan sirvió en este momento, pero no dejó ninguna verdadera enseñanza en los hombres.

Conciliación funciona, además, como un recurso teatral que literaliza y personifica los objetivos y deseos de los personajes. El hecho de que esté desnuda, además, permite que la escena se llene de dobles sentidos con el fin de generar comicidad.

En su discurso, Lisístrata intenta demostrarles a atenienses y espartanos que, en realidad, son iguales. Su discurso es especular. A través de uno y otro argumento les demuestra a Prítanis y a Laconio que son iguales. Ambos son griegos, ambos se ayudaron mutuamente, ambos decidieron hacer la guerra, ambos sienten el mismo deseo sexual. En definitiva, ambos son hombres.

Si bien la obra, claramente, está en contra de la guerra del Peloponeso, en el discurso de Lisístrata hay un momento en el que la protagonista sugiere que la guerra en sí no es mala, sino que esa guerra, la que se está librando en ese momento, es mala, puesto que es entre griegos. Lisístrata, como obra, es considerada, incluso en el día de hoy, un símbolo antibélico. Sin embargo, es innegable que, en este discurso final, la protagonista incita a Prítanis y a Laconio a que se unan en contra del enemigo que, con su ejército bárbaro, está asediando Grecia. Esos hombres bárbaros, se desprende del discurso de Lisístrata, no son como ellos. Cabe preguntarse, entonces, si la obra es realmente en contra de la guerra en general, o si es en contra de la guerra del Peloponeso en particular, dado que esta es una guerra de griegos contra griegos, una guerra que, desde los términos de hoy, podría considerarse como una guerra civil.

En cierta parte de su discurso, Lisístrata hace alusión a la ayuda que, en otras ocasiones, se brindaron los espartanos y los atenienses mutuamente. Afirma que los atenienses ayudaron a los espartanos cuando estos sufrieron un terremoto. Esta afirmación tiene una raíz histórica, aunque hay una parte que está falseada. Esparta, en el año 464 a.C. (más de 50 años antes del estreno de la obra), sufrió, efectivamente, un gravísimo terremoto. Aprovechando la ocasión, la población de Mesenia se sublevó. Esparta pidió ayuda a Atenas, que envió de inmediato un ejército. Sin embargo, el ejército fue mal acogido por los espartanos y tuvo que regresar. Lisístrata falsea la historia cuando afirma que el ejército ateniense salvó a Esparta, cuando, en realidad, no tuvo posibilidad de brindar ayuda alguna.

Por otro lado, Lisístrata alude a la ayuda que le brindó Esparta a Atenas para librarse de la tiranía de Hipias. Esto sí es totalmente cierto: los espartanos, en el año 510 a.C., ayudaron a los atenienses a derrocar a Hipias.

En esta escena también aparece una importante alusión a otra obra de Eurípides. Ya habíamos visto, en una escena anterior, una frase textual de Télefo. En este caso, la frase que pronuncia Lisístrata al comenzar su discurso, “Mujer soy, pero tengo inteligencia”, pertenece a la obra Melanipa, la sabia. Si bien esta obra está perdida en gran parte, se deduce que es una tragedia, ya que Eurípides escribía dentro de este género. Esta cita, en boca de Lisístrata, en medio de una comedia, adquiere, precisamente, un tono cómico, y otra vez evidencia cuán familiarizado estaba el público de la época con las obras teatrales que estaban o habían estado en circulación.

Para finalizar, es interesante destacar la aparición constante de canciones en boca de los coros. De hecho, la obra finaliza con canciones. Este recurso se denomina “párodos” y es parte de la estructura regular de la comedia clásica de la Antigüedad. De hecho, dos mil años después sigue siendo utilizado por comediantes como Molière y, en la actualidad, su utilización también es frecuente, tanto en comedias teatrales como en películas. En el siglo XIX ha nacido, específicamente, el género denominado “comedia musical”.

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