La familia Alba vive en un pueblo pequeño de Andalucía. Toda la obra sucede en el interior de la casa de Bernarda, donde ella vive con sus cinco hijas, su madre, su criada La Poncia y otra criada. El primer acto comienza con dos criadas limpiando la casa, mientras que en una iglesia cercana se lleva a cabo el funeral del esposo de Bernarda. Ellas se quejan por las exigencias tiránicas de Bernarda sobre la limpieza y hablan del odio que sienten por ella.
Cuando termina el funeral entra a la casa Bernarda, acompañada de doscientas mujeres. Las mujeres hacen murmuraciones. Los hombres permanecen en el patio, fuera del espacio visible. Cuando las mujeres se retiran, Bernarda se queja de sus actitudes y cree que hablarán mal de ella. Luego les dice a sus hijas que mantendrán ocho años de duelo por la muerte de quien es el padre de todas ellas excepto de la mayor, Angustias.
Magdalena se muestra desconforme con la tarea de bordar el ajuar que les asigna su madre. Adela, la hija menor, sale a jugar con las gallinas con un vestido verde que no respeta el color del luto. Más tarde se acuerda la repartición de la herencia y Angustias resulta la más favorecida. Luego, entre las hermanas comentan que Pepe el Romano va a casarse con Angustias por el dinero que ha heredado. Más tarde, Bernarda se enoja y golpea a Angustias cuando ve que se ha maquillado el día del duelo. Finalmente, se escapa María Josefa, madre de Bernarda, a quien su hija mantiene encerrada por su locura. La anciana dice que quiere ir a casarse a orillas del mar.
El Acto II comienza con todas las hijas cosiendo el ajuar, a excepción de Adela. Es de tarde y ha transcurrido un tiempo desde el día del funeral. La Poncia dice que ve a Adela intranquila y asustada. Las hermanas comentan la hora en que se fue Pepe el Romano la noche anterior tras hablar con Angustias, y hay un desacuerdo. Ella afirma que se marchó a la una y media y otras aseguran que lo oyeron partir a las cuatro. Luego, La Poncia les habla de lo poco que pueden esperar de la vida matrimonial. Más adelante, Martirio le insinúa a Adela que sabe que tiene encuentros con Pepe. Adela se queja de su hostigamiento. La Poncia luego habla con Adela para advertirle que abandone sus encuentros con el hombre. Ella le responde que está dispuesta a hacer cualquier cosa por estar con él, y que no le teme ni a ella ni a su madre. Luego, las hermanas discuten por la desaparición del retrato de Pepe que conserva Angustias. Finalmente, se descubre que lo había escondido Martirio. La Poncia le insinúa a Bernarda que sus hijas están en edad de casarse, y que el aislamiento es la causa de sus malos comportamientos. Luego crece la confusión por el horario en que se va Pepe y Bernarda dice que aumentará su vigilancia. El acto se cierra con el escándolo que se produce fuera de escena por la persecución de la hija de La Librada. Ella ha tenido un hijo ilegítimo y lo ha matado, por lo que el pueblo quiere castigarla brutalmente. Mientras Bernarda y Martirio exigen que la maten, Adela grita en su favor, sosteniéndose el vientre.
En el Acto III es de noche, y ya se han comprometido Angustias y Pepe. Todas las mujeres están en el patio interior de la casa con una vecina amiga de Bernarda, Prudencia. Ella comenta que su marido se distanció de su hija por la desobediencia de esta y Bernarda celebra la actitud. Luego se escuchan golpes del caballo semental que está encerrado, y Bernarda ordena que lo suelten. La Poncia y Bernarda discuten luego porque la primera le insinúa que algo grave está pasando en la casa. Más tarde, entre las criadas comentan la incapacidad de Bernarda de darse cuenta de lo que ocurre con sus hijas. María Josefa vuelve a escaparse del encierro y le canta una canción a una oveja que tiene en sus brazos, diciendo que es su niño. Adela sale en enaguas por la puerta del corral. Martirio la llama y tienen una discusión. Adela admite su relación con Pepe. Martirio está celosa y confiesa que está dispuesta a hacer cualquier cosa para impedir esa relación. Ellas pelean y entra la madre furiosa. Adela le quita su bastón y se lo rompe, declarando que ya no tiene más autoridad. Luego, frente a todas las otras mujeres, declara abiertamente su relación con Pepe. Bernarda sale en dirección al corral con una escopeta, y se escucha el ruido de un disparo. Martirio sale tras ella y vuelve diciendo que Pepe ha muerto. Entonces Adela se encierra en una habitación y se ahorca, sin saber que su hermana ha mentido cruelmente. Cuando encuentran el cuerpo de Adela, la madre pide que la vistan como a una virgen, sin importar que sea mentira, y vuelve a establecer un nuevo tiempo de luto.