Resumen:
A principios del mes de mayo Isabel anuncia que aspira a convertirse en la “Reina de Mayo” en su escuela. Esperanza, sabiendo que Isabel es una de las alumnas más aplicadas de su clase, tiene total confianza en ella. Sin embargo, cuando Isabel no puede oírla, Josefina explica que las únicas que ganan el mencionado título son niñas estadounidenses, rubias y de ojos claros. Aunque su desempeño académico sea perfecto, Isabel nunca será elegida, por su ascendencia latina.
Pasa una semana e Isabel sigue empeñada en ser la próxima Reina de Mayo. Anuncia con alegría que se está construyendo un nuevo campo para los trabajadores de Oklahoma, que contará con una alberca. Pero los trabajadores mexicanos podrán nadar allí sólo una vez por semana. Hortensia comunica que podrán usar la piscina el viernes por la tarde, justo antes de la limpieza general de los sábados por la mañana. Esta regla refuerza el estereotipo de que los mexicanos son los inmigrantes más sucios.
Miguel vuelve a casa completamente cubierto de lodo, y explica que su trabajo como mecánico fue tomado por un trabajador de Oklahoma, sin experiencia pero dispuesto a cobrar un salario mucho más bajo que él. Esperanza se indigna al escuchar que Miguel aceptó un nuevo trabajo cavando zanjas en lugar de reparar motores. Miguel intenta razonar con Esperanza pero ella abandona la cabaña abruptamente.
Llena de ira, Esperanza le pregunta a Miguel si realmente cree que su vida es mejor en los Estados Unidos. Miguel defiende la decisión de su familia, argumentando que en California al menos pueden aspirar a ser algo más de lo que eran en México. Esperanza, gritando, le responde que en los Estados Unidos sigue siendo un ciudadano de segunda, igual que en su país natal. Miguel insta a Esperanza a dejar de pensar en sí misma como la “reina” que era en México.
Al día siguiente, Miguel ya no está en casa. Hortensia dice que el joven fue en busca de trabajo dentro del rubro ferroviario al norte de California. Luego de la discusión del día anterior, Esperanza se siente responsable por su partida. Ella busca refugio en su trabajo con tal de no pensar en Miguel por un rato.
Al volver de la escuela, Isabel le cuenta a Esperanza que no ganó el título de Reina de Mayo. Este suceso aplasta sus ilusiones, lo que la lleva a pensar que la vida no es justa. Esperanza, con tal de consolarla, le regala a Isabel su preciada muñeca: las Reinas de Mayo mantienen su título solo por un mes, pero esta muñeca la acompañará por mucho más tiempo.
Esperanza recibe la buena noticia de que Mamá se encuentra mejor de salud y podrá regresar a su casa hacia el final de la semana. Todos ayudan a preparar la casa para el retorno de Mamá. Esperanza está totalmente exaltada por la sola idea de volver a vivir con su madre luego de cinco meses en el hospital. La emociona especialmente mostrarle a Mamá el dinero que estuvo ahorrando durante estos meses de trabajo duro. Pero para su ingrata sorpresa, Esperanza descubre que todo el dinero que ella estaba guardando en una maleta ha desaparecido.
Análisis:
Desde su traslado a California, Esperanza vive y trabaja únicamente con mexicanos. Su contacto con el racismo estadounidense se reduce a la redada realizada por los oficiales de migraciones, además del hecho de tener que comprar en la tienda del señor Yakota. Esperanza se enfurece al confirmar que Isabel no ganó el título de Reina de Mayo: sabe que ella nunca tuvo una verdadera oportunidad, y admitirlo solo le causa indignación. Su enojo se incrementa al enterarse de que los trabajadores mexicanos podrán usar la nueva piscina solo el día anterior a la limpieza, ya que todo el mundo asume que ellos son más sucios que otros inmigrantes.
En un intento de consolar a Isabel, Esperanza le regala la muñeca que Papá le dejó para su último cumpleaños. Le explica que la muñeca perdurará por mucho más tiempo que un simple título. Este intercambio entre Esperanza e Isabel demuestra lo mucho que Esperanza creció desde su llegada a los Estados Unidos. Siente compasión por su amiga, y está dispuesta a entregarle su posesión más preciada, sabiendo que Isabel la valorará enormemente. Esperanza está cada vez más capacitada para dejar su pasado atrás y construir su nueva realidad.
Durante la mayor parte de la novela, Isabel se comporta como la mayor de las niñas, a pesar de ser un poco más joven que Esperanza. Ella ayudó a Esperanza, enseñándole a realizar todo tipo de tareas domésticas y familiares. Ahora le toca a Esperanza ser la hermana mayor. Cede su pertenencia más importante con tal de hacer sonreír a Isabel, cuando menos de un año atrás no dejaba que nadie siquiera tocase su muñeca.
Esperanza también debe enfrentar la desigualdad social desde un nuevo punto de vista. Durante la discusión que Esperanza mantiene con Miguel queda claro que las diferencias que los separaban en México no se han borrado totalmente. A pesar de su notable maduración, Esperanza está profundamente frustrada por su situación actual, y ya no puede tolerar las injusticias que se desenvuelven frente a sus propios ojos. En su discurso, Esperanza le habla a Miguel acerca de cómo debería plantarse por sus derechos, pero la manera agresiva que tiene de expresar su frustración hace que sus palabras parezcan un ataque más que una defensa.