Cipriano Salcedo
El protagonista de la novela, desde su nacimiento hasta su trágica muerte en la hoguera. Inicialmente, se presenta como un individuo temeroso, ingenuo y fácilmente manipulable en su infancia. A medida que envejece, su personalidad se vuelve más fuerte, leal a sus amigos y experimenta una creciente inquietud religiosa. En la adultez, muestra astucia, frialdad y pasión, buscando satisfacción espiritual en el protestantismo. Es un personaje transparente en sus emociones, persistente en sus acciones y noble en sus intenciones, evitando engañar a otros.
Bernardo Salcedo
Padre de Cipriano, encarnando características negativas como egoísmo y capricho. Es probablemente el personaje más ruin de la historia, exhibiendo un sentido peculiar de la familia. Su papel se define principalmente por aspectos negativos, careciendo de rasgos positivos.
Catalina de Bustamante
Madre de Cipriano, cuya presencia se limita a los primeros capítulos debido a su muerte durante el parto. Su fallecimiento desencadena conflictos entre padre e hijo, así como la relación de amor entre Minervina y Cipriano.
Ignacio Salcedo
Tío de Cipriano, presente a lo largo del relato. Es un personaje sólido y maduro, con una perspectiva sabia sobre la vida y un fuerte sentido de la familia. Establece un lazo de amor con Cipriano desde su infancia, cuidando de él y preparándolo para dirigir la empresa familiar en el futuro. Es dedicado a su familia, al trabajo, y aunque aconseja, no se entromete en los asuntos de los demás.
Doña Gabriela
Aparece brevemente en la historia, representando a una mujer refinada con nociones de nobleza y distinción social. Su elegancia y buen porte la destacan como un personaje de alto estatus social.
Minervina
Nodriza, amante en la adolescencia y figura materna para Cipriano. Obligada a madurar rápidamente, destaca por su dulzura y carácter fuerte. Su amor y dedicación a Cipriano la convierten en una figura central en su vida, siendo posiblemente la persona que más quiso, criándolo desde su nacimiento.
Teodomira
Esposa de Cipriano durante un tiempo. Su deseo de tener un hijo la lleva a la obsesión y, eventualmente, a un trágico destino en un psiquiátrico. Su vida ordinaria de pueblo se ve afectada negativamente al mudarse a la ciudad, donde muestra una mentalidad simple y una incapacidad para comprender a Cipriano.
Ana Enríquez
Miembro de la secta que impacta la vida amorosa de Cipriano. Joven y vulnerable, entra en la secta siguiendo a los demás. Su amor hacia Cipriano le brinda consuelo durante su tiempo en prisión y la lleva a proponer la fuga del país para evitar su captura. Aparentemente frágil, demuestra serenidad en momentos difíciles.
Componentes de la secta
Caracterizados por su capacidad para traicionar a sus compañeros por miedo. Se muestran cobardes frente a la presión del Santo Oficio y revelan su hipocresía al presentar una cara amigable antes de traicionar a sus compañeros. Incluyen a la familia Cazalla, Don Carlos de Seso, Fray Domingo de Rojas, Herrezuelo, Juan Sánchez, Cristóbal de Padilla, Isabel de Castilla, Juan García, Francisco de Zúñiga y Ana Enríquez, entre otros.